Capitulo 39.
Por: Maria
Elena Venant
Cuatro Escenas de orgullo y un funeral (y donde descubrimos que
Matilde también sufre de hubris) Disculpen que salpique el
resumen con comentarios personales. Es que en el día estoy muy
ocupada y no puedo compartir mis opiniones con Uds. Como lo
desearía)
Matilde se enfrenta a su madre. Le dice que no permitirá que
vuelva a imponerle su voluntad (Para eso tendrías que
desarrollar una propia, nena)
“No sabes lo que esta separación significa para todos” dice
Augusta
“No voy a arrástrame por nadie” dice Matilde (¿Ni por tu hijo?
¿¿Ni por tu amor? Anoche cavilaba, estas escenas traen
recuerdos, en que una razón por la que en el amor a veces se
olvida el orgullo es porque la separación del ser amado se nos
hace tan odiosa que cualquier ofensa se desvanece y uno pisotea
el orgullo con tal de volver a estar con él. Aparte que Matilde,
y hoy reconocerá su ignorancia pero como siempre culpándoles a
los demás de ella, usa mal el vocabulario puesto que considera
que pedir perdón, la obligación de toda persona decente ante un
error propio, es “arrastrarse” ¡Matilde no quiere pedir perdón!
Y es por eso que ya se creó una fantasía de víctima, y Manuel es
el malo del cuento)
Matilde tiene una mejor idea, le contará una versión editada de
los hechos a su padre. Too late, Baby. Las cosas que no se hacen
en su momento, no se hacen jamás.
“¡lo vas a matar! Dice Augusta. Cierto porque en el proceso, el
General por primera vez se enfrentará tres grandes verdades. La
maldad de su mujer, la mendacidad de su hija y su propio rol
como alcahuete de ambos defectos
“No creo si le cuento las cosas a mi modo” dice Mati “En cuanto
a Rosario, si la echas, me voy con ella”
“¿Adónde?”
“¡Adónde sea!”
SAN CAYETANO. Llega el General, se presenta con Silvano y pide
hablar con Manuel. Al saber que se trata del padre de Matilde,
Silvano lo hace pasar. Por la escalera bajan Manuel y Antonia
riéndose. Toñita le explica que le ha dado un cuarto aparte a
Damiana porque ronca (¡!!) Manuel se ríe (Cruel ironía. Primera
vez que vemos a Manuel alegre después de su desgracia y que caro
pagará su alegría)
El General al ver esa escena se enfurece
“¡Entonces es cierto! ¡Tienes otra mujer!”
La sorpresa. El tono agresivo de su suegro y la falsedad de la
acusación le impiden a Manuel pensar (¿A ver quien no hubiese
actuado como él?) Baja y burlón pregunta si eso le han dicho. Es
mentira, la que tenía un amante era Matilde. Se refiere a su
esposa como “cínica y desvergonzada”
“¡Su hija me engañó! ¡Ella trajo a su amante a vivir a mi propia
casa!”
“Estas loco” gime el General
“Loco de rabia y celos” Le cuenta que antes de conocerlo Matilde
tenía amores con un militar, que pretendía fugarse con él, el
día de su boda, y que luego el vino a vivir en la hacienda.
“¡Ese perro es el padre del hijo que espera!”
El General se niega a creerle
“¡Pregúntele a quien quiera, a su mujer, a su cuñada, a
Humberto! Todos lo sabían”
La verdad en dosis excesiva puede ser letal. El General se
bambolea. El médico en Manuel sosiega al esposo celoso. Corre a
sujetar a su suegro. Don Hilario pone los ojos en blanco y cae
al suelo fulminado por su propia ceguera. Como los que han
vivido en cuartos oscuros no soportan la luz del sol, El General
no soporto la luz de una verdad tanto tiempo vedada. Manuel le
grita a la asustada Antonia que traiga su maletín. Como un niño,
Manuel pide disculpas
“¡General, perdóneme! No era mi intención!”
