De su vida antes de conocer a Xena en realidad no se sabe tanto, sólo que los años transcurrieron con calma y paz en la que parecía ser la villa más pacífica de toda Grecia. La joven Gabrielle pasó sus años disfrutando mayormente de su familia, aunque un poco aislada del resto de jóvenes de su misma edad. Sus únicos amigos eran Perdicas y su hermana Lila y disfrutaba de contar historias a quien quisiera escucharla. A
pesar de que no podía quejarse de su vida en Potadia, había
algo dentro de ella que le decía que algún día tendría
que abandonar su aldea. Gabrielle sabía que estaba destinada a
grandes aventuras, sabía que algún día iría
en busca de su destino. Se sentía distinta a las demás personas
de su villa, y sabía que había una razón para eso,
aunque todavía no sabía cual era.
Un
día algo pareció amenazar la tranquilidad de Potadia. Era
un grupo de soldados enviados por el Guerrero Draco para obtener los bienes
de los aldeanos además de sus jóvenes. Los soldados fueron
rápidos y en un abrir y cerrar de ojos tenían sometidos
a todos y cada uno de los aldeanos de Potadia. A continuación los
obligaron a seguirlos hasta el campamento de Draco. En su camino sin embargo
se enfrentaron a Xena quien acababa de reivindicarse cuando ayudó
a Hercules a combatir en contra de Darfus. Ahora, Xena estaba dispuesta
a dejar su vida como Guerrera, pero al ver que este grupo de aldeanos,
en el cual estaba Gabrielle decidió ayudarlos.
Gabrielle,
Hecuba y Lila en peligro Los aldeanos aprovecharon el movimiento de Xena para comenzar a pegar combos y patadas al resto de soldados. Al final mayormente gracias a las habilidades de Xena por supuesto, lograron imponerse sobre los soldados. Todos estaban agradecidos de Xena, aunque no querían tenerla cerca por mucho tiempo pues sabían la reputación que tenía la Guerrera, y sabían que su estadía no podía significar más que problemas. Gabrielle sin embargo no estaba de acuerdo, al contrario, si por ella hubiera sido le hubiera permitido a Xena quedarse todo lo que quisiera. Sin embargo, Xena no tenía ningún interés de quedarse en Potadia, por lo que partió inmediatamente. Gabrielle
había quedado impactada por este personaje que era Xena. Nunca
en su vida había visto a una mujer que fuera capaz de pelear contra
cualquier hombre y derrotarlo. Le fascinaba pensar en como sería
su vida, una mujer independiente recorriendo el mundo en busca de aventuras.
Estan era su oportunidad, si no lo hacía ahora no lo iba a hacer
nunca, ¿qué mejor oportunidad de ver el mundo que siendo
la compañera de Xena?. Apenas pudo se lo propuso a Xena, pero por
supuesto obtuvo el rechazo de la Guerrera, ¿cómo alguien
como ella iba a tener que preocuparse de una chiquilla que ni siquiera
se sabía cuidar por sí sola? Entonces, Xena abandonó
Potadia sola y advirtiendo a Gabrielle que por ningún motivo se
le ocurriera seguirla. Sin embargo, Gabrielle no se caracterizaba por
la obediencia. Estaba decidida a seguirla y así lo hizo.
Xena y Gabrielle, los primeros encuentros La
travesía no fue nada fácil, pero por alguna razón
tenía bastantes habilidades para seguir las huellas de Xena. Al
final llegó hasta la mismísima Amfípolis, villa materna
de Xena, a la cual ésta se había dirigido con motivo de
obtener el perdón de su madre y tratar de comenzar una nueva vida.
Fue durante esta ocasión cuando Xena se debió enfrentar
cara a cara con un antiguo amante y compañero de batallas, un Guerrero
llamado Draco, y Gabrielle estuvo ahí todo el tiempo, insistente,
tratando de ayudar. Al final Xena derrotó a Draco y a pesar de
que agradecía los intentos de ayuda de Gabrielle no pensaba dejarla
que la acompañara, y se lo dijo claramente cuando una vez en el
bosque Gabrielle salió de entre las sombras de la noche. Gabrielle
le explicó que ella no podía volver a su villa, que ella
era distinta a todos los demás y si no la dejaba ir con ella igual
seguiría su camino aunque sola, y por alguna razón las palabras
de la joven lograron ablandar ese duro corazón que caracterizaba
a la Guerrera en esos días, y entonces aceptó que la acompañara,
siempre y cuando mantuviera la distancia y tratara de no meterse en problemas.
