LA
SEGUNDA TABLA
Introducción: Ya hemos considerado los primeros tres mandamientos. Estos mandamientos los consideramos como parte de la primera
tabla de la ley divina. Nos muestra lo que debemos al Señor
Dios. Estos mandamientos están muy ligados una gloriosa conexión uno con el
otro;. Nnos muestran cuál debe ser nuestra actitud
hacia Dios en el corazón y cómo debemos servirle en palabra y obra. Los otros siete mandamientos pertenecen a la segunda tabla. Ya han aprendido el resumen de esta segunda tabla. El Señor Jesucristo los resume incluye todos
en las palabras:
“<169>Amarás
a tu prójimo como a ti mismo.”<170> Antes
de considerarentrar en la consideración de los mandamientos
individuales de la segunda tabla, meditemos brevemente en estas palabras.
1. Primero contestamos la pregunta: ¿Quién
es nuestro el prójimo,
al quea
quién debemos amar? Pregunta
37.
Esa misma pregunta la hizo
un estudiante de la Biblia a nuestro Señor Jesús: Luego
“<169>¿quién
es mi prójimo?”<170> (Lucas 10:29). La
manera en que Cristo le contestóconstestó lasu
pregunta fue contarle una historia, la
historia del buen samaritano. (Vers. 30-37). Es En esta historia en
donde mejor podemos aprenderaprendemos quién es nuestro prójimo. El Señor habla de un hombre que cayó entre ladrones, y por
tanto estaba en gran necesidad. Un
sacerdote y un levita, que ya estaban vinculadosrelacionados
con este pobre hombre por
sercomo sus conciudadanos, no le
ayudaron, no se demostraron ser sus prójimos, pero. uUn
samaritano tuvo misericordia de él y le ayudó en su necesidad. Al final el estudiante de la Biblia tuvo que confesar que el
que tuvo misericordia de este pobre judío se había
demostrado que eraser su prójimo. Luego rReconocemos a las demás personas como nuestro
prójimo cuando les mostramos misericordia. Nuestro prójimo, entonces, es el que
necesita nuestra misericordia. Precisamente
porque por eso, que alguien estáé en
necesidad y necesitae nuestra ayuda,
esserá nuestro prójimo. —-- El
Señor llama a aquel que cayó entre los ladrones sencillamente un hombre (“<169>Un
hombre descendía de Jerusalén.”<170>) Cada hombre que
necesita nuestra ayuda es nuestro prójimo. El
samaritano no conocía a aquel pobre judío, no era del mismo pueblo, no tenía la
misma religión.
No solamente sólo los que conocemosconocidos, los de nuestro mismo pueblo o de
nuestra misma fe son nuestros prójimos, sino también el desconocido, cuando
está en necesidad, y nosotros vemos su necesidad. Nuestro prójimo es todo aqueél
que necesita de nuestra ayuda. Los judíos eran enemigos de los samaritanos y losse
odiaban. Sin embargo, el samaritano ayudó al judío. Hasta nuestros enemigos
son nuestros prójimos,. Hasta a nuestros enemigosa los cuales debemos amarles, ayudarles
y apoyarles. La
Escritura nos afirma esto explícitamenteexpresamente. Mateo 5:44-45. (Rom.
12:20). —<197> Nuestra exposición del catecismo
menciona todavía otro pasaje, Gál. 6:10. Este
versículo nos enseña que debemos hacer el bien a todos, que todos son nuestros
prójimos; pero el apóstol agrega además: “<169>Y
mayormente a los de la familia de la fe.”.<170> Nuestros
hermanos en la fe son los que
están más cercanos a nosotros, con los cuales Dios especialmente nos ha
unido por esa relación. A ellos debemos ayudar y apoyar antes
que a otros.
2. Además aprendemos cómo debemos amar a
nuestro prójimo.
También a eso la
Escritura nos lo indica con gran claridad.da una clara respuesta.
Debemos amar a nuestro prójimo como a
nosotros mismos.
a. LuegoSin embargo, no debemos amarlo como a Dios,
o hastani más
que a Dios.
Debemos amar a Dios sobre todas las
cosas. El que ama al hombre, hasta el más
cercanoque es
más allegado a él, más que a Dios, desobedece el primer y más grande
mandamiento y es culpable de idolatría. (Mateo
10:37). Debemos amar a nuestro prójimo en conformidad a nuestra relación con Dios y por
causa de Diosél.
b. Debemos amar al prójimo cComo a nosotros mismos
debemos amar al prójimo. Por
naturaleza nosotros los humanos nos amamos
a nosotros mismos.
Eso lo vemos en el caso del sacerdote y
el levita en la historia del buen samaritano. Este
amor natural puede y debe servirnos como regla de cómo amar a nuestro prójimo. ¿Cómo nos amamos a nosotros mismos? Nuestro
amor natural a nosotros mismos no es un amor hipócrita que existe solamente sólo de palabra. Por
naturaleza realmente nos amamos de corazón,
es un amor sincerode corazón. También
damos evidencia de nuestro amor por en obraacción. Solamente Sólo deseamos el bien para nosotros mismos, y
hacemos solamente únicamente hacemos lo
que creemos que nos hará bien. Amamos
a nosotros mismos no solamente sólo de vez en cuando,
sino constantemente. Así la voluntad de Dios es que debemos amar a nuestro
prójimo de corazón y constantementesiempre, y dar evidencia
de nuestro amor por obraen nuestras acciones. ¡Qué hermosa imagen nos da el buen samaritano! Para que no erremos en nuestro
comportamiento Cristo mismo nos da una regla según la cual podemos
probarnos para que no
erremos en nuestro comportamiento. Mateo
7:12. Lo que el amor al prójimo exige de
nosotros, nos lo muestra Dios nos muestra lo que el amor al prójimo exige de nosotros en
los últimos siete mandamientos.