A cuatro años de haber asumido sus respectivos cargos públicos, Andrés Manuel López Obrador y Vicente Fox Quesada continúan en el intento de lograr sus promesas de campaña en diferentes áreas: seguridad, educación, pobreza, salud y empleo.
Hoy por hoy, los avances que prometió el ahora Presidente de la República, no son tangibles y mucho menos corresponden a las expectativas generadas en los tiempos pre-electorales. Cómo olvidar aquella frase, que hasta la fecha no es una realidad: "Lo mejor está por venir". Llevamos cuatro años y nada. No creo que en dos años que le quedan del sexenio sea capaz de que esto sea real, o al menos que esto suceda cuando Fox deje la presidencia.
El gobernador del D.F., como bien podremos recordar, durante su campaña, prometió cuarenta puntos, de los cuales ha cumplido el 75%. A pesar de lo anterior, su imagen, y no es para menos, se ha deteriorado por temas tan penosos como lo son los video escándalos, y los actos de corrupción que han "manchado" a sus principales colaboradores. No concibo que este señor no estuviera enterado de los temas.
Entremos en materia. En cuestiones de seguridad, aunque no el esperado, el gobierno federal ha logrado ciertos avances. Como en sexenios priístas, se ha logrado la detención de algunos capos del narcotráfico, que ha conllevado a ajustes de cuentas entre los diferentes cárteles de la mafia. No es raro ver en las calles de las principales ciudades de estados como Sinaloa, Baja California, Tamaulipas, entre otros, ejecuciones de traficantes. No me cabe la menor duda, que al igual que en sexenios anteriores, la red de mafias está infiltrada en los más altos niveles del gobierno. Setenta años de poder no desaparecen así porque sí.
En el Distrito Federal, el escenario no parece ser mejor. Los robos y asaltos continúan, siendo cosa de todos los días. Peor aún, el secuestro express ha ido en aumento y las autoridades, igual que las federales, están más preocupadas en limpiar su imagen que en dar solución a este tema que cada día se vuelve más y más delicado. En este caso, ni el populismo de AMLO salva a la ciudadanía.
En lo que a educación se refiere, podemos concluir, al igual que durante diferentes gobiernos, que ésta es sumamente deficiente. Los recientes resultados publicados por el Instituto de Evaluación Educativa muestran que en lectura y matemáticas los resultados son alarmantes. ¿Dónde quedó la promesa de Fox de generar una revolución educativa? La riqueza de toda nación nace por su educación.
En la capital de la nación ha sido inaugurada la Universidad de la Ciudad de México como un esfuerzo a mejorar el nivel educativo. Esperemos que en su afán desmedido y enfermo de llegar a la presidencia, a López Obrador no se le olvide que la educación de un país no sólo está compuesta por aulas, sino por mucho más.
Un tema que sin lugar a dudas ambos reprueban es el de la pobreza. El programa de Oportunidades promovido por el jefe del Ejecutivo ha resultado ser sólo un paliativo. Igual han resultado los programas ejecutados por el Peje, entre los que tenemos la ayuda a los ancianos y discapacitados, entre otros tantos, pero con el toque mágico del populismo.
Es claro que estos programas de ayuda son sólo de corto plazo y que la pobreza quedará resuelta con crecimiento sostenido (por ejemplo, China logró sacar de la pobreza a 100 millones de personas con un crecimiento de entre 8 y 10% anual) y la generación de empleos permanentes y bien remunerados.
Relacionado con el anterior tema, tenemos al desempleo. Desde que Fox llegó al poder, ningún problema se ha agravado tanto como el del desempleo y las secuelas del mismo. Enrique Dussel Peters, prestigiado catedrático de la UNAM, afirma que en los últimos años, la economía mexicana apenas generó 700 mil empleos, menos del 20% del aumento de la población económicamente activa. Es decir, por cada empleo que se generó, faltaron por generarse al menos 4 más, lo que ha arrojado a más de 2.8 millones de personas a la economía informal, al crimen organizado, a buscarse la vida en los Estados Unidos o simplemente a engrosar las filas de los desempleados. Le dejo a usted, amable lector, que haga sus propias conclusiones.
En el tema de la salud, el programa del seguro popular parece ser positivo, ya que beneficiará a millones de mexicanos que hoy por hoy no tienen acceso a los diferentes servicios de salud que provee el ISSTE y el IMSS. Habrá que esperar los resultados. Andrés Manuel ha puesto poca atención en este tema. Recordemos que mucho de lo que hace el Jefe del Gobierno del D.F. son obras que se noten y "jalen" votos.
Si bien ambos han logrado ciertos avances, queda mucho por hacer de lo que se comprometieron. Signos característicos de ambos son sus promesas hechas a diestra y siniestra, y su afán por desacreditarse el uno al otro, más que preocuparse por unir fuerzas y sacar, junto con el trabajo de todos nosotros, a este país adelante. No cabe duda que la madurez de nuestros políticos es la de un puberto idiota. En lugar de solucionar temas diversos están más preocupados en cómo poner obstáculos al trabajo de la persona de enfrente.
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