LA PRIMERA PARTE PRINCIPAL - LOS MANDAMIENTOS
INTRODUCCION A LOS MANDAMIENTOS
Empezamos
ahora con la primera parte principal del Catecismo. Cada
una de las partes principales lleva una superscripciónencabezado. Vamos
a considerar las palabras: “Los
Diez Mandamientos, como el jefe de la familia
debe enseñarlos sencillamente en forma muy sencilla en a los de su casa.” Hoy vamos a hablar de los ddiez mmandamientos
en términos generales.
1. En la primera parte principal de nuestro catecismo tratamos
de los ddiez mmandamientos,
y la primera pregunta que hacemos es: ¿Qué son los diez mandamientos? Preg. 137.
a. Ya han oído en la historia bíblica cómo los Hijos de Israel
recibieron los diez mandamientos llegaron a los
Hijos de Israel. Dios
se los dio. Introdujo los mandamientos con las palabras: “Yo soy Jehová, vuestro Dios.” (Ex.
20:2). De esteo modo Con eso nos dice quién es
el que nos ha dado estos mandamientos:;. Ees Jehová. Miqueas
6:8. (“qué pide Jehová de ti.”) Porque éEl nos ha creado., por
lo cual nNosotros somos sus siervos, y.
Como
élSi es el Señor, tiene
el derecho de darnos mandamientos. Porque somos Como
sus siervos tenemos el deber de conocer, aprender y obedecer sus
mandamientos. Deut. 6:6-7. NEs nuestra obligación como sus siervos es
guardar sus mandamientos, obedecerlos. Si
no los guardamos, tenemos que temer el castigo. Dice
luego: “Yo soy vuestro Dios.” Es nuestro Dios, que nos ha creado, redimido y santificado,
que nos ha colmado de bendiciones. También
demuestra su
bondad para con nosotros al darnos sus mandamientos él
demuestra su bondad para con nosotros. El
amor de Dios debe motivarnos a obedecerlos.guardar
sus mandamientos.
Es Dios el Señor quien
nos ha dado los diez mandamientos.
b.
Lo que Dios nos ha dado se
llamanson mandamientos,. el Señor nos manda hacer algo cCon estas palabras el
Señor nos manda hacer algo. Deut.
6:6-7. Otra manera de decirlo es que O,
lo que es lo mismo, en estos mandamientos se nos dice lo que el
Señor pide de nosotros los humanos. Miq.
6:8. Pide oalgo,
exige algo de nosotros. El Señor nos dice eEn
los mandamientos el Señor nos dice qué es
lo que él requiere de nosotros, qué cuál es su voluntad para nosotros que somos
su creación. Los diez mandamientos, luego, son la voluntad de Dios. Dios Él es un Dios santo, y
desea que nosotros también lo
seamos santos. Por esa razóneso a llamamos la
voluntad que él nos ha revelado en los diez mandamientos la llamamos la santa voluntad de Dios. En los diez
mandamientos Dios él nos ha publicado y revelado su santa
voluntad,. Se nos declara a nosotros los
humanos, y especialmente a nosotros los
cristianos, lo que es bueno y recto, y lo
que el Señor pide de nosotros. Miq.
6:8. No podemos disculparnos alegando que no hemos conocido la
voluntad del Señor. — Cuando un rey o gobernante proclama a su pueblo su
voluntad en
forma de con mandatos, sus mandatoséstos son la ley, que queda vigenteestablecida
para esa tierra, y tiene que regir sobre todos los que viven enhabitantes de esa
tierra. De manera semejante,Así
los mandamientos son también son la santa
voluntad de Dios, la su ley
de Dios, la ley por la cual
somos gobernados, según la cual debemos vivir y andar. Los diez mandamientos son la santa voluntad
de Dios o la ley de Dios.
c. En los mandamientos Dios nos ha proclamado su voluntad. Allí se nos dice lo que Dios él exige de nosotros. Y según Miq. 6:8 esto, en términos generales, es guardar la pPalabra de Dios y amar. Así
debemos hacer algo y dejar de hacer lo opuesto. En cada
mandamiento Dios nos manda: Esto o lo otro debes hacer, esto o
aquello no debes hacer o debes dejar de hacerlo. Pero Sin embargo, Dios no solamente nos manda en su ley lo que debemos hacer o dejar de hacer,
sino también se nos dice que debemos ser humildes delante de nuestro Dios. Miq. 6:8. De modo que Dios también nos dice en la
ley cómo debemos ser.
