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UNA EXISTENCIA OSCURA

La creencia en la existencia de las brujas dominó en Europa, 

particularmente en Alemania, Francia, Italia y España,

 desde el siglo XII al XVII.

Las brujas tienen sus precedentes en las lamías de la antigua Grecia, 

mujeres fabulosas que devoraban a los niños o chupaban su sangre.

Los principales hechos atribuidos a las brujas eran: la producción de tempestades, aparición de espectros por la noche, transformación de 

los hombres en animales, trato sexual entre criaturas humanas y el 

demonio, y por ultimo, todos los extravíos de la noche del sábado..

No siempre se persiguió con saña a las brujas. En el sínodo de Padeborn, 

en 785, se prescribe pena de muerte no contra las brujas, sino contra 

quienes creen en ellas.

Ya en 873, Carlos el Calvo otorga una capitular en la que se establece pena 

de muerte contra hechiceros convictos y el juicio de Dios contra los que no

 son convictos.

Por otra parte, en 1066 las leyes sajonas tampoco condenan a las brujas 

a muerte. En el siglo XIV la brujería es mirada como secta, contra la que se 

aplica la pena de muerte por lo general. En el siglo XV se efectúan denuncias 

y ejecuciones en gran numero contra aquelarres y brujas.

Uno de los detalles que más llaman la atención es que a lo largo de los años 

las características de las brujas no han tenido ningún cambio.

Ya desde tiempo antiguo se les describe como mujeres viejas y feas capaces

 de preparar filtros mágicos, volar y que viven con un animal que puede ser

 un gato, un sapo o algún otro reptil asqueroso.

Esto de las hierbas puede aclarar ciertas cosas. Casi todas las brujas 

afirmaban volar, pero actualmente se ha descubierto que varias de esas 

hierbas tenían efectos alucinógenos. Así, las brujas bien pudiera ser que 

solo fueran curanderas que se creían las alucinaciones que les producían 

las drogas. Otros creen, sin embargo, que las brujas podrían haber 

estado dotadas de una serie de poderes sobrenaturales que solo podían 

ser explicados en esa época como algo demoníaco.

A lo largo de la historia, destaca el que siempre sean principalmente mujeres 

las dedicadas a estos rituales. El dominico Nicolau Eymerich escribe en 

su <<Malleus maleficarum<<(El martillo de brujas) que había muchísimas 

más brujas que brujos, porque la mujer es esencialmente inferior al hombre.

De hecho, en algunas épocas se trató a los magos con peculiar benevolencia,

 en tanto que se mandaba a las brujas a la hoguera.

La cacería de brujas se extendió por toda Europa, y lo que es más curioso,

 cuando se produjo el gran cisma protestante, anglicanos, calvinistas y 

luteranos rivalizaron en celo antibrujeril con los cristianos que seguían 

fieles a Roma.

En el siglo XVIII, en Inglaterra, el numero de ejecuciones llegó al de 

500 anuales. Pero Alemania fue el país donde más brujas hubo, a causa de 

las violencias de los luteranos.

En España durante la Edad Media se legisló contra ellas como en todas

 partes, pero en 1478 los Reyes Católicos establecieron la Inquisición moderna 

y casi desde el primer momento fue ella la que se encargó de su persecución 

y castigo en competencia con algunos tribunales civiles, como en Navarra 

y Cataluña.

La única esperanza para estas pobres gentes era que la inquisición se 

hiciese cargo de sus procesos y las sacaran de la cárcel, para ponerlas en 

las cárceles secretas del Santo Oficio, ya que en estas estarían a salvo, 

a cambio de algún año de destierro y de unos centenares de azotes.

De las brujas españolas durante el siglo XIV solo se sabe del proceso del 

medico Torralba, que pagó con unos años de cárcel sus sospechas de 

brujería. La condenación del cura de Bargota por atribuírsele vuelos

 aéreos; las de las brujas de Navarra en 1527; la ejecución de Maria Zozaya, 

que murió agarrotada en 1610; Román Ramírez, de quién se decía que

galopaba por los aires, la Camocha de Mantilla y pocos procesos más.