MANSION PEÑALVER. Humberto le ha traído las joyas a su hermana
“¿Eso es todo?” pregunta Matilde
Compungido, Humberto admite haber vendido varias piezas, pero le
promete que apenas se case se las devolverá
Matilde se indigna del modo en que su hermano ya se siente con
derechos sobre la fortuna de su prometida. Matilde lanza una
filípica muy elocuente (curioso como cuando quiere puede ser
parlanchina) pero sin gran lógica sobre los hombres. En su
discurso a los Lisistrata, Matilde acusa a los hombres (Léase
Manuel Fuentes Guerra) de quedarse con las dotes de sus esposas,
de maltratarlas y de negarse a escucharlas (Perdón Mati, pero te
recuerdo que en tu caso no trajiste dote, que el maltrato fue
mutuo y cuántas veces te negaste a escuchar a tu marido en el
primer mes de casados.) Humberto aburrido le dice a su hermana
que no tiene tiempo para discusiones filosóficas. Matilde
agitada reconoce que ella tampoco podría sostenerla puesto que
su educación se ha limitado a leer vidas de santos y novelitas
románticas permitidas por su confesor (Que extraño, Catita
Heredia ha sabido aprovechar muy bien esas mismas lecturas y si
Matilde hubiese querido educarse, Manuel tenía una biblioteca en
San Cayetano, bien pudo leerse algo sobre todo que el abogaba
por la educación femenina)
¿A que viene esto?” dice desganado Betito
“A que soy muy desdichada” solloza su hermana “Y a pesar de mis
errores no merezco serlo (Ohh que exceso de soberbia. Hace unas
semanas le dijo a su marido que no merecía su amor y Manuel
respondió que el amor no se merece. O sea ella podía disfrutar
del amor de su marido sin merecerlo, sin embargo se niega a
aceptar reproches merecidos”
Conmovido Humberto la abraza “No te lo mereces” dice
“¿Y Josefina, merece casarse con un sinvergüenza como tú?
Mientras cosen, Rosario y Prudencia platican. A Pru le enfurece
que Adolfo ande tan campante por Ciudad Trinidad sin miedo a que
lo aprehendan
“¿Qué delito cometió?” Pregunta la madre de Manuel
Prudencia le cuenta la trampa que le tendió Augusta y le asegura
que Manuel nada tuvo que ver con eso
“A veces siento pena por él” suspira
Rosario dice que Adolfo es culpable de haber perseguido a Mati
“La debió dejar en paz”
Pru opina que los hombres son testarudos
“Espero que mi Manuel no sea así de terco”
“Su Manuel tiene un carácter de los mil demonios ¿De quien lo
habrá heredado?” Mira sospechosa a Rosario y dice que no cree
que sea tan mansita (Nota Aquí salen a relucir los prejuicios
sociales. Augusta, Humberto y Mati tienen un genio de los mil
demonios, pero gente como Manuel y Rosario no tienen derecho a
ese privilegio. Lo que les molesta es que Manuel, un bastardo,
los este juzgando a los Peñalvert y su falsa moralidad.)
CUARTEL CIUDAD TRINIDAD El General Domínguez Cañero recibe la
visita de su amigo Gregorio Heredia
¿Qué tal Goyo?
“Vengo a molestarte por un asunto serio. Necesito informes de un
Teniente Adolfo Solís”
“¿Tu futuro yerno?”
“¿Quién te dijo eso?” El Sr. Heredia esta escandalizado
“Mi Tía Juana Viuda de Palafox, y el mismo”
CASA DE RAMÖN MARQUEZ Matilde acompañada de Rosario va a ver a
Pilar para venderle las joyas. Se encuentra con Ramón quien
desea saber si Manuel esta con ella. Matilde evade una respuesta
concreta
Pilar observa las joyas
“¿Me las quieres vender?”
Matilde dice que necesita dinero para la canastilla del bebé.
Pilar la mira asustada
¿No piensas reconciliarte con tu marido?
“Manuel es muy orgulloso (Vaya la sartén le dice negra a la
olla) Le cuenta que aborrece a Adolfo. (¿No tendrá razones para
eso? Y a poco Matilde no ayudó a aumentar ese aborrecimiento)
Pilar le advierte que se prepare para el escándalo
“Podrás ocultarlo un tiempo, pero..”
Matilde se conduele por su padre, trajo al mundo dos hijos que
solo desgracias le han traído (¡Entonces haz algo mujer!)