2. Luego preguntamos: ¿Cuándo y cómo nos ha dado Dios su ley? Preg 814.
a.
a. Hemos oído que Dios ha dado a
los Hijos de Israel los diez mandamientos en el Monte Sinaí. Pero No obstante, ésta no es la primera vez que
Dios proclamabaóha proclamado y revellabaóado a los humanos su santa voluntad, su ley. Y no
ha dado su ley solamente al pueblo de Israel. El
apóstol Pablo nos dice que también los gentiles conocen la ley. Rom. 2:14-15. Los
gentiles no tienen la ley que Dios el Señor dio en el mMonte
Sinaí. Sin embargo, hacen por
naturaleza hacen las
obras de la ley, es
decir obras individuales, externas, que son
contenidasestán
en la ley. Lo Hhacen esto por
naturaleza;. Ssaben por sí mismos que eso es recto y es la
voluntad de Dios.
Son una ley para sí
ellos mismos,,. que Ddemuestran que
la ley está escrita en sus corazones. Dios escribióha escrito su ley en los corazones ya desde la
creación; la . Dios ya escribió su ley en los corazones de los primeros seres humanos,
Adán y Eva. Adán y EvaÉstos conocían la
voluntad de Dios. Todos los hombres heredan esta ley de ellos. Y la conciencia da testimonio de esta ley dentro de en cada ser humano. A Llamamos ésta la llamamos ley
natural.
b.
A pesar de que Adán y EvaAdán
y Eva conocían la santa voluntad de Dios,. Sin embargo,
cayeron en el pecado. Debido alPor medio del pecado la ley está oscurecida en
ellos y en sus descendientes. La gente todavía sabe por naturaleza
algo de la ley, pero ya no puede conocer correctamente la voluntad de Dios por
sí misma. Por esa razóneso
Dios ha repetido su ley,. La ha proclamándolaado a su pueblo sobre el mMonte
Sinaí por medio de Moisés. El hHa expresado su
ley en diez mandamientos para que su pueblo pudiera entender tanto mejor su
voluntad. Dios mismo escribióha escrito
estos diez mandamientos sobre en dos tablas de piedra. Deut. 10:4. — Si
comparamos los diez mandamientos como los tenemos ahora en nuestro catecismo
con los que Dios ha dado sobre en el Sinaí y que están
señalados en la Biblia (Ex. 20), encontramos algunas diferencias. Dios El Señor de hecho dio los
diez mandamientos en primer lugar a los judíos. Así
se encuentran en ellos algunas cosas que se aplican sóolamenteo a los judíos.
Lutero sencillamente ha omitido esas cosas en el catecismo. (Compare
especialmente la introducción a los
mandamientos, el tercer y el cuarto mandamientos.) Además,
Dios el Señor dio muchos más mandamientos aparte
de la ley moral.
Les dio toda clase de leyes y mandatos
para su vida civil y para el culto (ley ceremonial y civil). Todaso éstaseso
estaríansería vigentes solamente sólo hasta la venida de
Cristo y han
llegado a su fin en él. A nosotros los
cristianos lLo
único que es válido en los diez
mandamientos para nosotros
los cristianos es lo que está de acuerdo con la ley natural. Cristo ha
establecido esto en el Nuevo Testamento y
nos ha explicado de manera clara elsu
contenido espiritual de la ley, especialmente en el Sermón del
Monte. (Mat. 5-7). Esto,
luego, tiene su validez para todos los humanos. Con
las palabras “tTú debes”, Dios se dirige a mí y a todos los
demás humanos.
3. Finalmente oímos qué es el resumen de los diez mandamientos.
Preg. 15-179-11.
Dios
ha escrito sus diez mandamientos sobre en dos tablas, por lo cualeso acostumbramos dividir los diez mandamientos en dos tablas o dos partes. La Sagrada Escritura no nos dice cuáles o cuántos mandamientos
estuvieron en cada una de las tablas. El
Señor Jesucristo dice en Mateo 22:37-40 que toda la ley consiste en de dos mandamientos:, en el mandato de amar a Dios y el de amar al prójimo. Hacemos nuestra división de los diez mandamientos en
conformidad con esto.
