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Atardecer de enero
Hernán Mena Arana |
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Todos detestan la playa en este mes, cuando las olas avientan sargazo y
peces muertos, el viento húmedo y frío garantiza catarros y el ambiente
lúgubre de las tardes cortas no invita a grandes cosas. Sin embargo, en
estos muelles solitarios, mientras cae el sol, hay buena pesca.
¿Entonces, qué quieres hacer?
Yo no sé. ¿Tú, qué piensas?
Estoy contigo en lo que tú decidas, respeto y apoyo tu decisión y estoy
contigo hasta el final.
Vaya cuento, siempre es así, los chamacos
zarahuatos dejando a
las niñas con todo el paquete. “Te apoyaré” bla, bla, bla. Si está
cagándose de miedo, y eso solo es continuación de algo que trae ya
semanas discutiendo.
Hace 20 años las cosas eran más simples, los chamacos se creían hombres
y las mujeres niñas. Ahora los papeles se han invertido radicalmente
para mal, además de un androginismo desagradable que termina en un
aumento radical en número de homosexuales, tenemos posturas que no
llevan a ningún camino, falsos ídolos representando falsas morales con
soluciones simplistas ante problemas que, en la vida real, no se dan.
Recuerdo cuando los muchachos salían a pescar y ellos se peleaban por
limpiar los peces, tirar los cordeles, preparar la carnada. Hoy son
“cosas de los pescadores, para eso les pagamos”. Por eso ya no salgo a
alta mar, me quedo en el muelle para no enfermar mi vista con esas
pálidas visiones.
Prefiero ver cómo la vida se le complica a las personas, todo por no
hacer las cosas como es debido, por no tener precauciones. Y hoy en día,
con lo fácil que es obtenerlas.
Creo que al fin llegan a un acuerdo. Él le acaricia la espalda, luego un
ligero masaje que logra sacar una sonrisa. Ya la tiene. Siguen los besos
y abrazos de rutina. No vale la pena mirar, melosos, me dan asco. Mejor
jalar el cordel a ver si algo pica.
Disculpe...- Dice una voz nerviosa a mi espalda.
Sí, dígame.
¿Es usted el doctor Patrón?
Así es joven, ¿en qué te puedo ayudar?
Me recomendó esta persona.- Entrega la tarjeta...el nombre coincide con
la firma.- Necesitamos que de favor nos....
Ya no digas nada chavo, sé de que se trata...- Le miro a los ojos, la
joven no se atreve a verme, finge mirar perdida el cielo. - ¿Cuándo
necesitan el trabajo?
Lo más pronto posible.
Voy a hablar con tu amigo mañana y
él te dirá qué hacer. Pero te
pregunto una vez más ¿están seguros?
Sí, ya vámonos, gracias doctor.- Interrumpe ella. Lo toma de la mano, se
alejan, se despiden con un beso, cada cual a su vehículo, separados y
solos aunque juntos, como estarán toda la vida. Pero parece mentira, que en estos días de enero, en este viejo muelle, es donde mejor se pesca.
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El autor radica en Mérida, Yucatán, donde se desempeña como ejecutivo en una importante empresa vitivinícola.
En 1998 obtuvo la
Primera Mención en el I Concurso Internacional de Cuento A Quien
Corresponda. |