Viven
porque están muertos
... El amor es un estado patológico que
dura más en los débiles y menos en los fuertes - dijo el joven mirando
fijamente a la señora de más o menos cuarenta y cinco años de edad, que estaba
a su frente.
... La otra mujer, de tipo extranjero, que
escuchaba la conversación en el departamento, levantó sus bellos ojos verdes
con un parpadeo en el que no se podría decir si había coquetería o súplica.
... -No he querido decir precisamente que
cuanto menos dure esa afección el hombre sea más fuerte; en algunos la flor del
amor no nace por falta de sensibilidad, por estupidez o cretinismo en otros.
Hay, pues, en resumen, una escala mínima, un período de duración "standard" para las gentes normales. No se podría decir
que ese período fuera de un mes, seis meses o un año; el poeta Daniel de
... El joven hablaba de pie, con cierto
escepticismo pedante, a veces, en el que decía "afección",
"estado", por amor, y con algún temblor emocionado en la voz, a
ratos, cuando se refería a "esa tierna flor". Pero en todo daba la
sensación de un hombre exaltado que trataba de no caer en la vulgaridad. Había
también algo de hombre herido, cuando se dirigía a la mujer madura, cuyos ojos
brillantes miraban altos y fijos escrutando con sinceridad. La dama joven
escuchaba con la cabeza baja, al parecer ajena a la charla, pero un temblor
imperceptible de la barbilla hubiera revelado a un observador lo hondo que la
afectaba aquella conversación.
... -Me parece que amé durante veinte años; a
veces tal vez por costumbre; pero no sé de amores que han durado toda una vida
- contestó la señora.
... -Sí, el amor de las solteronas replicó el
joven, de esas solteronas que cuando alguna sobrina indiscreta les pregunta
por qué no te casaste tía, dan un suspiro consabido y responden
invariablemente: porque he amado sólo a un hombre en mi vida y ese hombre murió
en plena juventud.
... -Sí, señora continuó, esa solterona no
tuvo oportunidad de volver a encontrar un amor en su vida, porque se aferró a
un fantasma, a una ilusión, a un sentimiento falso, de falsedad absoluta, y que
sobrevivía a la ley de los "tres meses" del poeta, sólo porque estaba
muerto.
... -No es prudente aplicar filosofía y leyes
al amor respondió la dama con aire de superioridad.
... El charlador cogió una silla con el ademán
del aventurero que llega cansado de un largo viaje y se dispone a contar una de
sus aventuras; se sentó, sacó un cigarrillo, lo encendió, afirmó los codos
sobre sus rodillas, echó el cuerpo hacia adelante, recogió con un gesto
peculiar un mechón rebelde, y dijo:
... -Voy a narrarle una historia real,
brevemente, en la que se demuestra cómo a veces queda prendido en el ser un
vestigio de amor, la colilla de un cariño, a veces una cicatriz y, a pesar de
que todo ha concluido, ese ser empieza a construir sobre esa leve base un
fuerte sentimiento, una pasión falsa que puede durar toda la vida, como en el
caso de aquella solterona, y que en un instante desaparece totalmente al
contacto con la realidad.
... Es la historia de un error, el caso de un
hombre aferrado a una ilusión que un día la realidad exterminó; pero vamos por
parte, comencemos por donde se debe empezar.
... Ella era una extranjera, una joven austriaca
de origen judío, que vino a Chile huyendo de los látigos que han arreado a
tanta gente desde Europa hacia Occidente.
... La necesidad de tener un apoyo en esa
inmensa aventura que significa para una mujer europea atravesar el Atlántico y
penetrar en las vastedades de América, hizo que se casara, antes de partir, con
un emigrante de su raza y de su ciudad.
... No fue feliz. El hombre era mediocre y no
reunía las condiciones de ese espíritu valiente, delicado y audaz que parecía
poseer la bella austriaca.
... La travesía del inmenso océano, la llegada
a las costas americanas, la primera visión de estos vergeles, encendieron en la
hija de la decrépita Europa una luz de vida nueva, la sensación de algo
maravilloso que debía realizarse bajo estos nuevos cielos, detrás de estas
montañas y de estas selvas que escondían el misterio. Y el marido quedó
rezagado, convertido en su justa proporción: la de una cosa que servía sólo
para cruzar el "gran charco".