Gabrielle estaba ansiosa de aprender y de ayudar a Xena en cada una de las aventuras que se le presentaban. Como era de esperarse a Xena no le parecía la mejor idea que esta joven inexperta metiera sus narices en sus asuntos, no tanto por el hecho de la intromisión misma, sino porque no quería sentirse culpable si algo le pasaba. Pero Gabrielle era una joven hábil e inteligente, y rápidamente comenzó a aprender más y más de la Guerrera, y Xena, a pesar de que no le hubiera gustado reconocerlo comenzaba a acostumbrarse más y más a la presencia de la joven. En cierta manera el hecho de que Gabrielle hablara y hablara hasta por los codos era una situación a la que se estaba habituando cada día más y más. Gabrielle era una joven idealista llena de buenos sentimientos y eso era algo con lo que Xena no estaba en contacto hacía muchos años. Un alma de bondad como Gabrielle era algo a lo que Xena ciertamente no estaba acostumbrada, pero no podía negar que el tenerla cerca era algo que de alguna manera lograba hacerla olvidar un poco sus antiguos demonios del pasado que constantemente la acosaban , especialmente en sus pesadillas. A
Gabrielle le gustaba pensar en ellas como en un equipo, pero la verdad
era que en esos días Gabrielle era más que nada una especie
de estudiante que una compañera para Xena. En una de sus tantas
travesías tuvieron que pasar por tierra Amazona. Fueron enfrentadas
por la reina Terreis y algunas Amazonas quienes querían saber cuáles
eran sus intenciones al haber traspasado su territorios. Xena le explicó
que no planeaban nada malo, y que por favor las dejaran pasar en paz.
Las Amazonas accedieron y decidieron acompañarlas hastas la frontera
de sus territorios. Gabrielle iba conversando de lo más tranquila
con la reina Terreis cuando repentinamente comenzaron a llover flechas
sobre el grupo de mujeres, una de las cuales se clavó sobre el
estómago de Terreis. Gabrielle instantáneamente se arrojó
sobre el cuerpo de Terreis de modo de protegerla de alguna otra posible
flecha sobre ella. Así como comenzó el ataque, terminó.
No hubo más heridos que Terreis, lamentablemente, la herida de
Terreis era más grave de lo esperado y no pasó mucho para
que muriera. Gabrielle la sostenía en sus brazos tratando de calmarla
y haciéndole saber que todo estaría bien. Terreis sabiendo
que no tenía mucho tiempo alcanzó a pronunciar : "Lo que
tú has hecho, sólo una hermana Amazona lo haría por
otra...te cedo mi derecho de casta...", y expiró. Gabrielle sin
entender aún que pasaba fue sacada de su asombro por otra de las
Amazonas, Ephiny, quien le explicó de que se trataba lo del derecho
de casta. Al momento de morir Terreis le había dejado en herencia
no sólo sus bienes físicos, sino también su título,
por lo que ahora Gabrielle pasaba a convertirse en la nueva reina de las
Amazonas.
Gabrielle,
la nueva Reina de las Amazonas Las Amazonas trataban de averigüar quién era la responsable por la muerte de Terreis, y tenían capturado a un sospechoso, un Centauro llamado Fantes. Sin embargo a Xena no le convencía mucho la idea, entonces junto a Ephiny fue en busca de nuevas pistas al lugar en el cual había acontecido la misteriosa lluvia de flechas. Mientras tanto, Gabrielle era preparada para tomar su puesto como la nueva Reina. Para ello fue sometida a clases de baile y al entrenamiento en combate. Gabrielle debía elegir un arma, y lo que le pareció más apropiado fue un bastón de guerra. Inmediatamente otra de las Amazonas fue comisionada para enseñarle el manejo del arma elegida. Aunque torpe en un principio se podía ver que la joven sí poseía habilidades para el manejo del arma. Ya estaba todo listo, tenía la ropa, los conocimientos, las armas, estaba lista para tomar el rol de Terreis, ahora sí, esto también implicaba que ella debía ser la vengadora de la Reina Terreis. Fue por eso que cuando se decidió que el Centauro Fantes sería ejecutado no había otra opción más de que fuera por la espada de Terreis y las manos de Gabrielle. Afortunadamente, al final todas las cosas se aclararon y gracias a la intervención de Xena se descubrió que el verdadero asesino era un señor de la guerra llamado Krikos. Por
más fascinante que le parecía la idea de quedarse en la
aldea Amazona, Gabrielle sabía que su camino estaba con Xena, así
que decidió abandonar la villa y cederle el puesto de Reina a Melosa,
que era la hermana de Terreis. Una nueva etapa en la vida de Gabrielle
había comenzado. Una etapa en la cual ya no era una joven indefensa
salida de una pacífica villa. Ahora era una Reina Amazona, con
nuevos conocimientos y habilidades, lista a enfrentar nuevas aventuras
junto a Xena.