Pilar le dice que le comprara las joyas y no le dirá a Ramón de
quien son. La abraza “Yo nunca te voy a abandonar”
MANSION PEÑALVER. Matilde reitera su deseo de contarle los
hechos a su padre. A Augusta no le conviene
“Puede matarlo”
“Es preferible que lo sepa por mi”
“¡Echándome de cabeza! Tu deber es reconciliarte con tu marido”
“Lo haré”
“Si vas a hacer las paces con Manuel, no veo la necesidad de
angustiar a tu padre”
“No quiero más engaños. Tantas mentiras que hemos dicho. Es
tiempo de componer las cosas”
“Tal vez tengas razón” dice Pru
“Si le da otro ataque o digas que no te lo advertí” dice Augusta
y se retira del comedor. Las velas tiritan, Pru las mira
asustadas. Es mal presagio
CAMINO REAL Por el sendero avanza una procesión fúnebre. Manuel
y Silvano, unos peones escoltando el féretro de Don Hilario y
las Urracas en un carruaje
SAN CAYETANO Llega el Padre Urbano y Ceferina le anuncia las
malas nuevas
“Me imagino la impresión de esa pobre muchacha al recibir el
cuerpo de su padre” Extraño, Urbano siempre defendió a Mati y
agredió a Manuel, pero nunca estuvo ahí para apoyarlos. El sabía
lo que iba a pasar y no preparo nada para ese momento
CIUDAD SANTIAGO Los novios pasean por el jardín
Adolfo anuncia que en una semana se reintegra al regimiento
¿Vamos a vivir en Ciudad Trinidad? Pregunta su novia
“Si”
“¿Esa señora vive ahí?”
“No”
Llega corriendo Melchor a decirles que no entren. Ha llegado el
“Papacito” de Catalina
Doña Juana recibe afablemente a su compadre y le pregunta si
recibió su telegrama. Heredia viene furioso y dice que no ha
recibido ningún telegrama, incluso duda de la existencia del tal
“Si dudas de mi, empezamos mal” dice la dama
“Fui a hablar con Prisco. No voy a aceptar un asesino como
esposo de mi hija. Dile a Catalina que prepare sus cosas. Me la
llevó” añade que va a matar a Adolfo
“¿Vas a retarlo a duelo?” pregunta burlona la Viuda de Palafox
“Te vas a morir. El es militar”
“Correré ese riesgo”
“Esperate siquiera unos días a que venga María Clara para que te
amortaje”
“Es una cuestión de honor” ruge “Goyo”
“De orgullo. Permite que se casen. Es su única oportunidad de
ser feliz antes de morir” Gregorio baja la cabeza anonadado
Afuera hay una escena devastadora. Catita esta al borde de la
histeria
“Calmate. Te hace daño”
“Nos van a separar” llora la niña “Me voy a morir. No lo voy a
ver más. Por qué tiene que ser así”
Catalina en un acceso de tos cae al suelo
Adentro sigue la batalla
“¿Cómo puede pretender que permita que mi hija se case con un
reo?” grita Gregorio
“Es inocente. El mismo Prisco confesó su canallada”
“¿Y el Alcalde de Barranquillas?”
“Era un corrupto”
Heredia sigue empecinado y su comadre se harta
“Ya me fastidiaste. Me exaspera discutir con gente tan terca y
si insistes en tus prejuicios, ya aquí se acabó la plática
“Si me permite iré por Catalina” dice “Goyo”
“No te permito nada” dice la Viuda de Palafox “Se casa porque es
lo justo”
Su compadre le recuerda que Catita es menor de edad, pero Doña
Juana tiene la solución. Ira donde el Arzobispo y solicitara un
permiso especial aduciendo que su ahijada “debe” casarse.
Heredia se asusta ¿Solís abusó de su hija?
“Podría mentirte” dice la madrina de Catalina “Pero no quiero
perjudicarlo. El es un hombre decente. No como otros que hablan
de honor cuando se comieron el taco antes del almuerzo” (¡OHHHH
Gregorio y María Clara jugaron a los bandidos antes de casarse!)
Doña Juana sale y le anuncia a Catita que Gregorio se ha
marchado, esto causa una gran tristeza en la niña
“Mañana iremos a ver al Arzobispo”
Adolfo siente que debió enfrentar a su suegro
“¿Para ponerlo más histérico?” Doña Juana le explica a su
ahijada que el comportamiento de su padre es normal “Lo que
hiciste fue ninguna gracia” Los mira “¿Todavía quieren casarse?”
Hay una lucha dentro de Adolfo “Lo que tu decidas” le dice a su
novia sin gran ganas
“Yo si quisiera” dice tímida Catita “Tal vez tu ya no...”
Adolfo galantemente le besa la mano “Nos casaremos cuando usted
diga” le dice a Doña Juana
MANSION PEÑALVER. La comitiva fúnebre ha llegado. Manuel hace
que las damas sigan hasta su caserón
Ignacia sube a decirle a Matilde que como siempre esta
pajareando en una ventana que su esposo la espera en el salón.