... ¿Sabe usted lo difícil que es realizar la
leyenda de la "media naranja", encontrarse un hombre y una mujer que
acoplen en lo material y en lo espiritual, en la misma forma que las mitades de
una naranja se junten y establezcan las corrientes de sus fibras y jugos dando
vida a un fruto maravilloso?
... -Pues bien continuó el narrador, en una
casa residencial de Santiago se produjo ese encuentro. Una mañana clara, en el
pasillo, se encontraron frente a frente la europea y un joven estudiante de
provincia.
... El choque de los ojos fue como el de dos
platillos de banda refulgentes al sol, y el amor estalló, súbito, como una nota
vibrante entre esos dos seres que de un extremo a otro de la tierra habían
venido obedeciendo a una ley de la naturaleza.
... Describir el desarrollo de ese amor sería
materia de una labor larga e interesante; pero voy a concretar en una
comparación que te parecerá insólita, lo que eran él y ella. Uno un vergel
agreste de esta América y la otra una paloma de la civilización un poco cansada
con el vuelo a través del mar.
... Eso eran él y ella; en el vergel faltaba
cernir la tierra y en la paloma de albas plumas había reminiscencias de aleros
milenarios; pero a pesar de ello la naturaleza se había dado el capricho de
fabricar a esos dos seres el uno para el otro como las dos medias naranjas del
cuento.
... ¿Qué sucedió? Pues algo muy sencillo o
vulgar: en el amor, cosa tan antigua, ya no hay nada original.
... Siempre he imaginado la pasión como una
hoguera al borde de la cual andan rondando una mujer y un hombre; se miran, se
invitan, tienen miedo a las llamas; hay un instante supremo en que sólo un
vaivén los haría caer en el centro del fuego a quemarse, a pulverizarse, a
perderse o a renacer, depende de que en ellos haya paja, metal o ave fénix.
... En ese instante de oscilación a veces cae
uno solo y el otro queda al borde del abismo. En nuestra historia él cayó
dentro de la hoguera, ella se conservó salva en el borde y, con un gran sentido
práctico o especulativo, fue alejándose del fuego donde aquél se consumía.
... El joven se detuvo para encender otro
cigarrillo; en su rostro se notaban las reacciones de una lucha interior que
libraba a través del relato. Hablaba como si la dama de los ojos verdes no
estuviera en el cuarto. Impetuoso, exaltado, elevaba el hilo de la narración
hasta un punto en que parecía una propia confesión, y, otras veces, como esos
cambios del sol y sombra que producen las nubes primaverales, retomaba el tono
seco, sin emoción, con que comenzara su relato.
... He hecho este símbolo de la hoguera -
siguió el narrador- para expresar en síntesis el fondo de los hechos, pues en
la superficie el asunto ocurrió de la siguiente manera: Él le pidió que se
divorciara y se uniera a él, y ella vaciló.
... Esto es complicadísimo, mi querida amiga continuó
el joven una vez más se comprobó la teoría marxista de que lo espiritual está
sometido a lo económico y no olvidemos que ella ascendía de la raza más
pragmática del mundo...
... La súplica, el llanto, la humillación,
etc., lo hicieron descender ante los ojos de la mujer, la cual se dio cuenta de
que el amor desaparecía rápidamente para dar paso a la indiferencia y por
último al fastidio.
... ¡Sí, señora, al fastidio; el amor puede
terminarse por demasiado amor! ¡No hay nada más fastidioso para la víctima que
una persona enloquecida por el amor; es como un carnero enfermo que trata de
romper a cabezazos una muralla de piedra hasta que cae con los sesos
destrozados!
... Cayó en la bebida, en la droga, en la
degeneración; pero no era de paja, había en él metales y, como el ave fénix,
surgió de nuevo a la vida.
... Hay seres que se levantan del fango más
limpios: del vicio resucitan con una retina a través de la cual las cosas
adquieren un nuevo color: del dolor con otro sentido para apreciar el valor de
la vida.
... Pasaron los años, finalizó sus estudios y
se recibió de abogado.
... Otros tiempos, otras paredes, otras caras.
Pero hay algunas plantas que son rebeldes al traslado de almácigo, nuestro
héroe tuvo varios reventones sentimentales; buscó, le pareció encontrar tierras
aptas, pero al final el retoño de amor fatalmente se secaba.