Pasaron los meses y Gabrielle evolucionó maravillosamente. Ya estaba convertida en toda una joven de mundo. Cada una de las batallas que había tenido que enfrentar la habían convertido en una hábil oponente, aunque siempre bajo su código, el cual no incluía la matanza. Siempre usaría su palo, pero no tomaría la vida de ninguno de los malhechores con los que se tenía que enfrentar. Xena respetaba su opción como la amiga que era. Fue durante este período en el cual las cosas estaban marchando mejor que nunca que Xena y Gabrielle tuvieron que enfrentarse a Callisto. Callisto era una guerrera sedienta de venganza en contra de Xena por haber matado a su familia en uno de los tantos ataques de la Guerrera y su ejército en sus días oscuros. Callisto ya había intentado vengarse meses atrás, pero su intento fue frenado por Xena quien la envió a prisión. Sin embargo Callisto logró liberarse y junto a su antiguo ejército planeó un nuevo ataque en contra de Xena, y qué mejor manera que utilizando a Gabrielle para ello. Mientras
Callisto planeaba su nuevo intento de venganza, Gabrielle se reencontraba
con su antiguo compañero de infancia y una vez prometido Perdicas.
Perdicas quien también había dejado la villa no mucho después
de Gabrielle para buscar su futuro comenzó a cansarse de la vida
de soldado, ya no quería seguir matando, sólo quería
volver a Potadia y que mejor manera que hacerlo de la mano de la mujer
que siempre había amado, Gabrielle. Perdicas sabía que Gabrielle
no estaba muy convencida de lo del matrimonio, pero era el pasado, ahora
ambos habían madurado y Perdicas estaba convencido de que ahora
sí ambos estaban listos para un compromiso de ese calibre. Gabrielle
sin embargo tenía sus dudas, quizás por el hecho de que
no quería abandonar a Xena o quizás por el hecho de no querer
abandonar la vida que estaba llevando. Sin embargo, en una de las batallas
que tuvieron que enfrentar al ver que Perdicas estaba decidido a irse
y abandonar su estilo de vida Gabrielle no lo resistió y finalmente
le dijo que sí. Perdicas no podía estar más feliz.
Gabrielle
y Perdicas, la boda La joven pareja se desposó junto a la presencia de Xena y Joxer. La ceremonia fue muy emotiva y se caracterizó más que nada por el hecho de que a esas alturas Xena se sentía totalmente destrozada por el abandono de su amiga, pero como su cariño por ella era más grande aceptó su decisión con resignación, después de todo, ¿qué más podía hacer?, no iba a oponerse a que su amiga fuera feliz por un tonto egoísmo. Gabrielle estaba feliz, pero tampoco pudo evitar sentir que iba a extrañar muchísimo a Xena. Ambos
recién casados se retiraron rumbo a su noche de bodas. Al otro
día salieron temprano y para su mala suerte se encontraron en su
camino con Callisto, quien al saber que Gabrielle estaba sin Xena, no
encontró mejor ocasión para arremeter en contra de ella.
Xena llegó justo a tiempo para presenciar la llegada de Callisto,
y comenzó la batalla. Las cosas iban más bien parejas, sin
embargo Callisto fue más rápida y en un ágil movimiento,
sin la más mínima compasión, arremetió contra
Perdicas quien no tenía ningún arma con la cual defenderse.
Perdicas murió instantáneamente y Gabrielle terminó
llorando desconsoladamente sobre el cuerpo ensangrentado de su marido.
Perdicas
muere a manos de Callisto Un sentimiento de odio como jamás había sentido comenzó a invadir el corazón de Gabrielle, necesitaba hacer algo al respecto, necesitaba con todas sus fuerzas vengar la muerte de su esposo, necesitaba terminar con la vida de Callisto y quizás así todo el dolor desaparecería. La idea desconsoló totalmente a Xena, no podía permitir que la persona más generosa con la cual se había encontrado en su vida pudiera entregar su inocencia por una venganza. Xena trató por todos los medios de hacer entender a Gabrielle, pero ésta estaba más que decidida, partió rumbo a Callisto haciéndole creer a Xena que iría a Potadia. Una vez que llegó al lugar en el cual Callisto tenía su campamento y se encontró frente a frente con la mujer comenzó a recordar momentos en los cuales tanto Xena como Perdicas la habían alabado por el hecho de que ella nunca se había rendido ante el odio, incluso se recordaba a ella misma durante una conversación que había sostenido tiempo atrás con Xena con respecto a Callisto y la sed de venganza, entonces desistió dejando caer la espada. Inmediatemente fue hecha prisionera por Callisto, pero no pasó mucho para que llegara Xena y la rescatara. Con
el corazón aún llanto Gabrielle tenía esperanzas
en el futuro, y más aún, sabía que había hecho
lo adecuado al no rendirse ante los sentimientos de odio y venganza que
tan fuertemente la acosaron.
