USO DE VECTORES VIRALES EN TERAPIA GÉNICA

USO DE VECTORES VIRALES EN TERAPIA GÉNICA

 

El obstáculo que a menudo se encuentra al diseñar el vector adecuado para la terapia génica (incluyendo la del cáncer) es que el vector ideal ha de tener:

 

Los virus ofrecen el mejor potencial como vectores en la terapia génica. (Su uso como vectores es comentado con detalle más adelante). Así, por ejemplo, es posible usar el Herpes simplex portador del gen de la timidina quinasa para sensibilizar las células tumorales al tratamiento con fármacos. El mecanismo de actuación es el siguiente: la timidina quinasa humana no es capaz de fosforilar el ganciclovir, pero sí la introducida por el virus. El ganciclovir es un fármaco que al ser fosforilado se convierte en un potente tóxico; ello solamente ocurre en células que se están dividiendo activamente, como las tumorales, y además el ganciclovir activado puede transportarse entre células a través de las uniones GAP, con lo cual, el efecto conseguido aún resulta mayor. Esta estrategia ha sido usada en el tratamiento de cáncer de cerebro y de ovario en conjunción con las terapias más convencionales.

Al usar virus como vectores portadores de un gen exógeno a la célula huésped, ha de hablarse del término transfección para referirse a la introducción de un ácido nucleico vírico en la célula.

 

Aunque los virus utilizados pueden infectar muchos tipos de células, solamente algunas células diana pueden ser candidatas para la manipulación genética. En primer lugar, las células deben ser lo suficientemente fuertes para resistir la manipulación y susceptibles de ser extraídas del organismo humano y reintroducidas en él con facilidad; en segundo lugar, las células deben tener una larga vida: meses, años o, mejor aún, toda la vida del paciente. Puesto que las células de la médula ósea, de la piel y del hígado son las que más se ajustan a estos criterios, no cabe duda que las enfermedades que puedan ser tratadas por manipulación de estas células son las más firmes candidatas para la terapia génica.

 

 

Al producir un vector viral, los genes víricos implicados en la replicación son eliminados para evitar una diseminación sistémica en el paciente y para reducir la respuesta inmune que éste pueda experimentar. En inglés, a los virus cuyo genoma ha sido parcialmente eliminado se los llama gutted viruses.

 

Para insertar un transgén en el genoma huésped, suelen usarse cápsides vacías, obtenidas a partir de células que contienen insertado el genoma vírico (llamadas packaging cells) responsable de la producción de la cápside, pero defectuoso para la partícula llamada "psi", cuya función es dirigir la introducción del DNA en la cápside. Así, estas células son productoras de cápsides vacías, que luego son llenadas con el transgén, el cual sí contiene la partícula "psi". El genoma vírico se fragmenta para evitar recombinaciones que reviertan a virus salvajes. En el caso de usar vectores retrovirus, el transgén ha de llevar una copia para la transcriptasa inversa para posibilitar su integración. Este método sustituye al anterior, que usaba la infección simultánea de células con varios virus defectivos en diferentes lugares de su genoma. El principal inconveniente que presentaba esta técnica era que los virus solían revertir a la forma salvaje por recombinación y, además, había que introducir el transgén por electroporación u otro método.

 

 

VENTAJAS DEL USO DE VECTORES VIRALES

Es evidente que el hecho de que los virus se introduzcan de manera natural en las células libera al protocolo de tener que idear algún modo de introducir el transgén, el cual siempre tendrá una eficiencia menor de penetración e integración de la que presenta un virus

La inserción es más limpia que por otros métodos porque los virus poseen estrategias que la permiten de manera eficaz en lugares preferenciales del genoma huésped. Además, estudiando el tipo de cáncer a tratar, puede escogerse un tipo concreto de virus, que infectará selectivamente a esas células en concreto y no a otras.

 

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