... No pudo encontrar aquel temblor emocional
de otros tiempos y este fracaso hacía surgir más fuerte aquella época de pasión
y gozo pasada junto a la bella mujer.
... Al fondo de todos los caminos por donde
iba en busca de otros amores, surgía inexorable la imagen de aquella, hasta que
se convenció de que estaba tarado para amar; de que
la única mujer, tal vez, que pudo haber amado fue la fatal austriaca.
... Hombre templado al fin, resolvió realizar
el camino de este mundo con esa tara sentimental como a quien le ha salido una
verruga en la nariz y la lleva con tal resolución, que pasa a tomar parte de su
personalidad. Así llevó esa especie de melancolía que lo acompañó desde
entonces, como una característica natural de su persona.
... ¡Y aquí viene mi teoría, señora! - dijo el joven frotándose las manos y pasando a un tono
risueño- ! ¡Necesitaríamos vivir mil años para establecer las leyes de un solo
corazón humano!
... Un buen día recibe un llamado telefónico.
A través de la vibración mecánica de una voz, reconoció el timbre cálido de
ella, que lo citaba para la tarde siguiente.
... Nuestro protagonista pasó una noche
inquieta. Una mujer que no veía durante años, la bella austriaca a cuyo
recuerdo se había acostumbrado como una cosa sucedida en otra vida, surgía de
pronto, en aquel llamado telefónico, con los mismos fuegos donde él quemara su
vida.
... ¿Me necesita simplemente para algún asunto
que nada tiene que ver con aquel amor? ¿Me habrá amado en la misma forma en que
yo la he amado y hoy una crisis ha quebrado su resistencia, llamándome?
... A medida que se formulaba estas preguntas
notaba que su reciedumbre se iba desplomando. El hilo telefónico se le había
incrustado en los nervios, y la voz de la mujer, como una carga galvánica allá
en el otro extremo del cobre hacía resucitar aquel cadáver de amor, aquella pasión
muerta, cual una rata de laboratorio revivida por ese procedimiento.
... ¿Y si una cruel curiosidad femenina,
comprobar que aún tenía influencia sobre ese corazón de varón, era la causa de
la cita?
... Por fin llegó la hora de despejar todas
las dudas.
... El encuentro fue sereno. Dos miradas
intensas trataron de pulsar los estados de ánimo. Un saludo cortés y empezaron
a pasear por un sendero del parque de Providencia, entre remansos de follajes
arreglados con una elegante rusticidad.
... Un silencio presente como un ser los
acompañaba. La tarde poco a poco fue cayendo con su penumbra. El silencio se
convirtió en un estado tenso que cada cual esperaba que el otro interrumpiera;
pero ninguno se atravía a romper aquello con una
palabra que hubiera sonado con el tono hueco y deshumanizado de los ecos en
algunos oquedales.
... El paliaba aquella tensión mirando al
cielo donde las primeras estrellas empezaban a rutilar y ella, con la cabeza
baja, contemplaba la tierra oscura y cercana.
... De pronto, suavemente, apoyó su mano en el
brazo de él. Estuvo a punto de temblar, apretó los dientes y los puños hasta
hundirse las uñas en las carnes y así contuvo el temblor que pudo haberlo
traicionado. Pero un hormigueo inundó todo su cuerpo. Una presión voluntariosa
fue librándolo hasta adquirir otra vez su aplomo.
... Ella, por suerte, no notó el estado de
angustia por el que acababa de pasar su acompañante; si lo hubiera notado, se
habría salvado de caer vencida en esa lucha por la dominación que encierra todo
amor.
... Usted verá, señora, que el amor es
recíproco, sólo en su primera etapa; después, uno ama más y el otro sólo se
deja amar; la pasión generalmente empieza cuando ya existe una completa
indiferencia en uno de los sujetos - afirmó el joven.
... Una luna brillante ascendió por detrás de
la cordillera, del río vino una brisa suelta que se perdió entre el follaje,
removiéndolo, y todo pareció complotarse para un instante romántico.
... Eran dos inteligencias despiertas que
entablaron una lucha para no ceder a ese instante; una lucha en la que
intervenían la naturaleza, el ambiente de aquella hora y esos dos corazones
debilitados por un estado de ánimo especial.