El
tiempo pasó y en los viajes de las amigas las condujeron a la tierra
de Britania. Ahí Xena se enteró de que César planeaba
un ataque contra Bodicea, antigua aliada a quien Xena había traicionado.
Xena decidió hacer las paces con la Guerrera y dedicó toda
su concentración a planear el enfrentamiento contra César,
su enemigo de toda una vida. Mientras tanto Gabrielle hacía amistad
con un misterioso personaje llamado Krafstar, líder de una supuesta
religión cuyos seguidores idolatraban a un solo Dios que traería
la paz al mundo.
Gabrielle
y Krafstar, el inicio de la pesadilla Las
palabras de amor y paz de Krafstar encontraron rápidamente eco
en Gabrielle, quien se sentía genuinamente atraída por esta
nueva concepción de un Dios lleno de bondad y amor que pudiera
perdonar sus pecados y llenarle de un sentimiento de amor. Con la ingenuidad
de un alma pura Gabrielle fue una fácil víctima del engaño
de Krafstar. En uno de sus encuentros, mientras Xena se preparaba a la
gran batalla con César, Krafstar invitó a Gabrielle a una
reunión con el resto de los integrantes del culto. Una vez en el
lugar se llevó a cabo la puesta en escena para en la cual sus compañeros
lo tomaron prisionero y lo pusieron sobre el altar de sacrificio. Gabrielle
entró en escena creyendo que efectivamente Krafstar estaba en peligro,
entonces cuando una de las mujeres del grupo se dirigió hacia ella
con una espada en alto, lista a clavársela Gabrielle reaccionó
por instinto y le clavó la daga que tenía en las manos a
la mujer. Gabrielle no podía creer lo que acababa de hacer, con
las manos cubiertas de sangre y en completo estado de shock observó
como Krafstar se liberaba de sus ataduras y le daba a entender la verdad,
que él era el líder del culto del Dios de la oscuridad Dahak,
quien para venir al mundo no sólo necesitaba un sacrificio de sangre,
sino que también de inocencia, y era precisamente eso lo que Gabrielle
acababa de hacer.
Gabrielle
atrapadan en las garras de Dahak
Justo antes de comenzar la batalla Xena notó a lo lejos como un grupo de nubes negras se posaba sobre el templo en el cual ella sabía que estaba Gabrielle, decidió partir en seguida para averiguar qué estaba pasando. Al llegar al lugar de la escena encontró el cuerpo inerte de la mujer que Gabrielle había matado, mientras Gabrielle tirada en un rincón lloraba desconsolada, aún sin poder recuperarse de lo recién acontecido. Xena se acercó a ella y trató de consolarla, pero no hubo caso. Justo en eso momento entra en escena Krafstar quien le explica toda la situación a Xena y a continuación se convierte en el Libertador, un demonio listo a darle la bienvenida a Dahak. Xena se lanza a combatirlo mientras Gabrielle queda tirada en el suelo llorando desconsoladamente. Dahak estaba listo para venir al mundo, sólo faltaba una cosa más, plantar su semilla en Gabrielle y eso fue exactamente lo que sucedió. Mientras Xena y Krafstar peleaban una gran llamarada se elevo de una pira y atrapó a Gabrielle. Xena seguía peleando y no pudo evitar lo inevitable. Una vez que llegó hasta Gabrielle ya todo estaba consumado y aunque todavía no lo sabían Gabrielle estaba esperando un hijo del Dios de la Oscuridad. No pasó mucho tiempo para que Gabrielle comenzara a sentir los síntomas del embarazo. Ni ella no Xena podían creer lo que estaba sucediendo, ¿cómo era eso posible?. Había vida dentro de ella, y estaba creciendo a una velocidad asombrosa, sin embargo Gabrielle tenía