En la ciudad piloto de Tevelandia, la televisión interactiva unida a las más grandes computadoras era ya una realidad. A través de ella, todos los trabajos escolares y de oficina podían hacerse dentro del hogar, sin necesidad de salir a las calles a arrostrar los mil peligros de sus pistas de asfalto. Por ese medio también podían hacerse todo tipo de compras y ordenar víveres, comida, ropa, joyas y accesorios. Ya podían incluso hasta comprar un elefante blanco o un kayac esquimal que se anunciaban en sus canales. Con el paso del tiempo, la mayoría de los ciudadanos de Tevelandia fueron pasando la mayoría de las horas del día frente a sus aparatos de televisión, mirando, observando, comprando, trabajando y vendiendo. Ya, hasta para las citas amorosas, solo tenían que apretar un botón y escoger entre un enorme muestrario, mas voluminoso que el mayor directorio telefónico conocido.
Esto había originado que sus
calles se viesen completamente abandonadas, ya
que casi nadie circulaba por ellas, causando que
la delincuencia y el crimen organizado se
encontraran a punto de desaparecer. Ya no había
coches que robar, ni bancos y ciudadanos que
asaltar. Casi todo se hacía ahora dentro del
domicilio de los hogares, la mayoría de los
cuales se habían fortificado con gruesas paredes
de acero y puertas que solo podían abrirse
electrónicamente ante el timbre de la voz o la
huella de las palmas de las manos de sus dueños.
Hasta una vez que, un par de
raterillos desesperados, tras varios días de
medio morirse de hambre, en un arranque de
desesperación, decidieron tomar la central de
televisión de Tevelandia. La Central Maestra que daba servicio a todos los hogares de la gran ciudad.
Quizá por lo inesperado de su acción, ésta había tenido un éxito completo. Y pronto los dos aparecieron en las pantallas de todos los hogares amenazando a sus habitantes con grandes calamidades si no cooperaban con un gran rescate. La mayoría pensó que éste era un nuevo tipo de programa para divertirlos y nadie hizo nada al respecto hasta que, desesperados, para demostrar que hablaban en serio, el par de ladrones fueron apretando uno y otro botón de los cientos que estaban en la gran computadora digital de la central, hasta que una gran nube de humo, seguida de altas llamaradas, señaló el inicio de la catástrofe.
Junto con los operadores, los dos ladrones perecieron en el incendio, así como todos los ciudadanos de Tevelandia al no poder estos abrir sus puertas ni comunicarse con nadie del exterior.
Cuando las ciudades vecinas, pudieron finalmente darse cuenta de la gran catástrofe. Tevelandia era ya una silenciosa ciudad en la que cada hogar tan sólo estaba lleno de cadáveres en las posturas más desesperadas posibles....
Inicio | Relatos | Poetas | Ensayo | Taller | Autor | Links | Jorge Martínez Villaseñor, (Jiquilpan, Michoacán, México) es Ingeniero Civil e Industrial; cofundador de la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía (AMCYF), profesor de Artes Plásticas, Literatura, Matemáticas y Ciencias Naturales. Ha ejercido también como pintor y periodista. Es autor de Leyendas jiquilpenses tomos 1, 2 y 3. Además de El día perdido, Cactus Ediciones, 2000, México. Jorge Martínez Villaseñor publicó El viento no es para siempre, en febrero de 2008. Esta es una obra dedicada a recrear la vida de María Ignacia Rodríguez, mejor conocida como la Güera Rodríguez, dama que entre 1778 y 1851, se convirtió en peculiar personaje, tanto así que no es extraño saberla relacionada con el Barón de Humbolt; o encontrarla del brazo de Simón Bolivar. La Güera Rodríguez también fue amante de Agustín de Iturbide, sin que ello le impidiera mantenerse cercana a los movimientos insurgentes que condujeron a la Independencia de México.
Jorge Martínez Villaseñor realizó profundas investigaciones en la Biblioteca Pública de Jiquilpan, Michoacán, durante más de un año para recopilar los materiales que le condujeron a la escritura de este libro. Una obra clave para adentrarse en otra visión de la historia de México.
Este libro puede adquirirse en la compañía editorial
Lulu:
Lo invitamos a visitar el blog del autor
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El Ayuntamiento Municipal de Jiquilpan, Michoacán, publicó en el 2001 el libro Jiquilpan; Histórico y Tradicional, una obra de 400 páginas escrita por Jorge Martínez Villaseñor, para reunir información de todo tipo sobre su ciudad natal. "Es una pequeña, pero selecta monografía de Jiquilpan y su entorno que abarca casi mil años de historia y nos da noticias de sus principales hechos, hombres y mujeres ilustres. Aparecen también anécdotas variadas, información turística y costumbres," |
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Jorge Martínez Villaseñor publicó El viento no es para siempre, en febrero de 2008. Ésta es una obra dedicada a recrear la vida de María Ignacia Rodríguez, mejor conocida como la Güera Rodríguez, dama que entre 1778 y 1851, se convirtió en peculiar personaje, tanto así que no es extraño saberla relacionada con el Barón Alexander Von Humbolt; o encontrarla del brazo de Simón Bolivar. La Güera Rodríguez también fue amante de Agustín de Iturbide, sin que ello le impidiera mantenerse cercana a los movimientos insurgentes que condujeron a la Independencia de México. Jorge Martínez Villaseñor realizó rofundas investigaciones en la Biblioteca Pública de Jiquilpan, Michoacán, durante más de un año para recopilar los materiales que le condujeron a la escritura de este libro. Una obra clave para adentrarse en otra visión de la historia de México.
Este libro puede adquirirse en la compañía editorial Lulu: |
587 páginas, 8.25" x 10.75", tapa dura encuadernado, blanco papel interior (50# peso), blanco y negro tinta interior, blanco papel exterior (100# peso), todo color tinta exterior. |