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Texto escrito por Chris Fassnidge para la revista " Fotografías " año 1, N°4 correspondiente al mes de julio-agosto 1997 en la página 19.
La revista es una publicación bimestral coeditada por LOM ediciones y el Centro de Difusión y estudios de la Fotografía.

¿ A DONDE VAMOS ?

Como Daniel en medio de los leones, o la selección de Inglaterra enfrentando a cualquier equipo del mundo, tengo que pisar un terreno peligroso: El futuro de la fotografía chilena. Tal vez es más fácil o más peligroso para un gringo plantear estas preguntas puntuales; tengo tantos amigos dentro de los fotógrafos de Chile, que correré el riesgo de perder alguno de ellos. se dice, sin embargo, que podemos contar y escuchar verdades de nuestros mejores amigos, y hay que recordar que una crítica finalmente es sólo una opinión.

La fotografía, hoy en día, es un lenguaje internacional.. Puede darme perspectivas interesantes sobre la cultura del fotógrafo, los rasgos de su país, su historia como ciudadano, y la " atmósfera " en la cual vive y trabaja. Puedo conocer más sobre Francia a través de Brassai, de Rusia a través de Baltermants, de los EE.UU. a través de Frank, de Brasil a través de Salgado. Pero, estas cosas no tienen nada que ver con la calidad, la particularidad, del trabajo en sí.

Un artista es un sirviente de su propia visión. Su temática es una expresión de la fuerza irresistible del espíritu creativo; trabaja por la necesidad de expresarse. Y este proceso muestra su identidad.

Se nota en las muestras de la fotografía chilena, durante los últimos dos años, una preocupación - casi una obsesión - con el tema de la búsqueda de identidad. Hay razones poderosas para esto.

El trabajo valioso de los fotógrafos de AFI durante los años 70' y 80' marcaba para el mundo, fuera de Chile, tanto los hechos reales que sucedieron en el período de la suspensión de la democracia, como la sobrevivencia de la fotografía como algo vivo y valiente. Me hablaba tanta gente- en conversaciones fotográficas y no fotográficas- sobre el tema; se comparte con otros países del continente, sin duda se trata de una herencia de la época post-colonial.

Quisiera sugerir algo que probablemente se escuche como herejía: la búsqueda de identidad como meta fotográfica es una calle sin salida. Es decir, identidad nacional. Cada fotografía es, por definición, un aspecto de la identidad del fotógrafo: una ventana que muestra su alma, un registro de sus huellas. Alvarez Bravo, el maestro mexicano, muestra México en casi todas sus obras: pero es la visión del fotógrafo en sí que capta el observador, no el contenido de su cuadro. Asimismo, hay un maestro chileno que, más que nadie, me da la sensación de " chilenidad " como una parte integral de su búsqueda de imágenes perfectas ( más perfectas, en mi juicio, que las de Cartier-Bresson, su maestro ). El trabajo de Sergio Larraín es conocido mundialmente; se encuentra entre los embajadores más destacados de la cultura chilena ( al lado de Neruda, Mistral, Matta y Parra, pero sin las ventajas del status que tiene la literatura y la pintura en comparación con la fotografía ). Nos comunica tanto la particularidad de lo que enfrenta su ojo magistral ( por ejemplo, las calles de Valparaíso ) como la universidad de las imágenes- en la gran tradición humanística de la fotografía.

Ningún fotógrafo puede olvidar sus raíces, o las preocupaciones de la sociedad en la cual vive. Pero-como un poeta-tiene que seguir su intuición, las necesidades imperativas de sus ojos, sus sentimientos, sus obsesiones,su sangre. Su medio no puede ser encuadrado en una caja llamada " identidad nacional ", porque el trabajo que resulte servirá no mas que para tarjetas postales sofisticadas. Tampoco " identidad personal ": como antes mencionaba, si las imágenes no las muestran, hay un problema fundamental en su metodología. Un artista tiene el privilegio de representar el espíritu creativo de la humanidad: es primero fotógrafo y segundo norteamericano, inglés, francés, chileno.

Hace un par de años, Justo Pastor Mellado culpó a la fotografía en general del crimen de vivir en " la época presemiótica ". No soy partidario de este punto de vista, que es típico de un crítico post-moderno; tampoco puedo compartir la opinión del francés André Rouillé, de que existe algo que se llama " post-fotografía " ( aparentemente es cualquier artista que ha descubierto la técnica antigua de la incorporación de fotos como parte de las artes plásticas ). Pero el debate sobre el futuro de fotografía como medio de expresión auténtico y válido es algo real. Lo que me preocupa es el hecho de que hay poca evidencia de fotografía chilena contemporánea que de cuenta que el debate existe.

No es decir que no hay fotógrafos talentosos, de la última y nueva generación. Pero, para robar y adaptar el título de una de las exposiciones más recientes, el estado de avance del trabajo de los fotógrafos está " demasiado felíz". Yo siento cansancio, casi flojera, todos están marcando el paso. El potencial-entre los jóvenes particularmente-es sin límites ( y no en el sentido de Rouillé, tampoco ). ¿Cuando veremos sus productos realmente impactantes?. En mi juicio, cuando podamos olvidar el asunto de identidad, y nos concentremos en los desafíos fantásticos para el fotógrafo hoy en día.

Chris Fassnidge
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