mucho miedo de tener a la criatura sabiendo que era la hija de la Oscuridad. Unas extrañas criaturas del bosque, las Hadas, le estaban dando la bienvenida a Gabrielle, mientras en un castillo cercano los caballeros del corazón cruzados se habían enterado de que una mujer daría a luz al hijo de la oscuridad y por lo tanto debían tomar cartas en el asunto. Más rápido de lo que canta un gallo Gabrielle comenzó a tener dolores de parto y no encontraron nada mejor que buscar refugio en el mismo castillo de los caballeros del corazón cruzado. En
una noche de tormenta y lluvia y bajo un eclipse de luna Gabrielle comenzó
con los dolores de parto. Gritaba con todas sus fuerzas, no tanto por
el dolor, sino por la incertidumbre de estar dando a luz a una criatura
de la cual no sabían nada al respecto. Todo fue muy rápido,
y en un abrir y cerrar de ojos ya todo había terminado. Gabrielle
había dado luz a una hermosa niña rubia a la que llamó
Hope, o sea, Esperanza. Por algún motivo el nacimiento de la criatura
había servido como una especie de catarsis liberadora para Gabrielle,
y aún sabiendo que la niña era hija de Dahak no podía
negar que tenía también una parte de ella en sí,
por lo que decidió darle una oportunidad y supervisar su crianza
ayudándola a manejar su lado oscuro como lo había hecho
con Xena. Sin embargo, la Princesa Guerrera no estaba para nada de convencida
al respecto y se lo hizo saber a Gabrielle.
Una
nueva esperanza en la vida de Gabrielle Gabrielle, cegada por su amor de madre no pudo darse cuenta de las verdaderas intenciones de su pequeña, y por lo mismo no pudo creerle a Xena cuando ésta le dijo que había sido Hope quien había terminado con la vida de uno de los caballeros que estaban de su parte. Xena estaba decidida a terminar con la vida de Hope, pero Gabrielle no podía permitirlo, por lo que tomó lo más rápido que pudo a Hope y corrió hacia los bosques mientras las Hadas detenían a Xena. Gabrielle
fue hábil y logró escapar del alcance de Xena, pero no por
mucho tiempo, al final Xena le dió alcance, pero ya era demasiado
tarde pues aunque Xena no lo supiera Gabrielle ya se había deshecho
de Hope, la había puesto a salvo al depositarla en una canasta
que flotaría río abajo, y que con suerte alguien encontraría
y podría darle la crianza que la bebé necesitaba. Xena no
quedó muy convencida con la historia de que mientras iban escapando
repentinamente Hope había tratado de atacar a Gabrielle y por lo
mismo ella no tuvo más que arrojárla por el precipicio.
Xena quería creerle con todas sus fuerzas, y rogó a los
Dioses porque ya todo haya terminado.
Durante
su visita a la villa de los Centauros Xena y Gabrielle se reunieron con
familiares y amigos. El hijo de Xena , Solan, estaba ahí presente,
al igual que el pequeño Centauro Xenan, hijo de Ephiny y Fantes
el Centauro. Sin embargo, la presencia de otro personaje cautivó
la atención de Gabrielle. Era una pequeña de misteriosa
apariencia la cual traía consigo un pequeño becerro igual
al que Xena le había regalado a Gabrielle para un solsticio de
invierno y que luego Gabrielle había depositado en la canasta de
Hope. Inmediatamente Gabrielle interrogó a la pequeña para
saber de adonde había sacado el juguete, a lo que la menor contesto
que no lo había robado de ningún lado, que era de ella.
Fue entonces cuando Gabrielle se dió cuenta de que la niña
era Hope, su hija amada. La felicidad la invadió por completo,
su pequeña aún seguía con vida.
