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El síndrome de la decadencia como ángel exterminador se pasea por las calles de la angustia y la desolación. Los norteamericanos se cuestionan por qué los niños optan por la locura y la violencia. Y la pregunta está de más en un país en que la agenda de la noticia la ocupó el absurdo de la frivolidad del caso Lewinsky - esa Salomé lastimosa - que sólo alimentaba la banalidad del morbo y la estupidez. Mientras tanto, un problema en Medio Oriente se tomaba como excusa para desviar la atención pública y se solucionaba con bombas y muerte. Sí, en el país de la estatua de la libertad, la señorita incongruencia ha llegado de visita con sus lamentables maletas. Sí, la incongruencia, esa incapacidad para resolver el dilema ético entre la libertad y el libertinaje. Y seré precisa para no caer en generalizaciones: Se prohibe fabricar bombas, pero se permite en internet divulgar los pasos para su fabricación. Se prohibe portar armas, pero se venden en cualquier esquina. Se hacen procesos de certificación y difamación para los países pobres con narcotráfico, paro no se hacen pruebas antidoping para sus propios líderes que las solicitan y se permite el uso individual de droga. Se prohibe el asesinato, y para evitarlo se asesina en la silla eléctrica. Se ponen en marcha grupos especiales de ayuda psicológica, pero se permiten los focos de infección de la conciencia en algunos medios de comunicación (focos de infección mental que después exportan lucrativamente). Se confunde un asunto de orden sexual privado con uno público y nacional. Hay puritanos de lo banal y libertinos de lo trascendente. Y aunque ya sé que los EUA tiene muchos aspectos para elogiar, hoy no es el tema pues ahí tienen de ejemplo a Marilyn Manson, el antihéroe de figura hermafrodita, con su slogan "mátate", "púdrete". La serie "monstruos" de Cartoon Network, con su ambiente sórdido, donde el mensaje es "eres monstruo", "aniquílate". (Incluso Bart Simpson que aunque como caricatura para adultos es excelente crítica a una sociedad sin muchos fundamentos morales, para los niños representa un peligroso mensaje de aceptación de lo absurdo...). Permitir que un niño se dañe con este tipo de mensajes es mera impunidad y falta absoluta de criterio. Estados Unidos es un país que exporta algunas joyas del cine, teorías y tecnologías novedosas, pero también es el país de la Novia de Chucky con todo su candor infantil sangriento y asesino. Vaya combinación!
En fin. Los medios actúan como espejo: "Mira, ese soy yo!" y moldean en parte, a falta de otras fuentes. ¿Por qué no mejor mandar mensajes diferentes? Si el miedo es una apuesta mental negativa que destruye, la fe y su hermana menor, la esperanza, son una fuerza aún más poderosa de creación y construcción. Tal vez es tiempo de que EUA se detenga y se cuestione acerca de lo que le hace falta a su sociedad, y el resto del mundo, a pensar si es realmente sano seguir su influencia ciegamente".
Paz Flores (22 abril 99)
Enviado por Roberto Rosales
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