Incluimos Een
la primera tabla incluimos
todos los que nos enseñan que debemos amar a Dios y cómo hacerlo, y. Incluimos en la segunda tabla incluimos todos
los mandamientos que nos enseñan que debemos amar a nuestro prójimo y cómo hacerlo. A esta tabla pertenecen los últimos siete mandamientos. —
Así la primera tabla trata del amor a
Dios. Su resumen está en Mat. 22:37. La
segunda tabla trata del amor al prójimo. Su resumen está en Mat. 22:39. Así
el resumen de toda la ley es el amor, amor a Dios y al prójimo. I Tim. 1:5; Rom. 13:10.
@MAINPAR =Podemos resumir brevemente
Si brevemente resumimos todo lo que hemos tratado de este modo, será así: Los diez mandamientos son la santa voluntad
de Dios, o la ley, por la cual Dios nos dice cómo debemos ser, y qué debemos
hacer y dejar de hacer. Dios, al crear al hombre, le grabó esta ley en el
corazón, y más tarde la expresó en los diez mandamientos, escritos en dos
tablas, dándola a conocer por medio de Moisés. Su resumen es el amor.
@TITLE = EL
PRIMER MANDAMIENTO
@MAINPAR = Introducción
: Hoy eEmpezamos hoy a
tratar estudiar de los
diez mandamientos, comenzandoempezando
con el primero.
En este mandamiento Dios
el Señor nos dice cómo debe estar dispuesto nuestro corazón hacia Eél, quien es nuestro Dios. (Mat.
22:37,38). En ésteél
todos los demás mandamientos ya están incluidos. Por
eso debemos especialmente aprender con diligenciadiligentemente
este mandamiento, para que por la gracia de Dios podamos conocer siempre mejor
lo que Dios nos ordena y prohibeprohíbe en este
mandamiento. Así hablamos hoy del primer
mandamiento.
1. Primero vemos lo que
Dios prohibeprohíbe en el primer mandamiento. Preg. 2015.
a. “No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Así dice Dios
lo dice esto a ti, a mí,
y a todas las demás personas en el primer mandamiento. Nos prohibeprohíbe tener dioses ajenos delante o fuera de él. “Esto
es,” dice Lutero (Cat. May., Mandamientos, #1), “deberás considerarme a mí sólo
como a tu Dios.”
El Señor es el único Dios. ÉEl
mismo dice, Is. 42:8: “Yo Jehová, este es mi nombre.” ÉEl
es Jehová, el Señor supremo del cielo y la tierra. Fuera
de él no hay otro Señor. Y “nuestro Dios está en los cielos;
todo lo que quiso ha hecho.” Sal. 115:3. Es el
Dios todopoderoso, que puede apoyarnos y ayudarnos en toda necesidad. Es el verdadero Dios verdadero. (Jer. 10:10). — Y este Dios, el Dios verdadero y viviente,
quiere que lo tengamos como nuestro
Dios. En Is. 42:8 nos dice: “Y a otro no daré mi gloria, ni mi
alabanza a esculturas.” ¿Cuál es la gloria que debemos darle sólo a éEl? Mat. 4:10. Quiere que lo glorifiquemos tener
la gloria de nosotros, de que lo tengamos a él sólo comopor nuestro Dios, adorándolole adoremos sólo a él, confiandoque confiemos en él como el que nos da todo
bien, que quiere y puede ayudarnos en toda necesidad. (“Dios
es aquél de quien debemos esperar todos los bienes, y en quien debemos tener
amparo en todas las necesidades. Por
consiguiente, tener un Dios no es otra cosa que confiarse en él y creer en él
de todo corazón, como ya lo he dicho repetidas veces. La
confianza y la fe de corazón pueden hacer lo mismo a Dios que al ídolo. Si son la fe y la confianza justas y verdaderas, entonces tu
Dios también será justo y verdadero. Por
lo contrario, donde la confianza es errónea e injusta, entonces no está el
verdadero Dios ahí.
La fe y Dios son inseparables. En aquello en que tengas tu corazón, digo, en aquello en que
te confíes, eso será propiamente tu Dios.” Cat.
May., Mandamientos, #2.) Su gloria, su fama, Dios no quiere dar su gloria, su fama a
otro. No debemos dar la gloria que pertenece a Dios a ninguna otra
persona nio cosa, de modo que lo adoremos, lo confiemos, y
esperemos apoyo y auxilio de ellaellos
en la necesidad.
Hacerlo será establecer un ídolo
delante de Dios.