La
pequeña Hope Gabrielle escuchó con atención las palabras de Hope, y creyó fielmente su historia, de que estaba siendo manipulada por Callisto quien tenía planeado atacar a los hijos tanto de Centauros como de su enemiga Xena durante la celebración que se llevaría a cabo en la aldea de Centauros. La verdad era que fue la mismísima Hope la que se encargó de liberar a Callisto a cambio de que que ésta la ayudara con su plan y el de su padre Dahak. Gabrielle quería creer en Hope, y así lo hizo. Le advirtió a Xena del ataque de Callisto, pero nunca le dijo que la identidad de la pequeña era la de su hija Hope. Cayó completamente en la trampa de Hope, y el resultado fue la muerte de Solan, el hijo de Xena. El alma de Xena estaba vacía, el hijo con el que apenas había compartido escasos momentos durante toda su vida había muerto ante las manos de Hope, y todo porque Gabrielle le mintió. Se sentía totalmente traicionada. Gabrielle por su parte se sentía totalmente culpable, no podía creer como había caído en la trampa de Hope. Se sentía avergonzada, maldita...A pesar de que su corazón de madre clamaba por perdonar a su hija sabía que no podía permitir que Hope continuara viva después de lo sucedido, debía terminar con su vida, ese era el peor de los males. Dispuso en su cantimplora la cantidad suficiente de veneno para terminar con la vida de la pequeña, mientras Xena batallaba junto a Callisto para saciar en algo la sed de venganza que estaba naciendo en ella. Al final Callisto terminó encerrada en una cueva y Xena terminó con un sabor amargo en la boca. Gabrielle acababa de darle muerte a Hope y por un momento pensó terminar con su existencia también, sin embargo al levantar la botella ya no quedaba ni una gota del mortal líquido. Gabrielle se quedó cabizbaja llorando silenciosamente por todo lo acontecido. Los
cuerpos de Solan y de Hope son incinerados en una triste ceremonia y ante
el canto fúnebre de Ephiny. Ambas mujeres con los corazones destrozados
en mil pedazos...Gabrielle trata de hablarle a Xena, pero sólo
recibe de vuelta el desprecio de la Guerrera, quien le dice que nunca
le perdonará el que le haya ocultado lo de Hope.
Gabrielle
llora desconsoladamente por la muerte de su hija
Xena
se dirigió a la montaña a llorar la pérdida de su
hijo, Solan. Ahí se encontró con Ares quien sembró
en ella la semilla de la venganza en contra de Gabrielle. Debido a que
la pena era demasiado grande Xena se cegó por completo y nuevamente
la oscura Guerrera que parecía estar sepultada para siempre volvió
a emerger. Xena se dirigió a la villa Amazona en la cual Gabrielle
efectuaba el ritual de purificación Amazona para liberarse del
dolor que le había producido la muerte de su hija. Xena llegó
furiosa y arremetió contra Amazonas para a continuación
ir en busca de Gabrielle. La amarró con su látigo y luego
se subió a su caballo para emprender una loca carrera con Gabrielle
a cuestas.
Xena
cobra su venganza en Gabrielle Luego
de unos minutos llegó al borde de un precipicio y se dispuso a
lanzar a Gabrielle al vacío. Sin embargo, esta reaccionó
y golpeó a Xena liberándose. El odio se apoderó del
corazón de Gabrielle y envistió contra Xena y ambas cayeron
al vacío, en el agua. Fue en ese momento cuando fueron transportadas
a la tierra de Ilussia, un lugar en la mente de cada una creado por Solan
para que pusieran fin a tanto odio y sentimientos de venganza, lo que
no fue nada fácil, ya que habían muchas cosas que perdonar,
muchas verdades que nunca se dijeron y muchas heridas aún abiertas.
Sin embargo, finalmente ambas mujeres lograron darse cuenta de la verdad,
que se habían dejado llevar por el odio y que en realidad debían
perdonar y perdonarse. Fue duro, pero lo entendieron y decidieron seguir
adelante.
Pasó el tiempo y Gabrielle trató de volver a ser la persona que una vez fue, lo cual no fue fácil, incluso en un momento estuvo tentada a renunciar a todos sus recuerdos con el fin de olvidar tanto dolor. Habían muchas cosas que la atormentaban. Aparte del hecho de lo de Hope y Solan estaba lo de Xena y la traición en el reino de Chin. Gabrielle había llegado misteriosamente a Chin antes que Xena para detenerla de matar a Ming Tien, todo por un trato con el mismísimo Ares, por celos de Lao Ma. No fue sino hasta tiempo después que admitió esa verdad y pudo tratar de seguir adelante con su vida. Más
y más aventuras se presentaba delante de su camino, claro que nada
podía anticipar lo que le deparaba el futuro. Debía enfrentarse
una vez más a Hope, esta vez por la vida de Xena. Hope había
hecho un trato con Callisto para destruir a Xena, sin embargo más
tarde Callisto cambiaría de bandos para ayudar a Xena pensando
que en realidad sería lo más adecuado para sus objetivos,
los cuales eran conseguir la Daga del Ciervo y terminar con sus existencia
para siempre.
