Inicio estas líneas con el deseo de dejar bien claro que soy de los muchos mexicanos que desean fervientemente el éxito de Fox como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; sé sin ninguna duda que su éxito se estaría reflejando en más y mejores empleos, más y mejor seguridad en nuestras ciudades y nuestras casas, en mayor bienestar para nuestras familias, quisiera creer con toda mi convicción que sus costosos viajes al extranjero van a reflejarse en todo lo anterior y más, sin embargo, no hay evidencias serias de que eso ocurra, me da la impresión que tenemos un Presidente que no le gusta estar en su país, que más bien busca el oropel que dan las cámaras, la foto, la palabra chusca y toda la parafernalia que acompaña la figura de un mandatario en el extranjero, que librar seriamente las buenas batallas por las causas más sentidas de su pueblo.
No voté por él, pero es mi presidente, más que eso, es el presidente de todos los mexicanos, los que representa especialmente cuando visita otros países o cuando porta el escudo nacional sobre su pecho, por eso lo quiero serio, digno, después de todo, más de 20 millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza merecen algo más que chistes, chacoteos y falsas promesas. Dicen los que saben que como es arriba es abajo y aunque no se quiera, ya hay quien nota cierto paralelismo protagónico entre el presidente constitucional de la república y el presidente constitucional del municipio de Tultitlán, Edo de México, por cierto, ambos emanados del mismo partido.
Habrá alguien que le diga al C. presidente, que los grandes inversionistas necesitan condiciones mínimas de seguridad para poder invertir, que lo que México realmente requiere es que el Ciudadano presidente ya se ponga a trabajar, pero de a de veras, aquí en su país, primero, para abatir los altísimos índices de delincuencia y entonces, seguramente, las inversiones llegaran por añadidura y si hay necesidad de viajar que lo haga pero después de hacer lo sustantivo; con qué autoridad les dice tontos a los empresarios extranjeros que no inviertan en México, si no hay garantía de que no serán secuestrados ellos o sus altos ejecutivos.
El Ciudadano presidente tiene varias asignaturas pendientes que saldar antes que realizar más giras inocuas al extranjero, asignaturas que sólo requieren voluntad política y trabajo serio, comprometido y eficiente, -lo único malo es que se tiene que realizar aquí en nuestro suelo, nuestra tierra, pero bueno, algún sacrificio habría que hacer- se trata de aprovechar su eficiencia empresarial y de paso animar a los hombres de negocios a invertir en México, no va a tener que viajar, ni aplicar mayores recursos ni ampliaciones presupuestales, no va a tener siquiera que consensar con el legislativo y mucho menos confrontarlo; se trata de entrarle de una vez y para siempre a una real y efectiva simplificación administrativa, que hoy por hoy es uno de los principales argumentos que se esgrimen para no invertir en nuestra nación, según Andrew Wagner, director del Centro Internacional para el Desarrollo, de la Universidad de Harvard, de acuerdo con el Banco Mundial, México está entre los principales países en el mundo en donde la excesiva tramitología exige poco más de 100 requisitos para abrir un negocio o empresa.
Peor aún: señaló que iniciar un negocio en México, el puro trámite y papeleo absorbe el 60 por ciento de la inversión planeada sin tomar en cuenta los préstamos ni las mordidas o gastos extralegales.
Presidente Fox, el primer desafió está en casa, hacer lo que se debe de hacer cuando se tiene que hacer y esto es: reducir drásticamente la violencia e inseguridad, reducir también drásticamente nuestra asfixiante tramitología; lo primero es lo primero, los índices que hemos referido son sin duda conocidos por los inversionistas extranjeros y ellos escucharán con más respeto a un Presidente mexicano si saben que detrás de sus promesas y graciosidades hay un trabajo que lo avala, lo respalda, lo legitima. Y entonces invertirán.
Crear en México una política de confianza con estas acciones, acarrearía más inversiones hacia México que 1000 viajes al extranjero.
Por otro lado, es importante empezar a cuantificar los resultados de sus onerosos viajes y de su administración en general para deslindar y entender que el intercambio comercial del que tanto presume en el extranjero el Sr. Fox, esos 350,000 millones de dólares anuales de los cuales más del 75% es con los Estados Unidos, se conformaron en anteriores administraciones, de modo que él está recorriendo el mundo con la mesa puesta, ya es hora de que le ponga sustancia, esencia y sabor Foxiano a la sopa, lo demás está sonando como dijera mi abuelita, a hacer caravana con sombrero ajeno.
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