Jesús Ademir Morales Rojas

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Hipnerotomaquia 7

Jesús Ademir Morales Rojas

   I

En el firmamento verdiacuoso las fauces enormes vomitan de nuevo. Los fetos de luz se dispersan en lluvias de fosforescencias y mucosidades. Ha sido un tiempo raro. Durante mis recorridos por el Laberinto he hallado a otros Polifilos extraviados por los corredores púrpura. Cuando nos encontramos, gesticulamos hipótesis sobre el Dédalo y su Salida; sobre Poliay las acechanzas del Ángel. Luego nos separamos de nuevo, cada uno a su ruta ciega. Ha sido un tiempo raro. Por debajo de la tierra, el ininterrumpido llanto del Niño. Arañando las entrañas del mundo. Como siempre.

Creí haber visto a Polia enalguno de los torcidos corredores: un poco de su velo rojo desplazándose al doblar un cruce en la penumbra; algo de su flotante cabellera sangre, atraída a las alturas por extrañas fuerzas; acaso he escuchado su risa cristal, sus esquirlas rozándome la piel, agudas e irresistibles. Otros Polifilos han tenido mejor suerte: gesticulan acerca de raudos avistamientos de una figura sinuosa, de clara piel tersa; de unos ojos-abismo en donde precipitarse, acaso un atajo a la Salida, tal vez. Yo no sé qué pensar, Polia es el corazón de nuestros extravíos en el Laberinto. Pero cuando descanso, fatigado de mi marcha-existir, cuando me hago un ovillo en algún rincón de los pasillos grumosos, mi cuerpo desnudo no sueña nada.

Pero al Ángel si me ha acariciado varias veces, primero se escucha su reptar por las alturas de los muros del laberinto. Luego asoma su cabeza-cíclope, la piel estirada en su cráneo con pinzas metálicas, parece un dragón humano de alguna Asia pretérita. Cuando te advierte escapando en los corredores del Laberinto, te pregunta enigmas en una lengua ignota. Sí no gesticulas lo esperado desenrolla desde sus alturas una lengua con espinas metálicas y te acaricia con ella la piel. Es una agonía deliciosa la producida por su contacto místico: he tenido suerte, he perdido solamente un brazo, un ojo y la nariz…pero he ganado en sabiduría al escuchar su voz de anciano/a augurándome las rutas de mi próximo extravío.

Parece que he encontrado una ruta a la Salida: Themia, una criatura hierática, una figura azul y fría, sembrada en la tierra con la boca abierta y los brazos permanentemente extendidos a las enormes fauces del firmamento, me ha gesticulado acerca de ciudades exóticas, laberintos vecinos: Dite, Mictlán… me ha expresado acerca de Torres de Cadáveres, Penes Voladores yCorazones Luminosos en las alturas latiendo la realidad entera. Primero me ha atemorizado mucho su dolorosa silueta inmóvil, pero luego me he armado de valor y me he asomado en su boca abierta. Un sonido de vientos, rumores metálicos, fulgures extraños… mañana me aventuraré allí.

Ahora que he cruzado el umbral veo todo desde mi nuevo sitial más elevado en el Laberinto: ahora soy el Ángel, y persigo a los pobres Polifilos en su eterna búsqueda de Polia etérea. Insensatos. Desde aquí arriba,  el Laberinto se aprecia más claramente en su irresoluble configuración. Ahora veo que la verdadera Salida essiempre una Entrada. Lo se ahora. En el firmamento pútrido, las fauces enormes han llegado ahora a pronunciar mi nombre: repto mi deforme figura con dicha acrecentada, extiendo mi lengua bulbosa hacia las alturas en agradecimiento; las fauces del firmamento vomitan fetos de luz verde, divina, yme sonríen. Sí,¡Qué bello es vivir!  

 

II

Buscando a Katia se internó en el laberinto Alexis. Recorrió por mucho aquellos corredores capciosos. Se alimentaba de gusanos metálicos y savia de los muros infectos. Reposaba sus extravíos mirando el pútrido cielo: el vuelo de las mantarrayas emplumadas; la parsimoniosa levitación de las morsas acéfalas. Hecho un ovillo abrazado a sus harapos, soñaba: Katia recuperada, difuminándose con él en penumbras turquesa.

Pronto fue hallado por el Ángel. Al inicio susurros en los sombríos pasillos rojos. Poco después la horrida cabeza deformada con alambres, asomada desde los muros del Laberinto. Alexis sintió la lengua extensible del engendro, sembrada de puntas de diamante, enroscándose en sus miembros. Dolor, placer a un tiempo. El Ángel entonces le propone su enigma, su voz femino-masculina al unísono: - ¿Cuál es la verdad del mundo- (la lengua, dolor, placer a un tiempo).

Alexis musita su desesperanza: escupe –Mentira y Nada

El ángel vencido cae. Se estremece en rítmicas convulsiones. Grotesca figura danzando otredades. Agoniza. Un último lengüetazo. Arrastra a Alexis a sus fauces. Lo devora. Negrura. Mentira y Nada.