Gabrielle
y Hope Xena
estaba dispuesta a cualquier cosa por terminar con la vida de Hope, incluso
si tenía que morir ella misma en el intento. Ares le informó
a Gabrielle que debido a que las Parcas le debían un favor a él,
había pensado cobrarlo. El trato consistía en que si Xena
mataba a Hope, Xena moriría. El corazón de Gabrielle se
llenó de dolor, ella no podía permitir que algo así
sucediera y aunque le prometió a Xena que no intervendría
llegado el momento decisivo no pudo permitir que Xena fuera la encargada
de terminar con la vida de Hope, tenía que ser ella, y así
lo hizo. Con el dolor de su corazón tomó a su hija en sus
brazos y amabas cayeron el un pozo de fuego pereciendo, bueno, eso parecía.
El
sacrificio
La muerte de Gabrielle fue un golpe demasiado fuerte para la Princesa Guerrera, quien no estaba dispuesta a dejarla ir así como así. Fue entonces cuando decidió emprender un viaje hacia el más allá, hacia la tierra Amazona de los Muertos para encontrar a su amiga. Su búsqueda no la llevó a Gabrielle, sino que al reencuentro con unas Amazonas que ella misma había matado y que ahora estaban condenadas a pasar la eternidad en una especie de limbo, sin poder cruzar hacia el otro lado, todo porque Alti le había quitado todos sus poderes espirituales. Entonces Xena decide detener su búsqueda por un momento para ayudar a las Amazonas, después de todo ella era también responsable de esa situación. Lo haría por Gabrielle, en honor a todo lo que había aprendido de ella. Gabrielle había sido la luz de su vida y ahora estaba dispuesta a permitir que la luz que brillaba en ella la guiara en su batalla con Alti. La pelea fue ardua y fuerte. Alti era una poderosa mujer con conocimientos ancestrales en cultos oscuros. Sin embargo, con la ayuda de la tribu Amazona de Siberia logró derrotar a Alti, y más aún, averigüó gracias a una visión del futuro que le mostró Alti, que Gabrielle aún seguía con vida.
La
visión de Xena Xena
se dirigió a Potadia, pues su sexto sentido le indicaba que Gabrielle
estaría ahí, y no se equivocó, bueno, no por completo,
ya que la que se presentó ante ella era Hope, que aún seguía
con vida. La verdad era que por alguna razón tanto Gabrielle como
Hope habían sobrevivido a la caída en la pira con fuego,
aunque los detalles al respecto no estaban para nada claros. Lo único
que recordaba Gabrielle era la caída para luego perder el conocimiento
y recobrarlo en un hospicio en el cual estaba siendo atendida por unas
hermanas. Una vez en el hospicio trató de ubicar a Xena enviándole
una nota, pero al ver que no llegaba decidió que lo mejor sería
encaminarse a Potadia, y así lo hizo.
El
reencuentro Una
vez en Potadia debió enfrentarse en una última batalla en
contra de su hija y su nieto, hijo de Hope y Ares, el Destructor, una
criatura grotesca que tomaría lugar en el nuevo mundo una vez que
Dahak comenzara su reinado. Gabrielle y Xena idean un plan para detener
a Hope, usando la misma arma que la malvada hija de Gabrielle tantas veces
había usado en el pasado. Ahora sería Gabrielle la que se
haría pasar por Hope, y dió resultado. Finalmente tanto
Hope como su hijo terminan muertos y tanto Gabrielle como Xena cierran
un capítulo más de su vida, con la esperanza de tratar de
olvidar las viejas heridas y mirar el futuro con optimismo. Tratarían
de buscar respuestas juntas, mano a mano.
Fue después del último enfrentamiento con su hija Hope que Gabrielle decidió comenzar la búsqueda de su verdadero camino en la vida. Era verdad que los dolores por los cuales había atravesado en los últimos años habían dejado una profunda marca en ella, una marca de la cual Gabrielle no estaba segura de poder borrar por completo. Necesitaba desespereradamente hacer algo al respecto, y entonces comenzó la verdadera búsqueda de su identidad. En el camino conoció a varias personas que sólo querían aprovecharse de ella, por ejemplo Najara. Najara era una hábil mujer que predicaba acerca de la luz y que engañó a Gabrielle con sus bonitas palabras. Ahora, en realidad el caso de Najara es especial, por el hecho de que la pobre mujer estaba totalmente desquiciada, con eso de oir a los Jinns y todo eso, entonces en realidad no se le puede culpar de mucho, ya que en realidad lo único que quería era a Gabrielle a su lado, sin importar los medios para conseguirla. Aún así Gabrielle no aprendió la lección y más tarde volvió a caer ante la palabrería de otro charlatán llamado Aidn, quien predicaba acerca de la paz espiritual, pero quien en realidad sólo quería que Gabrielle alcanzara ese estado de paz para apoderse de su fuerza esencial y adquirir más poderes. Una vez más Gabrielle fue engañada, pero eso no la detuvo a seguir buscando su camino en la vida. Durante
su viajes por India tanto Xena como Gabrielle cayeron en una búsqueda
más fuerte aún de su verdadero ser interior. Fue en estas
exóticas tierras donde Gabrielle conoció a Eli, gentil hombre
que predicaba sobre la paz interior y quien en realidad era un ávatar,
encarnación de un ser superior. Eli era verdadero y vió
en Gabrielle a una estudiante ávida de aprendizaje. Fue él
quien le enseñó el "Camino del Amor", lo que se traducían
en vivir por y para la paz, sin pelear, sin la más mínima
violencia. Gabrielle entonces renunció a su bastón de pelea
y decidió vivir el camino del amor. Xena por su parte enfrentaba
su propia lucha. La búsqueda de su camino por Gabrielle hizo que
ella también quisiera averigüar cual era el suyo, y al final
gracias a la ayuda de Krishna se dió cuenta de que su verdadero
camino era el "Camino del Guerrero". Ahora, ambos caminos eran opuestos,
pero Xena y Gabrielle decidieron que eso no sería impedimento en
continuar su vida juntas. Sólo era ncomo dos brazos de un río
que iban por distintos caminos , pero ambos caudales desembocaban en el
mar.
