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Amor Real

Capitulo 25º

Capítulo 25. ¡Mi Greñaldo recibe, golpes, amenazas e insultos!

Por: Maria Elena Venant

Renato y Antonia van a la Alcaldía a reportar del robo de ganado. Cínicamente el alcalde les dice que es un esfuerzo inútil no tiene medios con los que perseguir a los desertores de ambos bandos que se han dedicado a robar. “Si el Señor Manuel me proporcionará los medios...” aventura. Ah dice Renato “por dinero baila el perro” Renato se burla del lic. y exige saber su nombre. “Recordaré su nombre en el momento oportuno” le dice. Se va diciendo que fue un placer descubrir lo mal que marcha el país.

Rosario quiere saber si Santamaría y el novio de la Señora Mati son la misma persona. El cura le dice brusco que tiene otros asuntos que atender. Curioso, este cura es solo amable con Matilde. En la capilla el sacerdote se reúne con Damiana. Le pregunta si Antonia le tiene confianza y de cuánto que la conoce. Damiana le dice que desde la muerte de la madre de Antonia que ella se encargó de la niña. El padre le exige que la convenza de irse de San Cayetano. Damiana no entiende. Como de costumbre Urbano recurre al sarcasmo “Deberías saberlo si es ciento que le tienes tanta confianza” “¿Hizo algo malo? “Pregunta Damiana. Por el bien de todos, Antonia debe irse. Asustada la nana pregunta “¿Adónde?” Antonia está sola en el mundo Con brusquedad, Urbano le dice que es mejor vivir sola que en el pecado. Es imbécil este hombre, sabiendo que el destino de una mujer sola, sin familia ni recursos es el pecado.

Matilde le comenta a su tía que Rosario es muy extraña, que atendió con mucha solicitud a Manuel cuando éste estuvo herido. Pru sin interés le dice que seguramente perdió un hijo y Manuel se lo recuerda. Mati comenta que Rosario nunca se casó. Su tía burlona dice que las mujeres como Rosario no necesitan casarse para tener hijos. Es irritante la cantidad de prejuicios ignorantes de estas dos fodongas y como les gusta chismear. Incluso de gente de la cual Matilde debía estar agradecida como Rosario.

Manuel vuelve a San Cayetano. Su mujer lo recibe y le dice que le va a preparar el baño. Manuel le pregunta si ha estado preocupada por él. Mati le responde afirmativamente.

Adolfo viene medio dormido a caballo por el Camino Real.

Luego que su marido se baña, Matilde pide agua para bañarse también. Se esta bañando en su camisola. Cuando termina sale de la tina, y se quita su camisola mojada. Manuel sigilosamente entra, y sin que su esposa lo note la ve desnuda. Sonrie, lo que ve le gusta. Se le acerca por detrás y la envuelve en una gran toalla. Mati abre tremendos ojazos. El comienza a besarle hombros y cuello. Mati no muy convencida di e “Quisiera ponerme mi camisón” “No, así estas bien “dice su esposo. Se besan. El la alza en brazos y la lleva a la cama. A través del mosquitero los vemos besarse y hacer el amor.

Greñaldo y su cómplice se emborrachan en la fuente del patio. Humberto cree, que por agradecimiento debido a que lo ayudó a rastrear a los cuatreros, su cuñado los dejara quedarse. Renato sigue curioso. Por que motivo Mati no los quiere ahí. Llega un jinete emponchado y ensombrerado. Ellos lo saludan. El desciende del caballo y Humberto lo mira asombrado. Es Adolfo. Aparece un criado le llama Don Felipe y se lleva su caballo. En tres palabras Adolfo les dice que ahora se llama Felipe Santamaría y es administrador de las haciendas de Manuel. Se va. Renato cae que esa era la razón del nerviosismo de Mati.

