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 Lo que tu abuelita no te dijo...

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¿Amor Real o educación sexual?

Maria Elena Venant

Hace tiempo escribí un artículo en el que enumeraba los temas sexuales que en las novelas no se atrevían a tratar. Resulta paradójico, que Amor Real, una historia de época, sea la que trate todos esos temas tabúes. El aborto de Marie ha sido la última de una serie de lecciones que, sin caer en la vulgaridad, nos enseña que aún en el siglo XIX el sexo era tan importante como en la actualidad.

Necesidades femeninas

Desde el inicio de esta novela hemos oído diálogos tan francos que chocan. No es que Amor Real sea una novela atrevida a lo Emilio Larrosa. Simplemente es que por primera vez escuchamos que el vino se llama vino y el pan, pan. Algo que aún en nuestros tiempos liberados no sucede debido a nuestros miedos y prejuicios.

La mayor sorpresa de esta telenovela ha sido la franqueza con la que las mujeres admiten tener necesidades físicas. De una pudorosa inocente, Matilde ha evolucionado hasta convertirse en una mujer ardiente, capaz de expresar su pasión de obra y de palabra. Sus pensamientos, al recordar su noche de boda y sus comentarios de que no soportaría llevar "un matrimonio blanco" con Manuel, demuestran una cambio osado en la manera de pensar y presentar a una heroína.

No sólo Matilde encara con audacia y honestidad sus necesidades sexuales. Hana, la liberada feminista, también es otro personaje que vive su sexualidad, incluso en pecado. Pero el caso más fascinante fue el de la difunta Catalina. Casi una niña, y aquejada de una tisis galopante, Catita vivió sus últimos días plenamente y alcanzó a descubrir el placer sexual junto a su marido. Muchos televidentes se escandalizaron cuando la Señora Solís, al borde de la tumba, buscaba el Nirvana en brazos de su Adolfo.

A María Clara se le pusieron rojas hasta las orejas cuando su agonizante hija le confesó que una de las virtudes del Capitán Solís era hacerle el amor sin asco y eso que Catalina, en sus últimos días, estaba convertida en una tosedora, flacuchenta y medio calva.

¡Al fin se le hizo a Finita! Pero, por casi un año de matrimonio, fue "señora" sólo de nombre. Nunca en una telenovela la impotencia masculina fue tan discutida como la de Humberto Peñalver. Josefina se lo contó al confesor, a Matilde y a su nana, quien periódicamente revisaba la cama buscando signos de alguna actividad erótica. Humberto venció su orgullo y se lo comentó a Renato, a su cuñado y hasta a un pionero en psiquiatría quien, a través de milagrosas "charlas", devolvió el vigor y la confianza al frustrado greñudo.

Anticonceptivos y amor real

En Amor Real también hemos aprendido como se evitaban los bebés en el tiempo de Maricastaña. Una decepcionada Antonia le cuenta a su nana que Manuel toma medidas para no encargar un Toñito chico. Más tarde, el exasperado Dr. Fuentes Guerra le grita crudamente a su esposa que no ha podido embarazar a su amante puesto que "se retiraba antes". ¡Ayyy primera mención del "coitus interruptus" en las telenovelas!

Esta prodigiosa noticia empujó a la curiosa Mati a buscar información con su suegra, quien entre susurros le dio un curso relámpago de planificación familiar.

Y esta semana hemos descubierto qué se hacía cuando los anticonceptivos fallaban. Típicamente, ha sido la Bruja Damiana la que ha sacado de apuros a la falsa Marie que se ha embarazado de su "osito peludo".

Lamentablemente, las yerbas administradas casi mataron a la madre al par que creaban otro angelito. ¡A muchos nos dio náuseas ver a la pobre Antonia salir del cuarto de Marie cargando una palangana llena de trapos ensangrentados y algo que parecían trozos de feto!

No es la descripción detallada de asuntos sexuales lo que hace a Amor Real diferente, puesto que ya las novelas modernas nos han acostumbrado a escenas cachondas y a sexo gráfico. La diferencia es que aquí el sexo es presentado de una forma semi pedagógica. Nos vamos educando sobre cosas íntimas junto con Matilde y a ratos nos dan ganas de sacar libreta y tomar apuntes.

La ironía es que, si comparamos el universo de esta historia con el nuestro, es el primero el que se nos hace más abierto. Hay matrimonios modernos que no se atreven a discutir su intimidad como lo hacen los Fuentes Guerra ¿Qué suegra moderna da los consejos que Rosario prodiga a su Niña Mati? ¿Qué hombre en nuestra machista sociedad se atrevería a contarle a su cuñado, por muy doctor que sea, que "no puede cumplir"?