Con enjundia y emoción, con un titánico esfuerzo y la participación entusiasta y a la vez llena de esperanza de miles de ciudadanos tlaxcaltecas, se realizó el pasado 25 de noviembre, en el auditorio municipal de San Juan Totolác, la séptima de las 10 asambleas que establece el COFIPE para la constitución de un partido político nacional. Más de cuatro mil ciudadanos participantes registraron su asistencia con la credencial de elector en la mano bajo la observación de calidad del Encargado de la Vocalía Ejecutiva de la Junta Local del Estado de Tlaxcala del Instituto Federal Electoral, Lic. Eleuterio Piedras Pérez y sancionada por la fe del Notario Público No. 1 del Estado, Lic. Toribio Moreno Álvarez.

La de Tlaxcala es un eslabón más en la proeza ciudadana de miles de ciudadanos que ven en el Liberal Progresista una nueva opción democrática, clara y objetiva respecto a la orientación social mexicana y la economía nacional, que establece como máxima la defensa del empleo, la supresión de fueros y privilegios y el combate a la pobreza, la corrupción y la impunidad. Teniendo como premisa fundamental el respeto a la libertad de los mexicanos, para decidir sobre el futuro que desean.

¿Por qué proeza? Porque se está formando, construyendo, con el esfuerzo solidario de muchos ciudadanos. Los liberales participantes aportan generosamente su tiempo, su talento y sus recursos para sacar adelante el Gran Desafío: hacer que nazca el Partido Liberal Progresista, tarea viable ya que, a la enorme complejidad de los requisitos de ley, habría que sumarle como esfuerzo adicional tener en el Poder a un Partido de una orientación política distinta a la nuestra, esta circunstancia nos fortalece y nos obliga a redoblar esfuerzos, gracias al impulso de miles de mexicanos entusiastas.

El liberalismo, así, sin prefijos ni adjetivos, nuestro liberalismo, la doctrina que nos legaron nuestros mayores, está resurgiendo -en este tiempo tan preñado de injusticias y de amenazas- con nuevos bríos y mayores ímpetus, está en el inconsciente colectivo del mexicano, mueve conciencias y genera voluntades que al transformarse en acciones, han permitido realizar las asambleas estatales en Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal, Veracruz, Puebla, Michoacán y Tlaxcala y muy pronto en Guerrero, Jalisco, Morelos, Oaxaca y San Luis Potosí.

El Liberal Progresista no será ni un justificador sistemático de los actos del poder ni un encarnizado opositor del mismo. Más que oposición, aspira a ser posición. Se tiene la convicción que la única manera de ser posición es la de la congruencia entre lo que se piensa, lo que se declara y lo que se hace. Y tiene como suyo aquel sabio refrán que dice que para tener la lengua larga hay que tener la cola corta. Por las tristes experiencias que hemos tenido, en el Liberal Progresista ya se sabe que la mejor manera de no tener cola que le pisen, es anteponiendo los superiores intereses de la nación, a los propios intereses partidistas. El lamentable caso del Fobaproa es la enseñanza que dolorosamente nos lo recuerda.

Los principios del liberalismo se encuentran fincados en los valores de libertad, condición fundamental para una plena manifestación y realización de la persona. Para el liberalismo, el estado se creó para servicio del hombre, no a la inversa.

La democracia, otro de sus principios, es entendida como un proceso en el que confluyen la participación ciudadana, el respeto al voto y la legitimidad política la cual se refrenda diariamente con la aplicación de políticas públicas comprometidas con la educación, la salud, la vivienda, el empleo, la seguridad y un medio ambiente sano, ejerciéndose cotidianamente.

El liberal Progresista reconoce los beneficios que la globalización representa, pero se niega a aceptar que estos compensen el deterioro de nuestro mercado interno. Sí a la inserción mundial, con nuestro país como protagonista y beneficiario, aportándole al mundo nuestra identidad nacional.

Pese a los obstáculos y los retos, la formación del Partido Liberal Progresista avanza, firmemente -como la humedad- pero inexorable. Se está siendo riguroso en el cumplimiento de todos los requisitos que la ley señala, se han tenido intentos fallidos como ocurrió en las asambleas del Distrito Federal -se tuvo que volver a realizar- y la de Guanajuato que, como asignatura pendiente, se cumplirá en la primera semana de enero. Que sea para bien de México.

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