En la cama. Manuel y Mati, desnudos y abrazados, y con cara de satisfechos.
¡Cuánto te amo! Confesa el DR Fuentes Guerra.
¡Dime que tu también aunque no sea verdad!” suplica
“Si, te amo” responde su obediente cónyuge
“Hasta parece que lo dijeras en serio “
“Creo que es la verdad”
“¿Estás tan segura? ¿Ya no te arrepientes de haberte casado conmigo?”
“Ahora no”
“Mi Matilde, no sabes lo que siento por ti”.

Adolfo llega a su casa. Delfino medio dormido le dice que lo esperaban mañana. Adolfo explica que no se quedó en Ciudad Trinidad y que vino reventando caballo
“Te vas a tener que ir” dice su fiel escudero y le cuenta de Humberto “Ya me vio” dice el cansado Adolfo “¡Pos pélate!” “Estoy muy cansado, no me voy a ir” Delfino se enoja. ¿Qué espera? Que lleguen los guardias y los “afusilen”? Esa mujer ya no te quiere y además está de encargo” “No es verdad” gruñe Adolfo. El le dice que la propia Rosario se lo contó “Te mintió” insiste Adolfo. “Nunca vide nadie tan terco” dice Delfino

Al día siguiente, mientras le ajusta el corset, Damiana le dice a Antonia que Urbano quiere que se vaya ¿Le dijiste algo? ¿Quizás en confesión? Toñita recuerda cuando le contó amar a un hombre comprometido. Desesperada Antonia cae de rodillas “¡No quiero irme!” El cura mucho influye en Manuel le dice Damiana. Antonia recuerda que lleva 5 años viviendo en San Cayetano, para ella esto es su hogar. Además ama a Manuel Teme lo que sucederá viviendo sola y desamparada..

La Sra. Fuentes Guerra hace su cama. Su esposo la observa admirado. Ella le dice que en su casa también se ocupaba del quehacer. El le ofrece un almuerzo campestre. Acaso no tiene asuntos importantes que atender pregunta su mujer “En este momento mi asunto mas importante eres tu” le responde Manuel. Se abrazan y se besan.

Entra Adolfo buscando a Matilde. La Tía Pru lo ataja. El le cuenta que Humberto ya lo vio. Mientras Pru se sofoca. Adolfo le ordena a Rosario decirle al ama que la espera donde siempre.

En la mesa del desayuno Greñaldo escandalizado con la inmoralidad del mundo “¡Mi propia hermana..!” dice . Renato lo calma “No seas ridículo. Tu hermana no sería capaz” Llega la Tía Pru que amablemente le dice a su sobrino que si abre la bocota lo muele a palos. Y aparte le avisa al General Peñalvert de su presencia en San Cayetano. Esta segura que Greñaldo viene huyendo de algo.

Prudencia sube agitada y se encuentra a los Fuentes Guerra besa y besa por el pasillo. Pide hablar con su sobrina a solas. Matilde la abraza y dice ser muy feliz.. hasta que sabe lo de su hermano “No me digas eso ¡No puede ser”

Matilde sale corriendo y ve a Humberto y Renato alejarse a caballo. Corre tras Humberto y se agarra al caballo “¿Se lo dijiste a Manuel?” pregunta angustiada “Te lo ruego. No tengo la culpa. Por favor” “Debiste contárselo a tu marido" gruñe Greñaldo. Mati explica que quiso evitar una desgracia mayor. Finalmente Humberto se ablanda “No se lo voy a decir. ¡Pero yo mismo me encargaré que se vaya!

Adolfo le da un informe a su patrón de sus pesquisas por Adolfo Solís. Le dice que hablo con el Capitán Santiago López, que el Teniente Solís sigue prófugo y que creen que desertó. Que no hay orden de aprehensión en contra de el por ningún delito. Manuel se sorprende SE da cuenta que a detención de su rival fue irregular.

