Con cuánta frecuencia se escuchan y se leen, hoy en día, comentarios que desacreditan al actual gobierno federal. Esto es algo a lo que aún no me acostumbro, debido a que hasta hace muy poco tiempo, si la gente participaba, generalmente lo hacía para alabar a la administración en turno. Pero, en general, imperaba el silencio, en algunos casos por temor, en otros por apatía. O quizá porque había algún interés o conveniencia en ello. Hoy, por el contrario, es muy común leer puntos de vista que son auténticas agresiones, ofensas y burlas, que en su mayoría no tienen fundamento ni son producto de un análisis sereno y mucho menos sincero. Tal parece que es una consigna política, y definitivamente no estoy de acuerdo. Callaron y tuvieron paciencia o indiferencia durante décadas, y en la actualidad esperan resultados inmediatos, sin tomar en cuenta los efectos a largo plazo de la "herencia maldita", que para revertirlos va a requerirse mucho más de un sexenio, máxime que no se cuenta con la voluntad, fundamentalmente por parte de la oposición, de anteponer el interés nacional a los intereses de los partidos.
Con sentido común (que muchas veces hacemos a un lado), no con cifras engañosas ni información deformada, me pregunto si esos críticos en sus aseveraciones tienen presente por lo menos alguno de los siguientes puntos:
- Ningún gobierno revolucionario tuvo desde sus inicios una integración tan adversa del Poder Legislativo. Es ahora cuando el ciudadano común y corriente se da cuenta de las facultades que tiene ese poder, incluso por encima del Ejecutivo. ¿En qué situación estaría México si los representantes del pueblo hubieran hablado y decidido oportunamente? Lo acepten o no, los legisladores de antaño aprobaban casi la totalidad de las iniciativas del presidente en turno, sin modificación alguna. Hoy, por el contrario, observamos que todavía no se entrega la propuesta presidencial a los diputados, y ya la están rechazando. Además de la iniciativa del Ejecutivo Federal, hoy los legisladores reciben propuestas de ellos mismos, de los gobernadores, de cada uno de los partidos políticos, de las agrupaciones patronales, de los sindicatos, de la UNAM, de los colegios de contadores y abogados, de las ONG's, de especialistas, de agrupaciones de contribuyentes, etc. Algunos dirán: "qué bueno, hay democracia y participación". Sí, pero esto también representa un estancamiento, debido a la controversia y divisionismo que se generan dentro del Palacio Legislativo, ya que la mayoría de los legisladores rechazan o aprueban leyes, sin considerar lo que realmente necesita el país. Si se valorara la enorme ventaja que tuvieron los gobiernos revolucionarios, que el actual no tiene, lo que representa también un gran handicap en contra, los juicios serían más sensatos. Simplemente no debería medirse con la misma vara, cuando hay mucha diferencia de por medio.
- Anteriormente, por la misma razón ya comentada, se concedía una serie de privilegios a la burocracia y a los sindicatos corporativos (léase prestaciones y pensiones), sin visión de futuro, lo cual tarde o temprano tenía que reventar. Pero la fuerza que dieron a los sindicatos -por cierto, la mayoría revolucionarios-, representa una barrera casi insalvable. Lo anterior está más que ejemplificado con lo que sucede con los trabajadores jubilados del sindicato del IMSS, los cuales no quieren ceder ante un error que se cometió hace décadas y que ofende al sentido común. Por otra parte, es realmente increíble que un líder sindical de una organización que pertenece a la iniciativa privada esté apoyando a los trabajadores del Instituto. Cuando en 1997, en una situación similar, pero en este caso en perjuicio de los trabajadores de la iniciativa privada, ese mismo líder no argumentó absolutamente nada. Es esto precisamente algo de lo que llamo la "herencia maldita", que impedirá el avance del país. Ya lo vimos también en Atenco y lo seguiremos viendo. La fusión de los sindicatos, sobre todo corporativos, va a causar muchos dolores de cabeza.
Estoy seguro de que los multicitados críticos del gobierno actual no se explican cómo es que el partido que creó las prebendas para los trabajadores del IMSS y, en general, para los burócratas, sea el que más apoya la derogación de esos privilegios. ¿Por qué tienen esa reacción después de décadas de abusos? Sería interesante conocer su punto de vista.
Hoy que está de moda el tráfico de influencias, me pregunto sobre los diputados revolucionarios de antaño y actuales, que además fueron y son líderes sindicales (que no han sido unos cuantos). ¿No llevaron agua a sus propios molinos y a los de su partido? Todo es según el color del cristal con el que se mira. Aquellos que tienen oportunidad de entrar al Palacio Legislativo o que por alguna razón están muy cerca de la actividad de un legislador, saben bien cómo mueven sus influencias para su propio beneficio. He tenido la oportunidad de constatar cómo utilizan al personal de la Cámara para realizar trabajos personales y de su actividad profesional particular.
- Algo en lo que están de acuerdo especialistas y hasta muchos legisladores de diferentes partidos, es en la necesidad de realizar las reformas estructurales que requiere el país. Sin embargo, pasan y pasan los meses y no se aprueban. Esto nos genera estancamiento, nos resta competitividad ante otras naciones y, desde luego, nos empobrece más. Además de la gran dificultad que representan los eternos sindicatos corporativos, que no quieren perder ninguna de sus canonjías, por absurdas que sean, está la posición política de no dar ninguna oportunidad al gobierno para obtener mejores resultados, lo cual representaría para ellos una pérdida de votos. Es de tal magnitud la vehemencia de volver a tener el poder y la resistencia al cambio, a costa de lo que sea, que en un evento político del 2000 se escuchó decir a una autoridad revolucionaria: "no los vamos a dejar gobernar". ¿Quién es tan inocente para pensar que no están poniendo piedras de todos los tamaños en todos los ámbitos? Sería tanto como afirmar que en la historia política de México sólo ha habido un Pemexgate.