En todo caso, esas cosas no son dioses
verdaderos, porque hay solamente sólo un verdadero Dios verdadero;
todos ellos los otros son dioses falsos, o ídolos,
o como la Biblia los llama, “esculturas”, Isaías 42:8. El
servicio que los hombres rinden a estos ídolos se llamaes
idolatría. El pecado que el
Señor nos prohibeprohíbe en este mandamiento es toda
idolatría.
b. Dios prohibeprohíbe que demos su
gloria a otros dioses, a dioses falsos, y de esta manera practicar la
idolatría. Sin embargo, hay tantas personas que están hundidas en
la idolatría. Preg. 21
1' Pensamos primero en los paganos que nunca han oído la pPalabra de Dios. Saben
que existe un dios (Rom. 1:19), pero no conocen al verdadero Dios,. dDe
modo que Así inventan para sí otros dioses falsos. Muchos consideran el sol o los animales como dioses, y los
adoran. Otros hacen para sí imágenes y laos
adoran como sus dioses, como hicieron los Hijos de Israel en el mMonte
de Sinaí. Ex.
32. La Escritura nos cuenta muchos otros ejemplos de tal
idolatría. (Por ejemplo I Sam. 5:2; I Reyes 18; Hechos 19:24 etc.) Esos paganos consideran que criaturas, cosas creadas, seancomo sus dioses y los adoran. ÉEsa es
la idolatría grosera, que uno considerar una criatura
su dios y adorarlalo adora.
2' Hay todavía otra clase de gente que practica la idolatría
grosera,. Esa es la Iglesia
Católica Romana.
Es cierto que los catolicorromanoscatólico romanos
confiesan al verdadero Dios, pero en su necesidad invocan a los santos muertos,
especialmente a la Virgen María. Así
también ellos consideran a criaturas sus dioses y los adoran. — El Señor en su palabra prohibeprohíbeprohíbe
con toda seriedadfirmeza toda esta idolatría en su Palabra. Mat.
4:10. (Ex. 20:4,5). Tal idolatríaÉsta es además una necedad, porque los ídolos
no pueden ayudar, son ídolos mudos y muertos. Salmo
115:3,4. (Compare también Jer. 10:1sig.; Isaías 44:8sig.; Isa.
63:16.)
3' Hay todavía otros que practican tal idolatría grosera. Podemos pensar en los judíos
actuales. Los judíos en un tiempo tenían al verdadero Dios. Pero han rechazado al Mesías, el Hijo de Dios, y así han
rechazado al verdadero Dios. Juan 5:23. Ahora
tienen a un dios falso. La misma situación existe con muchos de los incrédulos en nuestros días, especialmente las logias. Éstas rRechazan al Dios trino. En
sus propios pensamientos inventan otro dios y lo adoran. Ellos
también tienen a una criatura, una creación de su propia mente, como su
dios. Se tiene que decir lo mismo de las sectas que rechazan al
Dios trino, tales como los Testigos de
Jehová y los Mormones.
c. Aparte de esta idolatría grosera existe otra clase de
idolatría. Nuestro mandamiento dice: “No
tendrás dioses ajenos delante de mí.” Mucha gente confiesa al verdadero Dios con la boca,
externamente no adoran a la criatura como
a su dios, pero en sus corazóones quitan la gloria de Dios y la dan
a otro. En
lugar de adorar al Hacen otra cosa aparte del verdadero
Dios, hacen otra cosa su dios. Nuestra
relación con Dios es esencialmente asunto del corazón. Lutero
dice en el <MI>Catecismo Mayor<D>: “En aquello en que tengas tu corazón, en aquello en que te
confíes, eso será propiamente tu Dios.” Esa es lLa gloria que
el verdadero Dios quiere tener de nosotros es, que
le temamos, amemos y confiemos en él sobre todas las cosas. El
que teme otra cosa más que a Dios, que le ama
y confía en él ella en su corazón más que en Dios, le quita
la gloria que pertenece a Dios y comete el pecado de la idolatría. Esta clase de idolatría no es tan evidente como la otra. Por eso se llama idolatríaidloatría sutil. Es
idolatría sutil cuando uno teme, ama o confía en la criatura más que a Dios. ¿Pero a qué se adhieren los hombres en sus corazones? ¿Qué es lo que ellos convierten en dioses falsos en sus corazonespensamientos? La
Sagrada Escritura nos menciona muchas cosas.