Mi nombre es Xipe –Totec,  ahora seré tu esclavo.  Tú buscas la Salida, tú salida, te mostraré cómo puedes verlo Todo desde fuera. Alexis entonces acompaña en sus cacerías a Xipe-Totec. Cuando tiene sus ataques epilépticos, cuando se llena de tumores, pústulas y llagas, persigue a los desventurados Polifilos por los corredores del Laberinto, arrojándoles su vómito de ácido. Hasta que las mutiladas criaturas quedan a merced del engendro reptante, de sus miembros desollados, de su rostro estirado y deforme. Nadie contesta-gesticula al enigma: Xipe Totec los devora a todos con delectación indecible. En una ocasión descubren a Polia. Alexis guíaal Ángel la persiguen, la Dama Roja del Laberinto escapa hasta verse acorralada. Entonces Xipe Totec se lanza sobre ella. Se funde con ella en una fusión extrema, salen chispas, fulgures, humo de su abrazo lacerante. En las entrañas de la tierra el Niño vuelve a sus lamentos desesperados, en el firmamento en descomposición las fauces enormes sonríen lascivas. Alexis sin mucho interés espera en cuclillas sobre un petate, pensando en Katia. Polia-Xipe abre sus cuatro ojos y observa a Alexis, su cuerpo se torna un capullo de escamas de esmeralda y cobre. Se escuchan sonajas, caracoles y palos de agua en algún sitio. Alguien llora en sueños. Temblores, conmoción.  

Cuando Alexis recupera la noción de las cosas, ya no está el capullo, ahora Themia sembrada, de hielo y vapores extiende los brazos hacia el cielo y con la boca abierta espera. He aquí el Umbral, he aquí la ruta a Katia, abismo de ojos negros, cabellera de pureza nocturna, inocencia en terciopelo voz. El laberinto se estremece. Las fauces aguardan: ¿te atreverás? Alexis se acerca a Thamia en su sitial al centro del Laberinto. Se asoma a su boca desencajada. Se sumerge en aquel nido de vientos ominosos, voces de secretos de alteridades definitivas. Allí hay resplandores y fosforescencias. Alexis se atreve, se interna en las sombras. Cortinas rojas, movidas por ningún motivo en una dimensión extraña. Ausencia. Una figura torcida abandonada en un nudo de destinos que nadie cuida. Una lagrima de ácido que nadie ve caer. Almas tomadas de la mano difuminándose en penumbras turquesa. El llanto eterno del Niño. La mirada de Themia ojos en blanco boca umbral aguardando. Mentira y Nada.  Nunca.

III

Ahora estás en Dite. Cierto Lugar del laberinto se condensa tanto que muchos Polifilos sufrientes han decidido quedarse allí a extraviarse juntos. Esta es nuestra Ciudad, nuestro perenne suplicio. En el interior de Xipe-Totec, pregunta Alexis. Dentro y Fuera se corresponden en cierto momento de la eternidad que se dice Desesperanza. Alexis dice. Quién habla. Nadie. Responde.

Un páramo de cenizas y huesos, sembrado de rostros humanos. Sus lenguas erectas y largas crecen como tallos húmedos bulboso carmesí, ansiando la lluvisalicorrosiva de las sonrientes fauces del firmamento verde.En la lejanía brumosa ballenas con rostro de anciano agonizando en llamas maldiciendo en dialectos arcanos; dilatados camellos con cabeza de pez avanzando ciegamente y rasgando con sus apéndices la nata contaminada de la atmósfera. En las entrañas del mundo el Niño lerdo y furioso balbucea. Su voz se torna lentagrotesca y cavernosa, cual si fuese la voz de un demonio delirando el tiempo. Alexis avanza en ese paisaje húmedo y asfixiante. A la distancia una mujer desnuda señalando algo. Alexis se acerca. La mujer desnuda le sonríe. En sus ojos mandíbulas, en su boca una cíclope mirada parpadeante. Alexis torna la vista a lo señalado. Alexis le mira con el deforme rostro estirado hacia atrás con grapas metálicas. Chorreando lágrimas y sangre, le señala. ¿Aceptas?

Polia la roja Dama del Laberinto le acaricia con ternura. Quédate en Dite conmigo. El miserable ser mutilado se estremece de placer al contacto de las largas uñas femeninas. Por fin te he hallado. Por fin. Polia. Cabello fuego erizado rojo velo agitado lentamente por ningún viento. Él le tiende un muñón gangrenado. Ella lo besa. Lo absorbe con sórdida delectación. Lascivia. El miserable ser feliz. Se integra más a los muros trémulos del Laberinto, rezumantes y grumosos. Ella con una uña larga puñal traza su perdición. Él se funde allí.

