El insistente de Ares sigue tratando de disuadir a Xena de pelear en contra de los Dioses, y de los enviados de los mismos a buscar a su hija Eve. Ares le dice a Xena, que con sólo una orden de él, todos los que andan tras su hija se retirarán, pero por supuesto la Princesa Guerrera no está dispuesta a seguirle el juego.
Cuando
la villa de Xena es atacada por Atenea y sus ejércitos en búsqueda
de la pequeña Eve, Xena engaña a Ares para que sea su aliado,
diciéndole que si lo ayuda, ella será de él. Ares
cae en la trampa, salvando a la bebé, pero al final se da cuenta
de que lo que había salvado no era más que una muñeca,
en conclusión, no había ningún favor que pagar.
Xena y Gabrielle simulan su propia muerte, de modo de librarse del acoso de los Dioses Griegos, quienes quieren apoderarse de Eva, la hija de Xena a toda costa. Sin embargo, Ares que no está enterado del asunto, termina arruinándole los planes a nuestras heroínas, y como resultado ambas quedan enterradas bajo el hielo por 25 años.
Luego de 25 años de estar enterradas en una cueva de hielo, Xena y Gabrielle despiertan y van en busca de Eva. Sin embargo se encuentran con que Eva se ha convertido en Livia, la campeona de Roma, quien ha sido seducida por el lado oscuro gracias a la ayuda de Ares.
Viendo que Xena ha vuelto a la vida, Ares le ofrece a Xena ayudarla con Livia a cambio de que Xena le dé un hijo. Ante la negativa de Xena Ares se encarga de manipular a Livia para que lastime a Xena y a todos los que ella quiere.
En la batalla final entre los Dioses y Xena, Ares termina uniéndose a Xena, y de paso, entrega su deidad para salvar las vidas de Gabrielle y de Eva.
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