1' Prov. 3:5. Muchos hombres dependen de su
entendimiento, de su sabiduría y astucia. Goliat
confió en su fuerza física. (1I Sam. 17:45). Los fariseos confiaron en y dependieron de sus obras y su piedad. (Luc, 18:11,12). Hay
personas que dependen de sí mismos, de sus dones corporales, intelectuales o
espirituales. El que lo hace, roba a Dios la gloria y hace a sí mismo su
dios. (Jer. 9:23,24).
2' Otros temen a otras
personas más que a Dios. Mat. 10:28. RehusanRehúsan hacer lo que Dios quiere porque temen
el odio y el disgusto de las demás personas. O les
aman más que a Dios.
Mat. 10:37. O ponen su confianza en
ellos, Jer. 17:5.
Esperan su consuelo, ayuda y apoyo de
personas ricas, poderosas, o de alta reputación. Ponen
carne, eso eses decir, los hombres débiles, por brazo,
esperan su ayuda de ellos, les hacen su dios. Así
sus corazones se apartan del Señor,; dan la su
gloria que le pertenece a él a los hombres, que no pueden salvar.
3' También podemos cometer idolatría con otras cosas, apegando
nuestros corazones a ellas, y temiendo, amando y confiando más en ellas que en
Dios. En Mateo 19:6 leemos de un joven rico que tenía su corazón
apegado a su dinero y bienes y los amaba más que a Jesús su
Dios. Hay muchos que inclinan sus
corazónones a su dinero y bienes y ponen su
confianza en ellos.
Son avaros, y un avaro es un idólatra,
que hace el dinero su dios y no tiene herencia en el reino de Dios. Ef. 5:5. Además oímos de otro hombre rico, que
vivía todos los días entre esplendor y diversionesespléndidamente y con diversiones.. Luc. 16:19. Amaba más que a todo su buena vida y
los días buenos, los goces y satisfacciones de esta vida. Su vientre era su
dios. Fil. 3:19.
Otros, por su parte, buscaban
especialmente la gloria y alabanza de los hombres. El que inclina su corazón a los bienes, deleites y cosas,
que teme, ama o confía en ellos más que en Dios, roba a Dios su gloria,
convierte las cosas en su dios, y así comete idolatría.
4' FinalmentePor último, nuestro
catecismo señala todavía una forma especial de idolatría. El
Salmo 14:1 habla de los que dicen en su corazóncorazón:, “No hay Dios.” Hasta
hay personas que se atreven a afirmar que no hay un Dios. La
Biblia los llama necios. Niegan la existencia de Dios
contradiciendo su mejormejer conocimiento. Y el
pasaje dice por qué niegan a Dios. Se
han corrompido.
Viven malvada e impíamente, y para
silenciar su conciencia, niegan la existencia del Dios santo y todopoderoso,
que castigaría sus obras vergonzosas. Por
eso son una abominación ante Dios junto con sus obras ante Dios. Pero Sin embargo, también estas personas son
idólatras. Niegan a Dios, pero tienen algo a que se apegan sus
corazones, ya sea a
sí mismos, o a otros hombres, o los bienes y las cosas de este mundo.
ÉEste
es el pecado de la idolatría, el cual Dios prohibeprohíbe en este
mandamiento, que uno roba a Dios la gloria que le pertenece, y de hecho adora a
alguien más como a Dios, o apega su corazón a algo más en este mundo al lado de o encima
deque a Dios.
Huyamos
de este pecado.
Está bien enraizado en nuestro corazón. Por naturaleza todo nuestro corazón está caído
alejado de
Dios y siempre busca en la criatura su ayuda y consuelo. También
nosotros los cristianos seremos estaremos tentados con
frecuencia a este pecado, y tenemos que luchar contra él. Especialmente
en nuestros días ha prevalecido la idolatría sutil, que
uno inclinare elsu corazón a los bienes y goces de este mundo. Y la idolatría, también la idolatría
sutil, es un pecado gravísimo, porque ofende directamente a Dios y
es la raízraiz de todos los demás pecados. El Señor maldice
al hombre que pone carne por su brazopone su confianza en la fuerza
humana y aparta su corazón del Señor. Jer.
17:5.
2. Además aprendemos lo
que Dios nos manda en este mandamiento. Preg.
2216.