Eli,
y el camino del amor La
vida no era fácil desde que Gabrielle eligió seguir el Camino
del Amor, aún así Xena se esmeraba por entenderla y hacerle
los días más fáciles, ella se encargaría de
patearle el trasero a quien se cruzara por delante de su camino o el de
Gabrielle. Fue durante esta época cuando Xena se enteró
de que César estaba trás de ella, entonces decidió
dirigirse a Roma a enfrentarlo cara a cara. Le pidió a Gabrielle
que no la siguiera y ésta obedeció. Sin embargo, César
se anticipó al movimiento y decidió capturar a Gabrielle,
Amarice, Eli y sus seguidores para usarlos en contra de Xena.
Gabrielle
decide abandonar su vida como guerrera Por
más que trataron de escapar a su destino, finalmente la prefecía
de Alti se cumplió. Ella dijo que morirían crucificadas
a manos de los Romanos y así fue. Cuando Xena se enteró
de que Gabrielle y el resto habían sido tomados prisioneros no
tuvo más opción que ir en su rescate, pero su intento se
vió frustrado por Callisto, quien terminó arrojándole
el Chakram fracturándole su columna. Gabrielle, al ver a Xena completamente
indefensa no tuvo más opción que abandonar el camino del
amor y optar por el "Camino de la amistad", o sea, elegir salvar a Xena
por sobre todo lo demás, fue entonces cuando arremetió con
furia contra varios soldados que trataban de impedir su huída,
acabando con la vida de todos y cada uno de ellos.
Gabrielle
termina con la vida de varios soldados Ambas
fueron conducidas a prisión y desde ahí a esperar su ejecución,
la cual se llevó a cabo en un frío día nevado de
Invierno, ante la presencia de la malvada Callisto. Ambas mujeres fueron
crucificadas y sus almas se elevaron a los cielos.
Los
espíritus de Xena y Gabrielle abandonan sus cuerpos
La
batalla por sus almas no fue fácil. Ambas mujeres debieron pelear
en el cielo y en el infierno con tal de mantener sus almas. Angeles, demonios,
reencarnación, etc...todo para confirmar que pasarían el
estaban destinadas a estar juntas por la eternidad.
Una
nueva Gabrielle Una
vez de vuelta entre los mortales Gabrielle se dió cuenta de que
no sólo había logrado vencerle la mano al destino una vez
más y escapar de la muerte, sino que por alguna razón sus
habilidades para la guerra se habían prefeccionado notoriamente,
ahora era toda una guerrera, dispuesta a cualquier cosa por defender a
Xena y a su pequeña hija Eve.
Lejos quedó la joven e ingenua
chica a quien Xena salvó por allá en "Pecados del pasado"...
mucha agua ha pasado desde la ocasión en que la bardo tomó
un arma por primera vez... la joven aldeana se convirtió en bardo,
luego en Princesa Amazona, y finalmente en la sucesora de la Princesa
Guerrera, esto quedó en evidencia durante su última aventura
en Japón, cuando Gabrielle dio todo de sí por volver a la
vida a Xena, para finalmente enterarse de que ya no había vuelta
atrás, que Xena no podría volver a la vida, aunque quisiera...
Ahora Gabrielle se dirije a Egipto... donde el Faraón necesita
una chica con un chakram...
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