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Nada nuevo bajo el sol... casi
Juan Antonio González |
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El río con su poca agua realizaba su recorrido acostumbrado de occidente a oriente, sólo que esta vez llevaba un incómodo ocupante. Sobresalía en un remanso de la corriente una espalda desnuda y tumefacta, y un pantalón de dril, deslucido por estar de moda, que amenazaba con romper sus costuras dobles, o lanzar restos humanos por entornos mexicanos y extranjeros. El lunes, 23 del corriente, recorrieron los ojos de un pueblo indiferente la noticia de última plana de diario local que a guisa de información narraba: “Ahogado en el Río Bravo fue encontrado cadáver en estado de descomposición. Se desconoce identidad del individuo. Los perfiles periciales ubican a un individuo de tez oscura, 1.65 de estatura, entre 20 y 30 años de edad, con un tatuaje en forma de cruz en el antebrazo”. *** — Y tiíta, ¿cuándo dice que dijo Julio que volvía del otro lado? — Pos dijo que pa’junio porque le quería ayudar a don Melo con la cosecha de maíz pa’ver si así paga más pronto los centavos que le pidió. — ¿Y qué dijo que iba traernos? — Pos hartos dólares. Hasta una bicicleta pa’que jueras a la escuela. Cree que así ti han de dar hartas ganas de’ntrarle a los libros. Onque yo pienso que a la mejor se te va’ir en andar pa’cá y pa’llá y no vas a ler los libros de la escuela. — No’mbre tiíta, como cree. Si ya hasta dice la profesora que me va a cambiar a segundo porque ya me sé las letras y los números hasta el 30. Si viera que el otro día se los dije sin resollar y hasta me’staba ogando por falta de aigre. — Ah que muchach’esta. Pos un día me van a venir avisar que te pusistes como tomate y que no hay como resucitarte. — ¿Usté cre que cuando cumpla’ños ya estará aquí? — Pos pue’que, ya sabes lo cumplido que’s. Y en cuestionamientos similares cursaban en armonía paralela dos vidas que, cómplices del desamparo, cada una buscaba su acomodo en el regazo de la otra. La niña entrada en los once años, cifraba esperanzas en posiciones materiales, y la tía, en descubrir el descanso sosegado del billete verde que traería, por algún tiempo, bienestar y paz en aquel rincón olvidado del norte del país. Llegarían alpargatas nuevas, un bote brilloso para guardar el azúcar y unas latas de pintura verde que tendrían el efecto de revivir las puertas de la casa. La bicicleta habría de ser la delicia de la niña y la envidia en la escuelita del barrancón. *** — A ver compita. Muy trucha. Ve la camioneta que está parada de aquel lado. Pos se tarda como veinticinco minutos en ir hasta el puente viejo y regresar, si es que no se detiene en los pasos de los puentes. Ora que puede que de repente le pasen un pitazo y por el radio y se regrese de balazo. El chiste es ponerse muy águila. Hay que empezar el cruce nomás perdiéndola de vista; y tan luego cruce el charco, hay que pelarse por los matorrales siguiendo la dirección del tinaco grande. Pero eso sí, panza a tierra, porque si lo divisan a uno, ya estuvo. Con suerte va y da hasta el ranchito de las gallinas. Allí la dueña es muy gente y hasta le ha de dar unas tortillitas pa’l viaje. Conque ya sabe, nomás que la pierda de vista... *** —Damn wetbacks; they think they can outsmart us and cross over; they don’t know about the hidden cameras and the infrared monitoring systems. When and if they get across, it’s because we let them. Hell, what would we do if we didn’t catch any on this side? I guess we would become obsolete and would have to look for another job. Man... and riding alla day long patrolling the border is not a bad way to earn a living... no siree...
— (Pinches mojados; piensan que nos hacen pendejos cuando se cruzan. No saben que hay cámaras ocultas y sistemas de monitoreo de rayos infrarrojos. Cuando cruzan, si es que lo hacen, es porque nos hacemos de la vista gorda. ¿Qué haríamos si no agarráramos a ninguno de este lado? A lo mejor quedaríamos obsoletos y tendríamos que buscar otra chamba. Cabrón, y andando arriba de la patrulla todo el día no es una chamba muy despreciable. Claro que no...) — No ha habido quién reclame el cuerpo. Habrá que pasarlo a la fosa común después de la autopsia de ley. — Aguas, hay viene uno. Será del bajío. — No sé. Nunca lo he visto. — Pos, no va’ber otra. Ya vio los bultos. No podemos arriesgarnos. — Yo me lo quiebro. — Y cuando venga mi tío Julio voy a pasiarte hasta el nogalón, y después nos venemos de retache hasta que yegüitas, o verás. — Ya mero es tiempo de calor; no debe tardar mucho en llegar, con todas las cosas que todo el tiempo nos trai. *** — Look Jacob, there’s a body on the other side. Call the Sheriff’s department. They need to let the Mexican authorities know so they can pull it out of the water. It’s on the other side; we shouldn’t get involved, otherwise we’ll have to follow procedure.
— (Oye, Jacob, parece que hay un cuerpo flotando en la otra orilla. Llama a las oficinas del Sheriff. Tienen que avisarles a las autoridades mexicanas para que lo saquen de aquel lado. Está en el lado mexicano; no deberíamos meternos. Hay que seguir los procedimientos del caso.) — Pobre pelao, le metieron un plomazo en la nuca; ha de haber sido ajuste de cuentas. Los narcos no perdonan. Por aquí es donde dicen que pasan la yerbita. ¿De qué banda sería? — Pos quién sabe. *** —...y, mientras la situación empeora económicamente, seguirá el hilo migratorio, se incrementa la introducción de droga al vecino país (hay mercado), y las familias que resultan beneficiadas con la derrama económica promueven la marea inflacionaria que socava los cimientos de nuestra economía, en perjuicio de las clases marginadas. Propongo dar fin a este ciclo... debemos interrumpir la fuerza centrípeda que no permite la estabilización global... — ¡Qué bien habla el licenciado! Ojalá que éste si le diera al clavo... — Pos ojalá...
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Juan Antonio González-Cantú -docente, traductor, narrador, poeta- es originario de México. Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Texas Arts & Industries de Kingsville, Texas, donde obtuvo el grado y el posgrado. Su devenir profesional lo llevó a la docencia, donde funge como Profesor Asociado del Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Texas en Brownsville. Es editor de la revista literaria Novosantanderino. Su obra de creación literaria en las modalidades de poesía, cuento y ensayos crítico-literarios aparece en las siguientes publicaciones: A Quien Corresponda, Borders Review, Caligrafías, Gaceta Literaria, Cien Pies, Hybrido, Lucero, Matamoros Literario 2000, Novosantanderino y Zopilote. |