Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Inicio

 
www.tiemposdereflexion.com Anúnciate con nosotros
   No a la misa política

La respuesta a la invitación del diputado conservador Tarsicio Navarrete para asistir a una misa en honor a Santo Tomas Moro y oficiada por el cardenal Norberto Rivera Carrera en la Basílica de Guadalupe, realizada a los diputados y senadores de todos los partidos y a los miembros de la administración pública federal y estatales nos ha dejado una lección.

La lección fue clara, contundente e inobjetable, México es y seguirá siendo laico. La escasa asistencia que difícilmente medio llenó la basílica nos demuestra la vigencia de un principio y la certeza de un sentimiento: México no quiere ni iglesia política ni gobierno religioso.

No comparto la visión de los que señalan que los asistentes violaron la ley; el artículo 24 -liberal por excelencia- de nuestra Constitución no tiene ambages: "Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley." Sin embargo, a la luz del 130 constitucional es menester recordar que "... el Principió histórico de la separación del Estado y las Iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo".

De modo que la invitación-convocatoria de los miembros del partido conservador, si bien no representa una violación a la ley, no podemos menos que pensar que sí constituye una grave provocación a la vida laica de la Nación. Nadie está en contra de que cualquier diputado, senador o miembro del gabinete profese o asista a la ceremonia del culto de su elección, lo que podríamos en todo caso señalar, es que nuestra creencia privada, en tanto hombres públicos, no manden señales equivocadas a la población.

Desde la desafortunada ocasión en la que el candidato enarboló la imagen de la virgen en un acto de campaña, o ya siendo presidente se postró antes que nada en la basílica frente a la iglesia y ese mismo día recibió de su hija un enorme crucifijo, hasta la realización de la mencionada misa, se han suscitado en diversas partes del territorio nacional enfrentamientos cuya causa última son la intolerancia y el fanatismo.

Sabemos de conflictos en estados como Aguascalientes, Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Querétaro, Jalisco, Oaxaca, Guerrero y últimamente Hidalgo donde varias familias evangélicas de San Nicolás pertenecientes a Ixmiquilpan viven bajo la amenaza de su delegado municipal de ser expulsadas de su comunidad, por no ser católicas y negarse a guardar al santo del pueblo en sus casas y ofrecer la correspondiente fiesta a los habitantes de la comunidad; ejercieron intolerancia, cortándoles el suministro de agua a sus casas.

Ni hablar de Bustamante, municipio del estado de Nuevo León, donde en presencia del Gobernador, -coincidentemente también del partido conservador- quitaron de la plaza pública el busto del Presidente Benito Juárez para poner en su lugar la figura del Arcángel Gabriel.

Analistas de la ONU recientemente comentaban que veían con preocupación el riesgo de inminentes confrontaciones civiles si se continuaban exacerbando los sentimientos religiosos en el país.

Por todo lo anterior y más, es indispensable que se observe el espíritu laico que nos legaron nuestros mayores, nuestra Constitución con la de Portugal, Francia y los Estados Unidos, son las únicas en el mundo que sin ambigüedad alguna se declaran laicas. Es deber de todo buen mexicano, sin importar su credo o religión, velar por la permanencia de este principio que, -tenemos que reconocerlo- ya no tiene la solidez de antaño y aprovechándose de eso, los que convocan y peor, los que acuden al llamado de las misas políticas y con su asistencia a ellas (no me refiero a los despistados ni a los que sólo buscaban reflectores) hablan de reformar la laicidad, en realidad están hablando de liquidarla. Cuidado, son los que despreciando a los millones de ciudadanos que no profesan su misma fe, sueñan con reestablecer en México, una religión de estado.

Laicidad. Los legisladores deben luchar y profundizar su papel frente a ella. Nada más pernicioso para el progreso, la libertad, la independencia y la soberanía de nuestra nación, que condescender con los fanáticos por debilidad.

Hoy como nunca, es importante recordar que el pueblo sólo goza de libertad de creencia en virtud de una prohibición que se autoimpone el poder público: ...no privilegiar ninguna creencia, no perseguir a ninguna otra...

Ser laico no es necesariamente ser ateo, la laicidad es la puerta de la libertad de conciencia, la laicidad no es sinónimo de anticlericalismo sumario, al contrario es una medida necesaria en defensa del espíritu, los mejores ejemplos de tolerancia han sido legados por cristianos, la moral laica no excluye a la espiritualidad, al contrario, la precisa.

Amigos lectores, la misa política realizada la semana pasada, me hace pensar en la compra de las lujosísimas toallas que se adquirieron con sus impuestos y los míos para los Pinos, no es ilegal, hay un presupuesto autorizado que la respalda, es... simplemente inmoral.

Derecho a réplica y comentarios: senadors@mexico.com




*
Anúnciate con nosotros

Recibe nuestro boletín mensual
*
* Tu email:
*
*
*
*
*

Noticias
*

Archivo
*
* Consulta los boletines de ediciones pasadas. *
*

Panel de Opiniones
*
* Opina sobre este tema o sobre cualquier otro que tú consideres importante. ¡Déjanos tus comentarios! *
*

Escribe
*
* Envía tus ensayos y artículos. *
*
___
Logos de Tiempos de Reflexión cortesía de Matthew Nelson y Chago Design. Edición, diseño y actualización por Morgan y MASS Media
Resolución mínima de 800x600 ©Copyright pend. Acuerdo de uso, políticas de protección de información