- Al Gobierno Federal se le exigen cambios, pero ¿la ciudadanía y los representantes del pueblo se han prestado para esos cambios?
Se dice que la corrupción en México alcanza cifras cercanas a los 25 mil millones de pesos anuales. Pero este monto es mínimo, si le adicionamos los ingresos del narcotráfico, del contrabando, de la piratería, de la defraudación, de la economía informal, de los secuestradores mocha dedos y mocha orejas, de los sicarios, polleros, traficantes de órganos, tratantes de blancas, asaltantes de bancos, carreteras o en la vía pública, roba autos, roba chicos, carteristas, revendedores y todo el resto de la delincuencia, que son actividades practicadas por cientos de miles de malos mexicanos y algunos extranjeros, dentro del país. De igual manera, hay otros ingresos como las propinas, que en muchos trabajadores representan entradas muy superiores a su sueldo, diezmos, pensiones de no pocos jubilados extranjeros posesionados en las mejores playas de nuestros litorales, etc.
Todos los ingresos citados al último tienen un denominador común, que el resto de la sociedad ha consentido y subsidiado: No pagan IVA. Esto, en mi opinión, es la piedra angular de la reforma hacendaria. En poco tiempo ésta permitiría hacer realidad una reducción en los impuestos, amén de una serie de beneficios, como puede ser, de entrada, el mejor combate a la propia delincuencia. Nunca antes sería mejor aplicada la frase: "Si no puedes evitar los vientos, por lo menos haz molinos con ellos".
En China y en Chile, que son economías ejemplares en el ámbito mundial y de Latinoamérica, existe el IVA en alimentos y medicinas, incluso a una tasa superior a la propuesta en México.
Se sabe que la no aprobación del IVA en alimentos y medicinas es de origen político (votos), y el argumento que enarbolan los legisladores es que no quieren afectar a los más pobres. A continuación muestro algunos fundamentos por los que en varias ocasiones he afirmado que los legisladores practican una filosofía bíblica: "A los que tienen se les dará y a los que no tienen, aún lo que tienen se les quitará":
- Los diputados no aprobaron la propuesta del Ejecutivo de exentar de ISR a los sueldos de hasta cinco salarios mínimos, con el fin de no seguir subsidiando los privilegios de trabajadores de grandes corporaciones y de aquellos arropados por sindicatos corporativistas, ya que esa concesión revolucionaria permite que un trabajador privilegiado que gana 100 pesos pague el mismo y en ocasiones menos impuesto que el que percibe 50. Pero en cambio sí aprobaron que a los trabajadores de los más altos ingresos imaginables (posiblemente incluidos los propios diputados), se les redujera el mismo impuesto de una tasa del 35% a una tasa del 34%, 33% y 32% en los años 2003, 2004 y 2005 respectivamente, manteniendo para ellos el mismo crédito al salario. Esto último contrasta con lo que aprobaron en perjuicio de los trabajadores de ingresos bajos, incluyendo el salario mínimo: Cada año estos trabajadores pagan más ISR o reciben menos crédito al salario, debido a que la tarifa y las tablas impositivas se actualizarán hasta que la inflación rebase los 10 puntos porcentuales, lo cual ocurrirá en el presente año, pero está establecido que el ajuste se haga hasta enero del 2005. De esto ni siquiera los especialistas hablan, mucho menos los críticos.
¿Con esto no se afecta a los pobres?
- El trabajador que se jubila y que cuenta con un plan adicional al establecido por la Ley del IMSS (trabajador privilegiado de grandes corporaciones), con la única condición de que esa pensión sea mayor en un 30% a un salario mínimo, "tendrá derecho a que la Administradora de Fondos para el Retiro que opere su cuenta individual, le entregue los recursos que lo integran"; es decir, absolutamente todo. En cambio, el trabajador que sólo tiene la pensión del IMSS, a este pobre, desde julio de 1997 y quizá hasta dentro de 15 años en adelante, únicamente recibirá de su Afore el 2% del seguro de retiro, más los intereses generados por dicho fondo. Y esto último se consiguió gracias al decreto presidencial del 24 de diciembre del 2002. El que sabe de mi trayectoria, conoce el porqué de mi orgullo y satisfacción de este logro.
¿Con esto no se afecta a los pobres?
- Quién podrá pensar que un diputado que protege a los pobres pueda aprobar o aceptar que exista una disposición que prácticamente prohibe volver a trabajar a un jubilado que recibe una pensión garantizada (un salario mínimo), con el riesgo de que si lo hace se le suspende el pago de dicha pensión, lo cual no se aplica en los jubilados que perciben una pensión mayor al salario mínimo.
Aquél que hace un juicio sin el debido conocimiento y análisis, basándose exclusivamente en lo que oye decir, comete un grave error, porque eso nos divide y hoy como nunca debemos estar unidos: Sé amante de la verdad hasta el martirio, pero no seas apóstol hasta la intolerancia.
Réplica y comentarios al autor: delgadoangel3901@aol.com
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