Cuando Dios nos prohíbeAl prohibirnos tener otros dioses, Dios al mismo tiempo nos manda algo. No debemos tener ningún otro Dios
delante de él. Con eso nos dice que debemos tenerloe a él,
el único Dios verdadero, por nuestro Dios. Es nuestro Dios y quiere serlo
nuestro Dios, y nosotros debemos considerarlo y honrarlo como tal. Eso sucede cuando, en las palabras de nuestro Catecismo,
tememos y amamos a Dios, y confiamos en él sobre todas las cosas. Esa es la gloria que él no la quiere compartir con ninguna criatura, y noque
nosotros debemos quitárseladarle.
a. Debemos temer a Dios
sobre todas las cosas.
1' Debemos temer a
Dios. Dios exige de nosotros el temor del Señor. ¿De qué clase de temor a Dios se habla aquí? Cuando Adán y Eva habían pecado, tenían miedo de Dios y se
escondieron (Gen. 3:10). Tenían una mala
concienciaSu
conciencia les acusaba y temían el castigo. Así Ttodos
los pecadores tienen miedo del castigo merecido,. peroEso
no es el temor de Dios que élDios
quiere que tengamostener de nosotros segúnen
este mandamiento. Dios mismo nos enseña qué cuál es el verdadero
temor a Dios en Gen. 17:1. ““Yo soy el Dios todopoderoso.” Así habla al creyente Abraham. Es el
Todopoderoso, que ha creado todas las cosas. Somos su creación, y.
éEl
está elevado y exaltado muy por encima de nosotros. Un
niño obediente teme a su padre cuandoporque
lo honra como a éel que está en una posición superiorsobre
él.
Tiene temor o reverencial por su padre. Dios
es el Altísimo, de modo que debemos tener reverenciarlo aún más temor reverencial para él. Eso mismo nos dice eEl pasaje siguiente,
Salmo 33:8, nos dice esto. Dios es el Dios tTodopoderoso, el que ha hecho los
cielos y la tierra.
Cuando élEl
habla, sucede la cosa.
Por tanto, toda la tierra, todos los
hombres, deben tener temor o
reverencial ante este gran Dios.
“Anda
delante de mí.” Así hablasigue
el Señor hablando a Abraham a continuación, Gen. 17:1. Con
esto nos demuestra en qué consiste el verdadero temor a Dios, andarque
en todo el tiempo andemos delante
de Dios, como en la presencia de Dios. El Señor, nuestro Dios,Él está presente en todas partes y. Eestá cerca de nosotros en todo tiempo. Siempre debemos estar conscientes de que el Dios
todopoderoso nos ve, y asípor tanto todo lo que hacemos en obras, palabras
y pensamientos lo debemos
hacerlo como en su presencia, conen
temor o reverencial delante de éEl. —
Un niño evita hacer el mal cuando sabe
que su padre lo está viendo. En esas
circunstancias especialmente evitarehuye
serla desobedientecia. Teme entristecer
y agravar a su padre y lo evita entristecer
y agravar a su padre. Nuestro
Dios es un Dios santo, que aborrece el pecado y será
entristecidose
sentirá triste y agraviado
por ello. Si andamos conen el
temor delante de Dios, huiremos del pecado aun cuando no haya ningún hombre que
nos vea. EvitaremosHuiremos de entristecer
y agravar a Dios con el pecado. Nos
esforzaremos por guardar sus mandamientos. Por
eso Dios agrega en Gen. 17:1: “Y sé perfecto.” El
que tiene en su corazón el verdadero temor a Dios vivirá de una manera piadosa
y santa delante de élDios. José demostró tal temor a Dios
en Gen. 39:9. Cuando fue tentado al pecado, se acordó de Dios. Temía hacer ese grande mal, pecar contra Dios, y entristecer
y agravar a Dios
conpor medio de tal pecado.
2' Así nuestro Catecismo nos dice que debemos temer a Dios “sobre todas las cosas,”, o sea, debemos temer más a Dios que a cualquier criatura. Dios es el Señor altísimo. Mat.
10:28. Un hermoso ejemplo de tal temor de Dios lo tenemos en los
tres hombres en el horno ardiente, Dan. 3; lo mismo que en Juan el Bautista,
Mat. 14:3-5.
