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Helena Rojo:

Le gusta que la odien

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Milenio.com 28 de Junio de 2003

Segura de lo que ha sido, de lo que es y de la historia que ha hecho como actriz, Helena Rojo no tiene “empacho” en reconocerse como una primera actriz.

Título al que muy bien avala el desarrollo que ha tenido a lo largo de su trayectoria, en la que lo mismo ha interpretado a la heroína de las telenovelas que a la esposa engañada y a la mujer viuda o abandonada.

Actualmente, la actriz presta su cuerpo y viste con su capacidad histriónica a “Augusta”, la terrible mujer que, preocupada por el qué dirán, por mantener el buen nombre de la familia y la situación económica es capaz de todo, hasta de vender a su hija, como se ve en la historia de la telenovela “Amor real”.

“Sí, Augusta es un personaje con salidas muy especiales, con una maqui-nación mental impresionante, pero todo lo hace por mantener la posición económica y el estatus al que pertenecen”, comenta la actriz.

Ataviada con un elegante vestido color arena, combinado con accesorios (mantilla, aretes, paraguas y bolsa negra) clásicos del siglo XIX; Helena Rojo se desprende un poco de la maldad de Augusta y mientras espera su llamado para seguir con sus escenas en el pueblo La Trinidad, continúa la entrevista con “¡Hey!”.

Y antes que surja otra pregunta, la actriz comenta su satisfacción porque el personaje empieza a dar resultados.

“Es que ya estamos contando con la aceptación del público, lo cual era la meta principal con esta telenovela; pues es el indicador de que la historia está gustando. En lo personal, puedo decir que he recibido muy buenos comentarios. Ya me odian y eso es muy bueno, sobre todo cuando haces un personaje tan rígido, tan convenenciero; el hecho de que la gente muestre desagrado por él es un buen indicador”.

Antes de “Amor real”, Helena Rojo había participado en “Ramona”, otra telenovela de época, por lo que la actriz ya tiene experiencia en los elementos que distinguen en cuanto a vestuario, lenguaje y comportamiento a las personas de esos tiempos; no obstante, reconoce que para proyectar realidad en el personaje hay que cuidar muchos los detalles.

“Es que el comportamiento es diferente, el vestuario te hace sentir diferente, no puedes caminar igual que lo haces cuando usas pantalón, pero es cosa de adaptación, de acostumbrarte a usar la cinturilla y permanecer erguida todo el tiempo. Eso dentro del aspecto físico, pero también hay elementos dentro del lenguaje que debes cuidar. Obviamente no vas a decir ‘buey’, ni todo lo que se dice ahora, pero eso tampoco es difícil, porque finalmente para eso eres actor, para vestir cada personaje con las características necesarias, de acuerdo a su personalidad y a la época en la que se presenta”.

Al dar vida Augusta ha despertado el odio del público, pero es una de las pocas actrices que también ha provocado el cariño, a través de sus heroínas ¿no?

“Bueno, toda va con la edad, cuando uno es joven, es la chica asediada y amada, y no por uno, sino por varios. Después, te conviertes en la mujer engañada, y más tarde en la viuda o en la mujer abandonada, porque el personaje que te van dando va cambiando, como es natural con el paso de los años. Por eso ahora estoy en la etapa de la viuda, y más adelante, pues vendrán las abuelitas para mí o no sé qué tipo de personajes”

¿Ha sido difícil aceptar esos cambios?

“No, porque envejecemos poco a poco, si fuera de un día para otro sería difícil adaptarnos, pero la vida nos va dando una arruguita día a día, entonces nos vamos adaptando a eso”.

Además, con los años viene el reconocimiento, ¿ha llegado al punto de considerarse una primera actriz?

“¡Ah!, bueno, por lo regular te dan ese título de primera actriz cuando ya tienes una edad respetable, cuando ya tiene bastantes años dentro de esta carrera”.

¿Usted se considera una primera actriz?

“Sí”, responde de inmediato y con gran seguridad, para luego hacer un poco de memoria y responder a la interrogante sobre los personajes que le han dejado algo especial.

“Obviamente los trabajos que tienen mucha popularidad, porque son los que de alguna manera te brindan un reconocimiento, como en mi caso sucedió con el que hice en ‘El privilegio de amar’ o las gemelas que interpreté en ‘Abrázame muy fuerte’”.

Aunque a decir de la actriz, dentro de su profesión “hay satisfacciones muy diversas con las caracterizaciones que realizas, porque muchas veces aunque no son tan exitosas con el público te brindan la satisfacción de hacer algo que habías deseado, como sucedió con ‘Ramona’, que aquí en México no tuvo mucho éxito, pero en el extranjero sí lo ha tenido; o bien se convierten en retos que te fijas y que logras superar”.

De ahí que para Helena Rojo, “lo ideal desde mi punto de vista es saber aprovechar todos los personajes que tienes a la mano, disfrutarlos y encontrar en ellos barreras que derribar, en relación a sus capacidades o incapacidades; porque todos, de una manera u otra, siempre te van a brindar una satisfacción”.


Adriana Jiménez Rivera • Ciudad de México