La sociedad mexicana, de alguna forma, está subsidiando a todos los delincuentes y criminales del país, ya sean mexicanos o extranjeros. Sus ingresos son de fábula, producto de actividades ilícitas, como el narcotráfico, contrabando, piratería, secuestro, asesinatos, asaltos de bancos, de carreteras, de negocios, de casas habitación y en la vía pública, polleros, promotores de la prostitución -incluso infantil-, robachicos, vendedores de órganos, casinos y centros clandestinos en donde se realizan juegos de azar, peleas de perros y de gallos, venta de animales en extinción, clonadores de tarjetas de crédito, corruptos, falsificadores de todo género, defraudadores, etc., etc., etc. Además, no pagan ISR, y tampoco pagan IVA. ¿Tienen idea de cuántos cientos de miles de malos mexicanos y extranjeros se dedican o se benefician de esas actividades que, además del daño material, hacen un daño moral en ocasiones irreparable, lo cual lo saben perfectamente las familias que lo han vivido? ¿Se han puesto a pensar qué parte de lo que indirectamente se recaudaría, podría utilizarse para combatirlos con mayores elementos, evitando con ello pérdidas dolorosas a ti, a los tuyos, a todos?

Existen otras actividades e ingresos que se consideran lícitos, pero que no contribuyen o contribuyen muy poco, haciendo con ello más pesada la carga impositiva al resto de la ciudadanía: vendedores ambulantes de mercados sobre ruedas, así como la economía informal en general. Algunos de estos negocios son muy redituables, debido a que no pagan impuestos, renta, luz, agua, ni prestaciones mínimas a sus trabajadores. Algunas veces ocupan espacios de menos de 70 metros cuadrados, y llegan a tener cerca de 10 trabajadores. Sólo se necesita observar un tianguis. ¡Cuántos camiones y camionetas permanecen estacionados durante todo el día! Estos tampoco pagan IVA, pero si lo llegaran a hacer, se lo cargarían al consumidor final en el precio de las mercancías, quien termina cubriendo dicho gravamen, sin que se reporte debidamente. Muchos de los individuos que viven en la economía informal, no están ahí sólo porque no haya empleos formales, sino porque ya se percataron que en menos tiempo, con menos inversión, riesgos y responsabilidad, obtienen mejores ingresos y viven muy cómodos, a costa de los demás, porque son, además, subsidiados.

¿Cuántas veces al día o a la semana se realiza una operación en donde el que vende mercancía o presta un servicio, dice la clásica frase: "Si quiere factura, le cuesta el 15% del IVA"? Está especificado que en el precio ya debe estar incluido el IVA. La mayoría de las veces uno habrá no aceptado esta proposición por no desembolsar ese 15% adicional. ¿Se han puesto a pensar que lo que se paga así va directo a la bolsa del vendedor, sin que éste pague impuestos? Pero esto no para ahí. Si por alguna razón usted decide pagar con tarjeta de crédito, le cobrarán adicionalmente la comisión bancaria, cantidad que también va a parar a la misma talega sin pagar impuestos, siendo que el banco con el que hace la operación el comerciante, le carga la respectiva comisión, considerándola un gasto que él no pagó. Incluso se da el lujo de acreditar el IVA de esa comisión. ¿Cuántos REPECOS (Régimen de Pequeños Contribuyentes) habrá, que no son tan pequeños y viven bajo esta facilidad, generando una competencia desleal?

En China y Chile, países que con frecuencia se nos mencionan por todos los medios masivos como ejemplares en materia económica, se paga IVA en alimentos y medicinas, pero a una tasa mayor que el 10% que se pretendía establecer en nuestro país. ¿Tendrán esos países los niveles de economía informal que existe en México? Claro que no. Todos, finalmente (incluyendo delincuentes y criminales), terminan pagando el impuesto. No obstante, alguien que viajó a China, me comentó que en su Gran Muralla pululan los vendedores ambulantes.

Usted, que en las escuelas de sus hijos está cubriendo colegiaturas, inscripciones, membresías, materiales, uniformes ordinarios, deportivos y de gala, cuotas extraordinarias, etc., ¿se ha percatado que estas instituciones prácticamente se han convertido en comercios con fines meramente lucrativos? Algo similar ocurre con los servicios médicos. El IVA que se aplica sobre la renta del consultorio, equipo, energía eléctrica, materiales, teléfono, combustible y mantenimiento de vehículos, lo consideran un costo, y lo terminan pagando los pacientes. Si hubiera honestidad, ese IVA que nos cargan, si lo acreditaran, bajarían los precios de sus servicios. La evasión y la defraudación fiscal son espantosas.

El IVA es un impuesto proporcional y equitativo que, en la medida que se consuma, en esa misma medida se pagará; es decir, es un impuesto justo, que permitiría que a mediano plazo todos los impuestos disminuyeran, porque todos participaríamos, y no sólo una cuarta o quinta parte de la población, que en su mayoría son trabajadores cautivos, y que no pueden evadir impuestos.

¿Los pobres? No se debe creer la posición de los legisladores. Son ellos unos de los más favorecidos, y sólo están pensando en sus intereses personales y de partido, pero nunca en lo que en realidad necesita el país. Puedo demostrar que no se preocupan por los pobres. Existen disposiciones legales que han aprobado y tolerado, las cuales agreden a los de menos ingresos. Sólo un ejemplo: en los últimos años les bajaron el ISR a los trabajadores de más altos ingresos y, en cambio, le subieron el mismo impuesto a los que ganan menos, incluso el salario mínimo. ¿Es esto pensar en los pobres?

Es cierto, es necesario hacer muchos cambios, pero también es verdad que los primeros que debemos cambiar somos los ciudadanos. ¿Cómo? Pues participando. No basta con manifestaciones para hacer peticiones; es necesario contribuir y, entonces sí, exigir.

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