Eso es eEl temor de Dios que
el Señor aquí manda es, que
tengamos a Dios delante de nuestros ojos,
que andemos delante de él en temor y reverencial
como delante de nuestro querido Padre, y que evitemosevitemeos
entristecerlo con nuestro pecado. El
temor del Señor es una virtud gloriosa;. eEs
el principio de la sabiduría y de un buen entendimiento. (Sal. 111:10).
b. El Señor nos exige aun más en este primero y principal de
los mandamientos.
Quiere que nuestros corazones se inclinensean en tal forma inclinados hacia él de modo, que lo amemos
a él sobre todas las cosas.
1' Un niño recibe de sus padres toda clase de bondadesbeneficios. Sus
padres son para él una gran bendición. ElUn
niño ama a sus padres como a sus benefactores, como una gran bendición. Dios es también es benéfico. Todo bien procede de él. Dios
es un bien mucho más
grandemayor auún que nuestros padres. Todo lo que tenemos de nuestros padres finalmente proviene
de Dios. Y Dios él nos da además una abundanciaplenitud de los más ricos dones y beneficios
para cuerpo y alma.
En consecuencia,Así
debemos a Dios mucho más amor que a nuestros padres. — Todo
bien terrenal es perecederoible y se deshace. Sólo
Dios permanece.
Hasta nuestros padres nos dejan, pero
Dios nunca nos abandonase quita. ÉlDios
es el sumo bien. Por
tanto, debemos amarle a él más que a cualquier otra cosa. Así
considera el salmista a su Dios. Sal. 73:25,26. ApreciaConsidera a Dios más alto
que al cielo
y a la tierra, que al cuerpo y a la vida. Está listo a dejar todo, con que todavía le quede Dios. Dios Él es su sumo bien. Amamos a Dios sobre todas las cosas cuando lo tenemos por
nuestro sumo bien, cuando estamos
listos a dejar todo por él. Pero No obstante, hay más.
2' El salmista dice que Dios es la roca o consuelo de su
corazón y su porción.
Su corazón
se apega a Dios.
Y Dios sigue siendo la porción de su
corazón cuando cielo y tierra fallense destruyan, cuando
carne y alma desfallezcan. Su corazón no se fija enestá
apegado eal cielo y la tierra con sus bienes, sino solamente sólo ena
Dios. Con todo su corazón se adhiere a Diosél. ÉEste
es el amor que Dios nos exige, que nos
adhiramos de todo corazón a Dios. Amarlo a
Dios con todo el corazón significa, como Cristo mismo lo explica,
amar a Dios “cCon todo tu corazón, con toda tu alma, y con
toda tu mente.”. (Mat.
22:37). Debemos dar todo nuestro corazón a Dios. Es
cierto que debemos amaor al prójimo, pero no por sí mismo, sino por
causa del Señor y su voluntad, pero no como a Dios, ni mucho menos más que a
Diosél, Mat. 10:37. Amamos a Dios sobre todas las cosas cuando
lo consideramos nuestro sumo bien y nos adherimos a él con todo el corazón.
3' Sin embargo, el amor a Dios no es solamente
sólo un
sentimiento que tenemos en el corazón., sino eEl verdadero amor tiene que demostrarse y
probarse en toda nuestra vida. El
niño que ama a sus padres hace lo que ellos le dicen sus
padres, y lo hace voluntaria y gustosamente. Con
eso da prueba de su amor. Nuestro amor hacia Dios debe
demostrarse en que guardemos sus mandamientos, y no por obligación y con renuencia,
sino con gusto y gozo.
(1I Juan
5:3).3 Tenemos un hermoso ejemplo de tal amor en Abraham, Gen. 22. ÉEl de buena voluntad obedeció el mandato de
Dios, aunque le fue
muy difícil para él hacerlo. Dio a su hijo, la cosalo más preciosoa
que tenía en la tierra, por amor a Dios.
c. Si Dios va a ser realmente nuestro Dios, una tercera cosa
nos es necesaria, que confiemos en él
sobre todas las cosas.
1' Debemos confiar
en Dios. Confiar realmente quiere decir que dependemos de la
fidelidad de alguien.
