Margarito Cuéllar

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Poemas

 

Margarito Cuéllar

JULIO DE 2001

CARDUMEN

  Celebremos

ahora que el día pierde  su camisa de luces

y una estela amarilla de gaviotas

es el signo vital de su presencia.

Es tiempo de extraviarse

en la selva de los nombres:

marísima, babel, limantia, sulamita.

Celebrar del verano la llama y sus muchachas

sus hermosas muchachas

a la medida de nuestro corazón.

A sumergirnos en el río del amor,

si alguien sale vivo que lo cante.

El que canta celebra

El que celebra sana las heridas del mundo con astillas de luz.

 

(Última función)

 

¿Pensará la jirafa que basta su estatura para alcanzar a Dios?

 

(Planeador)

 

Mientras te eleves como en busca de dios, avión miniatura, come gusanos,

mientras desconozcamos tu nombre verdadero

gaviota te diremos.

 

 

(El globo de la muerte)

 

No hay suficiente oxígeno para dar de comer a tanto muerto de aire. Huyen los que gobiernan, cómodamente pasa el tiempo en la isla de las ratas. ¿Dónde está el paraíso, la divisa del que invirtió en la casa de bolsa de los sueños? Los débiles se alzan, las jaulas están llenas de pájaros de cuenta. Vende el doctor calmantes en la esquina; periódicos comercia el ingeniero; se enriquece de pronto el domador y ejerce la justicia quien antes fue payaso. Yo mejor ya me voy con mi circo a otra parte.  

 

 


AMA EL SUICIDA

El más bello regalo de la vida es la libertad que nos permite abandonarla a nuestra hora...

Andrè Breton

                

 

Hermanos míos, yo celebro el disparo porque es la condición de volver a la

tierra

como pájaro al que se le termina el horizonte.

¡Cuánta tristeza ondula

la soga sobre el cuello del ahorcado!

Que le importa al suicida despedirse;

no le acerquen pluma y papel ni la voz de una lámpara:

ama el suicida la hoja de afeitar en el paso civil de las venas cortadas;

ha elegido el abismo para su vocación,

su faro es altamar y la imagen del muerto,

su barca es impulsada por diez guerreros mancos.

Suicidarse es practicar el rito más hermoso del mundo:

adiós vena astillada, cabellera en reposo,

frasco de pastillas, adiós, adiós. Primera plana del diario de la tarde,

jauría de curiosos en los apartamentos,

antiguas ganas de bailar sin otra compañía que el roce de la noche, adiós,

adiós.

Por Sabino Estrada y Pedro Castillo.

 

 

 


EL AUTOMÓVIL

 

Maquinita frágil, maquinita loca...

Germán Arciniegas

 

Se desplaza veloz, azul eléctrico nace de alguna parte de la noche.

No hay pasión que detenga la exactitud de su rumor.

De pronto el semáforo detiene su carrera. El amor trae señales desde los ojos

de la muerte. Sus ocupantes se miran: inmóviles, nocturnos.

El asfalto es la hoja en blanco en que transita el orden de la sed,

y aunque diciembre sabe de autos y campanas

el bólido es río desconocido a punto de caer al mar de la ciudad.

La víctima, el verdugo rodante, prolonga su camino hacia la cueva de Alí

Babá.

Hay una mueca de orfandad en el desplazamiento de su humo,

un gesto feroz en la manera de enfrentarse a la ola de peatones.

Se sabe signo cruel, imprescindible.

Se detiene y avanza. El griterío se estrella en el cristal.

Aplaudan al héroe de los ocho cilindros, al flamante gritón en su árbol de

levas.

 

 

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El autor nació en Ciudad del Maíz, San Luis Potosí, México, 1956.

Biografía tomada de Milenio:

Egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, UANL. Maestro en artes por la misma casa de estudios. Desde 1977 se inició como colaborador de El Diario de Monterrey, así como en periódicos universitarios. Colaboró en los suplementos Ensayo, El Volantín y Aquí Vamos, que se publicaron en los años ochenta y noventa.

Es autor de 13 libros de poesía; los más recientes son Estas calles de abril / Saga del inmigrante (Aldus / UANL, 2008); Arresto domiciliario (Aullido, Punta Umbría, España, 2007) y Noticias poéticas (Conarte / municipio de Santa Catarina, 2007).

Es autor del libro de cuentos Los riesgos del placer (Castillo Ediciones, 2002).

Ha obtenido dos premios nacionales de poesía y uno de cuento, así como el Premio de Poesía de Radio Francia Internacional (2003). Premio a las Artes 1995 por la Universidad Autónoma de Nuevo León por trayectoria en las áreas de poesía y ensayo.

Editó las secciones Acentos y Escaparate de Milenio Diario Monterrey, donde publica la columna semanal La Serpiente Emplumada. Realiza trabajo de corrección y edición para la revista MILENIO Semanal y publica la columna Noticias de Poesía en el suplemento Laberinto.

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