Los bandidos conspiran. A Renato no le parece conveniente delatar a Adolfo. Por agradecimiento, Manuel los dejara quedarse unos días ¿pero y luego? Matilde debe pedirle que les de un hospedaje permanente.
¡Ponemos un negocito!
¿De qué? ¿Con cuál dinero?
Con el que te dará tu hermana
¿Pretendes que extorsione a mi propia hermana?
¡Llámalo préstamo! Es la única salida que tienen

Adolfo vuelve a insistirle a Rosario que necesita hablar con Mati. Ella le dice que los señores se fueron de Picnic. El la esperará a las seis en el lugar de siempre

En el picnic, Manuel nota a su esposa algo retraída
“Algo te pasa. Te cambio la cara. ¿Estas preocupada?” Agradecida, Mati se aferra esta última excusa. Manuel le cuenta que Felipe fue a ofrecerle un préstamo al General, pero este muy digno lo rechazo. Matilde se sorprende ante la generosidad de su esposo “Lo mío es tuyo” le responde Manuel. Matilde lo abraza y dice sabiamente “¡No te merezco!”

Rosario va a ver al Padre Urbano. De tanto insistir el finalmente acepta que Adolfo y Felipe Santamaría es la misma persona. Rosario se horroriza “¡Ese hombre quiere matar a mi hijo!” dice. El sacerdote le recuerda que Adolfo pudo hacerlo ya y no lo hizo. La corre como siempre con brusquedad “¡Vete que tengo que hacer!”. Al salir Rosario casi se tropieza con Silverio (Héctor Sáez) el antiguo sacristán del pueblo El cura no lo recibe muy contento y casi no lo reconoce. Silverio si ha reconocido a Rosario. El cura le dice que no es Rosario y lo saca con la excusa de siempre de estar muy ocupado. Silverio pregunta por “Manuelito” y se entera que era hijo del patrón y ahora heredero de la fortuna Fuentes Guerra.

Después del picnic los esposos Fuentes Guerra pasan por Barranquillas. Manuel va de visita con el Alcalde y su esposa lo espera en el carruaje. Pasa Don Gregorio Herrera, le cuenta a Doña Mati que a el también lo han robado. Concluye la plática con una invitación de Matilde para que los Heredia visiten San Cayetano la semana siguiente.

En la Alcaldía el Dr. Fuentes Guerra pide un favor (pagado por supuesto) al Alcalde. Necesita saber del paradero de un tal Adolfo Solís, reo prófugo de San Juan de Ulua

Humberto busca a su hermana y pide hablar con ella a solas
“Te creo que no tengas la culpa” dice refiriéndose a la presencia de Adolfo, pero igual esta en un gran problema aun si Solís se marcha. De alguna manera, su presencia implica una traición de parte de Mati. El tiene la solución quiere que convenza a Manuel que los deje quedarse y aparte quiere dinero. Matase horroriza. ¿Cómo pedirle a Manuel? “¡Jamás le he pedido!” “Es hora que empieces” le aconseja su hermano, le dice que le pida para ropa o joyas. Indignada, Matilde apostrofa a su hermano “¡Mal hombre! ¡Sinvergüenza!” Greñaldo se ofende. ¿Quién es ella para acusarlo? Ella que ha tenido amante y marido bajo el mismo techo. La mano de Mati vuela para cachetear a Greñaldin. “Te doy dos días” le dice el maltrecho Humberto para que me consigas mil pesos. Mati acongojada le cuenta su tía. ¿Con que pretexto pide esa suma a Manuel? Para colmo tiene que ir a la cita con Adolfo.

Prudencia baja adonde Humberto y Renato y le zumba otro cachetadón “¡Desalmado! ¿Malandrín!” le grita. “Esto lo va a saber tu padre”. “No le creo que le haga bien a su corazón” dice el cínico chantajista. La tía regresa a la casa llorando. Greñaldo se queja “dos cachetadas en un mismo día” Su amigo consuela “Son pequeños sacrificios”.

Matilde acude a la cita. Llega Adolfito reclamándole el embarazo. ¿Acaso Manuel se ha aprovechado de ella? “Manuel no se aprovecha de mi” responde su ex novia Y le aclara que no está encinta. Le cuenta preocupada del chantaje de Humberto Adolfo quiere golpear a ese “infeliz”. Mati le pide que no empeore las cosas. “Debes irte” e dice Adolfo le dice que no ganaran nada. Sino habla Humberto, Augusta lo hará.