... Trataron así de no ser cogidos por la
oleada romántica del caer de la noche.
... Para descargarse de la espesa fuerza
sentimental que provenía de la tierra, de las sombras, de los juegos de luz del
follaje, etc., se detuvieron de súbito y se miraron, interrogantes, a los ojos.
... Los dos tenían una palabra fría, tal vez
vulgar, sin importancia ni asunto, para quebrar aquel embrujo de la hora, pero
se les quedó atravesada en la garganta ante el encuentro de los ojos y... no
resistieron. La naturaleza, la hora, el ambiente, triunfaron.
... Un beso largo y sostenido contuvo todos
aquellos años de separación y dio salida a la tensión del momento.
... Ella confesó haber sido un poco cruel,
calculadora. Dijo que una seguridad demasiado grande en el amor de él, se había
desviado en un extraño sentimiento de crueldad, algo parecido al goce de los
flagelados.
... - ¡Sí, señora se interrumpió el joven
hay flageladores del espíritu, de los sentimientos, que flagelan a los seres
que aman! ¡El amor lleva un pequeño engendro de odio y ay del día en que el
diminuto monstruo se desarrolle o se refuerza en ciertos apasionantes
temperamentos!
... Se había divorciado, y el conocimiento de
otros hombres le había demostrado la grandeza de ese primer amor, dándose
cuenta del error que había cometido al dejarlo.
... Se entregaron esa noche con todo el bagaje
de recuerdos y sentimientos que había acumulado el pasado; pero al día
siguiente, nuestro protagonista amaneció como uno de esos cajones cordilleranos
que un día despejado, aparecen al otro revueltos de nubes.
... ¿Era la felicidad que se había desplomado
tan de golpe sobre él, atontándolo? ¿Era un resabio cauteloso ante una posible
nueva jugada de la flageladora? ¿Qué había, pues, en esa desazón sentida sólo
en algunos días melancólicos de la lejana adolescencia? ¿Amaba ahora sólo la
carne de aquella mujer y no al espíritu que la animaba?
... Recordaba que algo, en un instante, había
pasado esa noche. Algo terrible, semejante sólo a esa desesperanza que nos
produce la muerte cuando nos arrebata el misterio que amábamos, dejándonos sólo
la basofia de la carne inerte.
... A través de los días fue sedimentándose
una verdad: ¡No la amaba!
... El tiempo había hecho desaparecer aquel
amor; pero la quemadura de la hoguera había dejado su cicatriz y sobre ella se
había construido un sentimiento falso, una creencia que se encargó la propia
causante de destruir. Fue un fantasma que se esfumó al primer contacto con la
realidad.
... -¡Sí, señora! continuó el narrador,
subiendo el tono de la voz, ya exaltado, para finalizar proclamando la tesis de
su historia. "El amor eterno dura tres meses", como dijo el poeta,
los otros son amores falsos que se fincan en una herida, en una cicatriz, como
hongos malsanos de los cuales debemos precavernos!
¡Son, en fin, el caso de las solteronas cuyos amores viven, porque están
muertos! ¡Si un día se levantara de la tumba alguno de
esos adolescentes amados, estoy seguro de que estas viejas ya no sentirían nada
por él! ¡Si, sólo viven porque están muertos!
... Oculto el rostro con un pañuelo, la mujer
de los ojos verdes atravesó presurosa el departamento y fue a encerrarse en su
cuarto.
... ¡Es usted cruel,
tenía la cara arrasada de lágrimas y no sé cómo pudo resistir hasta el final el
relato! - dijo la dama y continuó dirigiéndose al joven- . Más cruel que ella,
porque ella lo ama intensamente y usted, al parecer de su teoría, no la quiere
ya...
... El joven tomó su sombrero y se despidió de
la señora.
... Pero al llegar a la calle una brisa
refrescó su faz, y junto a la agradable reacción nació una duda:
... ¿Y si todo lo que he dicho no fuera ahora cierto?
¿Acaso uno odia, sufre o goza permanentemente? ¿Acaso en una sola hora uno
puede tener todas las variaciones del alma, todas las contradicciones del
corazón humano, mientras la forma, la acción, es una sola y permanente, y por
lo tanto, falsa también?
... Dio media vuelta y volvió sobre sus pasos.