En las alturas Xipe-Totec se ve sorprendido por una levitante morsa acéfala. La bestia arroja varios huevos de luz tibia fragmentada. Al caer eclosionan. Siluetas luminosas se incorporan de allí. Se abalanzan sobre Xipe-Totec, quien incapaz de escapar reptando, padece. Su lengua extensa de puntas de diamante arrancada sin piedad. Pronto la morsa acéfala deja caer su ano tubular y absorbe a Xipe-Totec junto con los humanoides de luz. Pronto dirige su vuelo la bestiamorsamasafofaciega hacia las Fauces hambrientas del firmamento. Se ofrenda a ellas. Las Fauces muerden y desgarran la dulciamarga blandura. Al saciarse sonríen.

En el Laberinto Alexis encuentra a un miserable Polifilo mutilado y exhausto. Me sueñas. Tú me trajiste. Quédate. Sácame de aquí. Gesticula. Polia puede ser Dite para ti. Alexis lo levanta en vilo. Lo azota con furia. La criatura chilla. Despierta. Despierta ahora. No. Si lo hago tu dormirás de nuevo. Mentira y Nada. Despierta.

Casi fijo al muro como un relieve antiguo y sangriento. La criatura sufriente tiene en sus labios el beso frío de la Dama roja. En algún lugar una flor canela se agita ante el brillo de una estrella azul. En un manicomio una joven autista responde a la caricia de un epiléptico torturado y le sonríe. Alexis entonces muerde los labios falaces, rasga y escupe. Polia boca mutilada sangrante se arranca los delicados velos enloquecida. Desaparece. Alexis mira como una mano pálida emerge de la tierra quemada y sujeta los labios sin boca. Como un grotesco títere la mano le habla con ellos. Quién habla. Alexis, rompe el muro. Escapa.

Antes de ser devorado por las Fauces enormes del firmamento, Alexis comienza con sus ataques. Se hincha en deformes protuberancias, su boca espumea ácidos y líquidos gástricos humeantes. Sus miembros racimos de tumores y granos purulentos. Entonces desgarra las entrañas del ÁngelXipe-Totec y emerge. Se debate valiente contra las voraces Fauces celestes, batalla con odio. Golpea y rasga la Sonrisa ansiosa. Responde a las dentelladas de luz con su vómito corrosivo, con chorros de pus quemante. Las fauces se estremecen. El verde cielo se tambalea. El mundo muerto se conmociona. Todos los habitantes de aquel futuro remoto se postran y ruegan. Alexis, moribundo por las heridas de su lucha fragorosa, hace un postrero esfuerzo. Más ataques ciegos, bestiales. Las Fauces pronuncian algo y tiemblan. Se abren luego vencidas. Se vacían en un mar de sangre que inunda el cielo. El tiempo es libre ya. Alexis se extingue en las tinieblas de la muerte.Pero de aquel rojo auténtico y puro alguien aparece. Le toma de la mano. Es Katia bruna. Sus ojos noche. Su sonrisa silencio. Le toca la mejilla. Mutismo cómplice agradecido. Katia y Alexis se alejan y se difuminan en penumbras turquesa. Juntos.

En el Laberinto la cola arrancada del Ángel se estremece y repta durante mucho tiempo, hasta encontrar a Themia sembrada, con los brazos al cielo y la muda boca abierta. La cola sinuosa sube hasta allí y se interna en ese hueco profundo de vientos. Themia se agita. Chilla. En las entrañas del mundo el Niño loco ríe. Del cuello de Themia ha emergido otra cabeza. Gesticulan. Se hablan. Te dicen. Mentira y Nada. Ahora estás en Dite.

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Escritor mexicano


Jesús Ademir Morales Rojas nació en la Ciudad de México en 1973. Cursó estudios de Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Además, es diplomado en Historia del Arte por la Universidad del Claustro de Sor Juana y en Museología (mención honorífica) por parte del Museo del Carmen, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ha colaborado en diversas publicaciones literarias virtuales como Crítica, Destiempos, AXXÓN y Literatura Virtual.

Ha participado en varias redes de blogs orientadas a la cultura y la educación. Actualmente forma parte del equipo de redactores de la red Hoyreka!" y del proyecto de creación de contenidos Coguan, cuyo fundador y Director General es el Dr. Carlos Bravo.

Jesús Ademir es administrador de redes sociales y gestiona cuentas de los blogs Hoyreka y es el responsable del área de social media en la firma TratoHecho.com

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Otras colaboraciones suyas incluyen la redacción de artículos para la productora argentina especializada en contenidos online Bee!


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Ademir convoca imágenes reflejadas en espejos infinitos en la serie de narraciones reunidas bajo el título Hipnerotomaqia. Surgen ahí personajes, fantasmas y monstruos cotidianos para protagonizar sueños interminables donde cambian de aspecto, tanto como las palabras del narrador que las retuerce hasta sacar nuevos significados de los signos convencionales.

Todos los que han soñado saben que la percepción se altera para mostrar realidades imposibles. Los tiempos se confunden y el futuro deja de ser consecuencia del pasado. Hay un orden propuesto por el autor, para adentrarse en estas ocho lecturas, aunque bien sepa que es imposible establecer normas que precisen una estrategia de lectura.

Así que invito al amable lector a conocer cualquiera de las partes que integran esta obra.

 José Luis Velarde

Hipnerotomaquia