Podemos ver en el Salmo 118:8 lo que significa confiar en Dios del Salmo 118:8. Confiar en Dios sSignifica depender de él,
Prov. 3:5, o estar seguro de que él es nuestra ayuda, Salmo 42:12 (salvación
mía), esperar de él la ayuda y el apoyo. Aprendemos especialmente en qué consiste esta verdadera
confianza en Dios, y cómo se demuestra, en el ejemplo de David en su lucha con
Goliat. (1I Sam. 17:45-46). Goliat
dependía de su propia fuerza y poder, en sus armas. David
salió en el nombre de Jehová de los Ejércitos. Conocía
bien la pobreza de sus armas, sabíasupo
que era demasiado débil para vencer al gigante, pero dependió deen
Dios, dedependió en que élDios
era tTodopoderoso de modo que podía ayudar (compare
especialmente el v. 37), y que Dios quería ayudardeseaba hacerlo, que es
fiel y nos ha prometido su ayuda. Tal confianza Ddebemos
tener esa confianza en Dios en
todo tiempo, pero se demuestra especialmente en el momento de la necesidad; es entonces sobre todo
que debemos confiar sobre todas las cosas ende que
Dios nos ayudará.
Todavía
el Salmista sigue en Sal. 42:112: “Porque aúun he de alabarle, ío.” Es una aspectoparte de la confianza en Dios que creamos en
todo tiempo, especialmente en la necesidad y la tribulación, que Dios es y
quiere ser nuestro Dios, que siempre
está bien dispuesto hacia nosotros. Debemos
esperar solamente sólo el bien de Dios. Aun
cuando no comprendemos sus caminos, cuando lo que nos envía nos parezca mal,
debemos confiar en que
sus caminos son buenos. (Véase Job 1:21; “Si tienes un corazón
que no sabe esperar de Dios sino el bien y especialmente en las necesidades y
carencias... entonces tendrás ciertamente al único y verdadero Dios.” Cat. May., Mandamientos, #28). Confiar
en Dios significa que dependamos de él, como de uno alguien que puede y quiere
ayudar en toda necesidad, y esperar solamente sólo el bien de él.
2' Debemos también confiar en el Señor sobre todas las
cosas. Prov. 3:5 nos indica Llo que eso quiere decir. también
nos es indicado en Prov. 3:5. “Fíate
de Jehová con todo tu corazón.” Porque cConfiamos en el Señor con
todo el corazón cuando dependemos del Señorde él con todo el corazónnuestro ser. Ciertamente
debemos utilizar todo lotodas las creadocriaturas,
los medios terrenales que están disponibles. Es poner a prueba a Dios siSi no los queremos
utilizar ponemos a prueba
a Dios. (Mat. 4:6-7; Cat. May., Mandamientos, #26). Ordinariamente Dios quiere ayudarnos por medios terrenales. (Eso se puede explicar por ejemplos de la vida diaria, por
ejemplo, que en tiempo de enfermedad, seuno
debe utilizar a los médicos y los medicamentos, etc.) Pero
no debemos depender de estos medios, sino solamente sólo de Dios. Y cuando los medios terrenales son ineficaces o fallanfracasan, no debemos desesperarnos, sino
confiar en Dios, ende que él todavía puede ayudar. Así demostramos que dependemos solamente de él.
Conclusión: Cuando tememos, amamos y confiamos en Dios sobre todas las
cosas, entonces no tenemos ningún ídolo, entonces Dios en verdad es nuestro
Dios. Temer, amar y confiar en Dios es algo que sucede en el
corazón, así que Dios en este mandamiento nos exige el corazón, de hecho todo
nuestro corazón.
(“Comprenderás ahora fácilmente, qué y
cuánto exige este mandamiento, esto es, todo el corazón del hombre, toda su
confianza depositada solamente en Dios y en ningún otro.” Cat.
May., Mandamientos, #13). “Tener un Dios, retenerlo, es que el
corazón lo atrape y se adhiera a él.” Cat.
May., Mandamientos, #15. Este mandamiento es el más alto y mayor mandamientomás grande. Todos los demás mandamientos están
incluidos en él.
Por eso nuestro catecismo comienza la
explicación de todos los demás mandamientos con las palabras: “Debemos temer y amar a Dios.” Si no
tememos y amamos a Dios, no podemos cumplir ningún otro de los mandamientos;
por otro lado, cuando de corazón tememos y amamos a Dios, guardaremos también
todos los demás mandamientos. El cumplimiento de todos los demás mandamientos tiene que fluir del temor y amor de
Dios. (Compare la pregunta Nro. 19). En
este primer mandamiento se
resumen todos los
demás tienen su resumen. Con este mandamiento todos los demás serán
se guardados cumplirán o quebrantadosse quebrantarán.
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