Segura que Manuel viene a buscarla, a Matilde le viene un raro
acceso de actividad. Se arregla el cabello, el vestido, se pone
perfume. Baja mirándose en cuanto espejo encuentra su paso
Un Manuel enlutado y apesadumbrado la espera en el salón
“Hubiese preferido hablar con tu madre” le dice suavemente
Matilde con una sonrisa de oreja a oreja le dice que salió, pero
ya no tarda
(Yo en su lugar en vez de atenderlo como visita y aun antes del
hablar. Le hubiese pedido perdón, le hubiese reiterado mi amor.
En ese momento Manuel era tremendamente vulnerable. Pero Matilde
como siempre tiene reacciones tardías)
“Tu papá fue a San Cayetano” dice Manuel
“¿Le dijiste?” Mati se asusta
“llegó reclamándome..”
“Perdóname, a mi mamá se le ocurrió..” (Tan de Matilde, la culpa
nunca se comparte. El que ella haya apañado esa mentira y haya
propiciado el viaje fatal del General no es una responsabilidad
que acepte cargar
Manuel sigue “Me exalté. No medí las consecuencias (Otro no se
hubiese acusado así. Manuel todavía no conoce a su esposa. Es a
las que jamás debe mostrársele un flanco débil)
“¿Se puso malo?”
“Si. No pude hacer nada” (si fuese Matilde quien contara la
historia, seguro habría dicho que el viaje lo mató. Ay Manuel,
no te le pongas en charola de plata)
¿Qué estas diciendo?
“Murió”
Matilde grita, se abalanza sobre su marido y lo golpea gritando
“Es tu culpa” (Matilde pudo decir tres cosas “Es mi culpa” “Es
nuestra culpa” “Es tu culpa”. Escogió la peor)
Augusta y su hermana regresan de comprar y ven el féretro
delante de su entrada
“¿Qué hace ese carruaje aquí?”
Prudencia reconoce a Silvano
“¿Quién se murió? ¿Manuel?
Silvano apesadumbrado le dice “El muertito es otro”
¿Otro?
“El General”
“¿Mi marido?” Augusta se horroriza “No, no puede ser” comienza a
golpear desperada el catafalco Matilde sale de la casa. Junto a
su madre se abrazan del catafalco.
Manuel pide que lleven el féretro dentro de la casa. Al oír la
voz de su esposo Matilde se revuelve enfurecida “¿Estarás
contento?”
“Hija, por favor” suplica su tía
“El sabía que mi padre estaba enfermo” Acusa a Manuel de
“vengativo” Claro, si Manuel le mandó un telegrama al General
pidiéndole que viniera. El le llenó la cabeza de cuentos tontos,
para hacer que el caballero enfermo emprendiera tan fatigoso
viaje
Matilde se pone a gritar en medio de la calle. Dice que quiere
que todo el mundo sepa. (Fue incapaz de decirles la verdad a su
esposo y padre, pero si de armar escándalo en la vía pública)Se
ve francamente ordinaria. Golpea a su marido. Le dice “¡Ahora yo
soy la que quiere que desaparezcas!” Bravo Mati, hasta que te
vengaste. Hace varios días que estabas rugiendo de rabia por las
ofensas de tu marido
Desde el suelo una Augusta anonada recobra un poco de dignidad
“Por favor” ruge “Más respeto para el cuerpo de tu padre”
Prudencia entra a Matilde. Augusta llora abrazada al ataúd.
Manuel se conmueve y la toca
“Fue a su hacienda ¿Le contó todo?” Manuel dice que si
CASERON FUENTES GUERRA. Damiana esta encantada con el lujo y
aunque lamenta no haber podido ver la Mansión Peñalvert por
dentro, desea quedarse unos días en Ciudad Trinidad. Aunque sea
para que la “Reinita” se compre ropa. Antonia quiere irse, teme
que Manuel y Mati se reconcilien
“La muerte del General nada tiene que ver con el otro asunto”
Toñita teme que Manuel perdone a Mati por pena. Y tiene razón.
Manuel pudo haber olvidado todo, si Matilde hubiese actuado con
cordura, pero su escándalo destruyó una excelente oportunidad.
Llega Sixto y lo enteran del motivo de su viaje.
MANSION FUENTES GUERRA Rosario ayuda a Matilde a vestirse. Esta
se deshace en improperios contra su marido. ¡Qué rico tener
suegra que la vista a uno y uno darse el gusto de hablar mal de
su hijo!”
