Ya decía yo que Santiago Creel, Secretario de Gobernación, no podía estar "limpio" de toda culpa en el tema del manejo ilegal de recursos. Era muy difícil que alguien tan cercano a Marta Sahagún no aprendiera tales mañas.

Resulta ahora que Lino Korrodi reconoció haber transferido cinco millones de pesos a la campaña de Creel, en el 2000, cuando este último contendió por el Gobierno del Distrito Federal, y la que ganó Andrés Manuel López Obrador.

Como práctica común, en los últimos años de los diferentes partidos políticos, tanto Creel como la coalición con el Partido Verde Ecologista que lo postuló, no dieron aviso al Instituto Federal Electoral del Distrito Federal del pago de los cinco millones de pesos (pago de spots en televisión) a una empresa llamada Visión Films, por parte del Fideicomiso para el Desarrollo y la Democracia, encabezado por, nada más y nada menos, Lino Korrodi y Carlos Rojas M. (¿recuerda el toallagate?), quienes a su vez eran los principales operadores de Amigos de Fox.

Santiago Creel, con lo anterior, cometió un delito al rebasar el tope de gastos de campaña y, por lo tanto, lo convierte en un delincuente (no me extraña en lo absoluto). Me pregunto:

¿Cómo, un tipo que ha cometido un delito, no está en la cárcel? ¿Una persona que presume de ser el hombre "recto" de la administración foxista sea Secretario de Estado? Y peor aún (y de manera irónica), ¿sea Secretario de Gobernación y además sea uno de los principales contendientes a la Presidencia de la República en el 2006?

No cabe la menor duda de que la impunidad es uno de los "motores" que manejan la política en nuestro país y que las palabras honestidad y probidad no existen en su vocabulario.

Durante un buen número de meses, tanto Carlos Rojas como Lino Korrodi, omitieron cualquier tipo de declaración formal ante la autoridad competente. No fue sino hasta que Carmen Aristegui (considerada en lo personal una de las mejores periodistas) centró la atención en el asunto y confirmó la dimensión del mismo.

Korrodi admitió en conferencia telefónica con Aristegui y Eduardo Huchim, presidente de la Comisión de Fiscalización del Instituto Electoral del Distrito Federal, haber entregado los cinco millones de pesos a la campaña de Creel Miranda.

Dijo: "Ahí están los cheques. No puedo negar algo tan obvio. Sería una grosería de mi parte. Los cheques con número a nombre de Visión Films; incluso las copias de las facturas que por ahí salieron. No lo podemos negar, están las pruebas palpables".

Cómo olvidar a un indignado Santiago Creel, quien incluso se molestó con el IEDF al decir que este último no había acreditado en ningún momento que el límite de los gastos de campaña había sido rebasado. Hoy por hoy, no sólo debemos de esperar una resolución, sino al igual debemos de exigir que los hipócritas sean castigados.

Este reciente escándalo seguramente endurecerá un poco el gesto de Creel, pero sin lugar a duda esbozará sonrisas en los principales rivales del Secretario de Gobernación, empezando por Felipe Calderón y Carlos Medina.

Ésta será una prueba (la cual en lo personal pienso que reprobará) para el tan desgastado discurso del Jefe de Estado, sustentado en intentar hacer prevalecer el Estado de derecho. Ahora deberá sujetarse a las sanciones que resulten de una posible investigación.

Seguro que con el anterior bullicio, aunado con el de López Obrador, habrá priístas de mente pequeña y memoria muy corta -léase Roberto Madrazo-, que estén felices al creer ver un camino mucho menos sinuoso hacia el 2006, pero los mexicanos no olvidamos el "pequeño" pendiente que tienen con nosotros tanto priístas como panistas: los costos del FOBAPROA, que representan nada más y nada menos que el 18% del PIB nacional.

La arena política cada vez está más infestada de actos deleznables; estos cinco millones de pesos son diez veces más de lo que recibió René Bejarano y, junto a los gastos de campaña de Fox, es una cifra nada insignificante, sin pasar por alto el desvío de recursos de PEMEX a la campaña de Francisco Labastida y la reciente batahola de la fundación de Martita. No cabe duda, de tal palo, tal astilla.

Réplica y comentarios al autor: luis_armando_esquivel@yahoo.com