Es evidente que hace falta dirección en nuestro país. Pareciera que estamos a bordo de un barco donde la tripulación, ante los constantes titubeos del capitán, no se pone de acuerdo sobre el rumbo a seguir. Los distintos miembros de la tripulación se afanan por imponer su criterio de ruta, y así el rumbo pareciera a la deriva o, de plano, fuera de control.

El superior sustento de cualquier gobierno es la confianza del pueblo que lo eligió. Lamentablemente, en la sociedad mexicana esta confianza día a día se está erosionando por la sistemática descoordinación informativa que hay entre los miembros del gabinete, incluyendo al jefe del mismo. Si no hay congruencia en el decir, menos habrá en el hacer, con las consecuencias potenciales que esto último implica.

Mientras que el Secretario de Hacienda, Gil Díaz, en su comparecencia ante el Senado declaraba, entre otras cosas, que en este año se han creado 406,300 empleos, "el mayor aumento en número de trabajadores para un período similar en los últimos cuatro años", el mismísimo presidente Fox, unos días antes, afirmaba que "hasta la primera quincena de este mes se habían creado este año 320 mil empleos registrados y que se esperaba que en diciembre se llegara a los 400 mil empleos".

Lo más delicado del asunto es que mientras el Presidente Fox y el secretario Díaz no se ponen de acuerdo sobre la cantidad exacta de la cifra "récord" de los últimos cuatro años en materia de creación de empleos durante el 2004, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) informaba que el TDA (tasa de desempleo abierto) pasaba del 3.75 por ciento en julio al 4.35 por ciento en agosto, el más grave nivel de desocupación desde 1997.

Cifras distintas para referir un mismo caso. ¿A quién creer? Seguramente usted podría señalar que es sólo cuestión de números. Lo grave de la disparidad es que detrás de cada número hay seres humanos que esperan ser algo más que cifras manipuladas o, en el mejor de los casos, erráticas, incluso direccionadas para hacer notar que esos índices de desempleo son mayoritariamente en el Distrito Federal.

Y es que los porcentajes citados nos hablan de que en este mismo momento, dos millones de mexicanos en números absolutos -la mayor parte con esposa e hijos- no tienen trabajo, y más de ocho millones se encuentran subempleados o trabajando más de 38 horas a la semana, ganando poco menos que el salario mínimo y sin ninguna posibilidad de proporcionar a su familia los más elementales servicios médicos que se requieren.

El gabinete del presidente Fox pareciera el de la mano extendida; cada dedo apunta hacia una distinta dirección, y en materia de gobierno, esta actitud puede conducir a políticas no solamente equivocadas sino perjudiciales para nuestro país. Si se tratara de una fábrica, las malas decisiones responderían ante el dueño o ante un consejo de administración, pero se trata de una nación, nuestra Nación.

El Congreso debe asumir la responsabilidad de establecer un mecanismo institucional de evaluación y seguimiento que alerte al propio Congreso y a la ciudadanía en general sobre los daños y prejuicios que provocan a nuestro país las decisiones de quienes nos gobiernan. Instituir la rendición de cuentas y hasta la revocación del mandato, pondría, sin duda, orden en el caos.

Réplica y comentarios al autor: salvadorordaz@hotmail.com