Las próximas elecciones que se llevarán a cabo el 2 de noviembre en los Estados Unidos de Norteamérica, tendrán consecuencias que no serán menores para nuestro país, las cuales bien vale la pena recordar y tener muy presentes.
Hasta hace algunos meses, había personas que decían que fuera quien fuera el ganador, las consecuencias para nuestro país no implicaban mayores diferencias. Lo anterior, hoy por hoy, no es cierto. A medida que se acerca la tan esperada fecha, no sólo para los estadounidenses, sino para el mundo entero, los efectos serán totalmente diferentes, dependiendo del vencedor de la contienda electoral. En teoría, uno habría de suponer que la agenda bilateral entre México y Estados Unidos tendría que llevarse a cabo independientemente del próximo presidente electo del país vecino, pero ello no significa que las expectativas sean las mismas.
En caso de lograr mantenerse en el poder el actual presidente, habrá que recordar que su política exterior ha sido constantemente marcada por un tono de reto e inclusive beligerancia hacia instituciones como lo es la ONU o cualquier otra que se interponga en su camino para lograr la conquista del mundo. Los mexicanos, en la medida en que en el marco internacional nos mantengamos del lado de la legalidad, seguiremos sintiendo los efectos de nuestro vecino del norte, quien ha mantenido una campaña constante contra el multilateralismo y más aún contra la construcción de acuerdos internacionales.
Por otro lado, el hecho de que continúe el gran vaquero, podemos esperar la ratificación de su estrategia contra la lucha del terrorismo. Todos hemos escuchado comentarios de que nuestra frontera norte es demasiado lánguida para los niveles de seguridad que los norteamericanos pretenden establecer. Debido a lo anterior, que no nos extrañe que esto funcione como excusa para continuar castigando a los braceros mexicanos, y por qué no decirlo, también centroamericanos. Más allá de ser un socio comercial con los Estados Unidos, seremos vistos como un trampolín de terroristas.
Más allá de lo expuesto en las anteriores líneas, el tema que más nos concierne es el problema de los trabajadores migratorios y la posibilidad de que su situación sea regulada.
El problema migratorio, más allá de ser cultural o histórico, es político y económico. Todos sabemos que los norteamericanos reciben a nuestros trabajadores porque les hacen falta y gran parte de su economía depende de ellos. El gran flujo anual que vemos de trabajadores hacia los Estados Unidos tiene dos grandes razones. Por un lado, se debe a las constantes crisis económicas y falta de oferta de empleos en nuestra nación y, por el otro lado, la necesidad de una mano de obra barata por parte de los empleadores americanos con el fin de subsidiar el desarrollo de su economía.
En los recientes debates que pudimos observar en semanas pasadas, el tema migratorio apenas fue mencionado. Sin embargo, existen propuestas por parte de los dos candidatos. La propuesta del actual presidente es muy parecida al programa migratorio que existía en los años cincuenta; se centra en la concesión de permisos temporales, exigiendo el regreso de los trabajadores a su país de origen tras la terminación de sus labores. Kerry, por su lado, parte de la necesidad de regularizar a los trabajadores que han sido parte importante en la creación de la riqueza para los Estados Unidos. Una gran diferencia de esta propuesta es que el tema migratorio, más que visto como un problema, es analizado desde la perspectiva de que representa una ventaja para los norteamericanos.
El hecho de que se logre una buena negociación en el tema de migración (tal y como lo mencionó Carlos Fuentes), no exime a nuestras autoridades de cumplir con sus obligaciones de justicia social y lucha contra la pobreza, que son el origen del problema del éxodo de nuestros compatriotas.
Lo que nos queda en este momento es esperar a que el pueblo norteamericano salga a las urnas y vote por quien deberá de ser el habitante de la Casa Blanca por los próximos cuatro años. La decisión que se llegue a tomar tendrá definitivamente un efecto a escala mundial, y como mexicanos debemos estar preparados.
Réplica y comentarios al autor: luis_armando_esquivel@yahoo.com
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