Matilde tiene la “generosidad” de entender que Matilde tenga que
defenderlo. La pobre Rosario le recuerda que pensaba que Manuel
era bueno
“Me equivoque” dice su impaciente nuera. Entra Prudencia le dice
que Augusta esta preocupada. Esta llegando gente y murmuraran
ante la ausencia de Manuel Matilde sale muy digna. (Por un
momento pensé que iba a bajar y anunciarles a todos la verdad,
pero me olvide que Matilde nunca es consecuente)
CASERON FG Manuel se culpa por la muerte del General con Sixto
“Tampoco debí decirle, pero el llegó reclamándome. Me dio mucha
rabia
(Aparte de la rabia, ¿Qué esperaban que le dijera Manuel al
General? ¿Discúlpeme señor por tener una amante y ofender a su
santa hija?
Sixto le pregunta si va a ir al velorio
“No pienso ir”
“Es tu familia política”
“¡Por desgracia! Ya con entregar el cuerpo fue suficiente”
Sixto lo acusa de ser duro e insensible (¿No tiene Manuel amigos
que lo apoyen?)
“¿Te parece poco lo que me hicieron?”
MANSION PEÑALVER. Humberto busca a su hermana y le dice que su
madre desea hablar con ambos. Coloca la espada de su padre sobre
el ataúd y se recoge el cabello tal como se lo ordenara Hilario
en vida.
En el despacho, Augusta acaricia la colección de soldaditos de
su esposo. Llegan sus hijos ella les habla en tono suave
“Su padre fue un hombre recto. Jamás hizo algo impropio. Llevó
muy en alto su apellido. Desgraciadamente, han sucedido cosas
muy desagradables. No vamos a empezar a culparnos. Solo les pido
que cada uno ponga algo de su parte para que el apellido
Peñalvert siga siendo respetable”
Les dice que dirán a todos que Hilario murió en su hacienda,
para evitar sospechas
“Tu Humberto, iras en busca de Josefina. Como tu prometida, su
deber es estar aquí Y tu Matilde, le escribirás una nota a tu
marido pidiéndole perdón y rogándole que se presente en el
velorio”
Matilde se niega indignada
Su madre se enoja “Iras y aunque de rodillas le pedirás perdón”
“No puedo” (pero si puede agredir a la gente y armar escándalo)
“Has hecho tontería tras tontería y la ultima fue culpar a tu
marido”
“Es la verdad” grita Mati. Manuel es el culpable de la muerte de
su padre
“La culpa es tuya por comportarte como una mujerzuela”
“No soy una mujerzuela. Se lo juro”
“Entonces haz un pequeño sacrificio. Así nadie murmurará”
Augusta sale. Matilde llora. Humberto la abraza y la tranquiliza
“No te preocupes. Yo iré a hablar con tu marido”
¿Qué le vas a decir?”
AHORA SABREMOS QUE LE DIJO HUMBERTO
El Dr. Fuentes Guerra es informado por un criado que su cuñado
desea verlo
“Dile que no estoy”
“Es que ya le dije que si estaba”
“Ya voy”
Sale Manuel a recibir a Humberto con cara de pocos amigos
“¿Qué se te ofrece?”
¿Podemos a hablar?
“Vienes a interceder por tu hermana”
“Vine a Hablar Abiertamente
“¿Alguna vez lo has hecho?
Humberto pide una copa y luego comienza con un tortuoso juego de
palabras diseñado para indicar que Manuel conoce a las mujeres y
sabe la diferencia entre madonna y prostituta
“Siempre hay sorpresas “dice el esposo de su hermana “Pierdes tu
tiempo tratando de defenderla”
“No la voy a defender a ella sino a alguien que no es culpable”
Obvio que se refiere al niño y establece una comparación entre
Manuel bastardo y el futuro que amenaza al bebé de Mati
“No compares” dice Manuel indignado “Mi madre fue una víctima y
tu hermana es una ramera”
La cara de Greñaldo se endurece. Sus ojos se llenan de furia
“Por favor te ruego que midas tus palabras”
“Mide tú las tuyas” le escupe el médico
“No puedes ser tan obcecado” continua el hermano de Mati
¿Corresponde mi hermana al tipo de adúltera?” (¿Es que hay un
tipo?)
“Cualquiera puede caer” Manuel pierde la paciencia “Ya te
escuche. Mi paciencia tiene un límite. No pienso perdonarla ni
ir al velorio”
“¿Qué vas a hacer con la criatura?”
“No es mi problema”
“Acaso no te acostaste con ella”
“¡también se acostó con Solís!”
“Cualquiera de los dos podría ser el padre. En el fondo lo sabes
y te preocupa esa posibilidad”
“Si no te vas, te saco a patadas” amenaza Manuel
Humberto se retira, pero se detiene en la puerta
“Pero piensa esto. ¡Dos bastardos en una misma familia son
demasiados!” Se va
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