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HÉRCULES

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Anfitrión y su esposa Alomena fueron expulsados de la Tierra y emigraron a Tebas. Alomena indignada por tal suceso no quería tener trato con su marido hasta que este se hubiera vengado de tal ofensa. Entre tanto el Dios Zeus, enamorado de Alomena, tomó el aspecto de su marido y vino a ella.


Yació con ella tres noches o como dicen otros, una noche que valió por tres. Cuando regresó Anfitrión, visito a su mujer y ella le dijo que había sido demasiado largo en sus trabajos maritales. El no se daba cuenta. Pero intrigado se fue a consultar a Tiresias, que le declaró la verdad. Ya nunca quiso tocar a Alomena, temeroso de la venganza de Zeus.


Pasados los nueve meses, Zeus en el Olimpo hizo gala de que iba a tener un hijo. Dijo que le pondría por nombre “Gloria de Hera” Heracles. Ella no hizo gran estruendo, pero procuró frustrar el intento de su marido. Al fin nace Heracles o Hércules conocido así por los romanos y una noche más tarde, su hermano Ificles. El primero era hijo de Zeus, y el segundo de Anfitrión.


Alomena, al nacer Hércules lo dejo abandonado en un campo cercano a las murallas de Tebas. Atenea, por consejo de Zeus, fue a recogerlo y lo llevo a Hera y le dijo: Mira que lindo niño y que robusto, dale de mamar, tu que tienes leche. La Diosa Hera le dio el pecho al niño, y él le dio tal apretón que ella gritó de dolor. La leche fue tanta que se derramo por el cielo y dio origen a la vía láctea. Se espantó Hera y dijo que era un niño monstruoso. Y lo rechazó pero, ya con esto él quedaba hecho inmortal. Atenea lo devolvió con su madre Alomena y le dijo que cuidara mucho de él


Cuando Hércules tenía siete meses o un año según otros, la madre bañó y arregló a sus dos niños y los dejó dormidos. A media noche dos serpientes vinieron a la casa de Anfitrión a matar a Hércules. Eran enormes y tenían escamas azules. Habían sido enviadas por Hera. Iban por el piso derramando llamas de sus ojos. Despertaron los dos niños y quedaron llenos de terror al verlos, Ificles se envolvió en sus mantas y por miedo cayó al suelo. La madre oyó los gritos del niño y despertó a su marido. Corrió él con una gran daga. Pero al llegar a la cámara de los pequeños, vieron al niño Hércules aferrando a las serpientes por el cuello y ahogándolas con su esfuerzo. Cuando las dos serpientes cayeron muertas a los pies de Anfitrión el niño soltó la carcajada. Al amanecer fue Alomena a consultar a Tiresias, contando el predigio. El adivino le dijo que su hijo iba a ser un gran héroe lleno de gloria.


Hay otra versión tocando a las serpientes. El que las puso en la cuna fue el mismo Anfitrión que quería cerciorarse de cuál de los dos era su hijo. Quedó cierto cuando vio la hazaña de Hércules. Este tenía fuerza divina. Y cuando Hércules fue capaz, Anfitrión le enseñó a guiar una carroza y a no tocar los puntos de esquina, sino a ir directo a la meta. Castor le enseñó el uso de las armas, a montar y a tener todos los movimientos de una gran estrategia. Autólico y Herpálico le enseñaron el arte de pugilato, dicen que eran los hijos de Hermes. Eurito le enseñó el arte del arco. Resultó Hércules un arquero maravilloso que vencía a todos. Aunque no se dice quien le enseñó Astronomía y Filosofía, es notorio, en la leyenda, que era perito en ambas. Al cumplir dieciocho años su estatura era de cuatro codos ó sea dos metros bien cumplidos. Cuentan que sus ojos refulgían como llamas y su mano era tan certera que nunca erraba el blanco. Comía una vez al día y andaba vestido con una túnica corta y rala. Pasaba la noche en general al aire libre. En sus conocimientos tenía la fácil manera de entender el vuelo y señal de las aves. Los buitres según él, eran los más seguros en el presagio. De carácter amable, solamente hacía frente a los que lo atacaban y generalmente los mataba.


Comenzó a recorrer los caminos y cada vez aumentaba más su fama a tal grado que entre los pueblos Hércules simbolizaba la fuerza, el valor, la bondad, la generosidad y la compasión. Cuenta la historia que durante sus recorridos tuvo varios hijos.


La Diosa Hera no podía soportar las hazañas del hijo bastardo y tal odio que le tenía la llevó a la tarea de volverlo loco y acabar con el poderoso hijo de Zeus.


Su primera hazaña fue matar a Yolao, hijo de su hermano Ificles, mató después a dos de sus hijos confundiéndolos con enemigos, después de flecharlos los echó al fuego, juntamente con los otros hijos de Ificles que aún quedaban vivos; el Héroe Hércules no lo soportó y se volvió loco.


Cuando Hércules recobró la razón, se encerró en un cuarto por varios días sin querer tratar con ningún ser humano. Esto lo purificó de sus crímenes cometidos a sus enemigos. Hércules se dirigió a Delfos a preguntar el oráculo que debía hacer y Hera forzó a Hércules a servir al rey Euristeo en todo lo que este le pidiera por el espacio de doce años. Debía ejecutar doce grandes trabajos y al cabo de ellos alcanzaría la inmortalidad.


Su primer trabajo: Acabar con el león de Nemea.

Este era una fiera que había hecho estragos por todas partes y su cuerpo era impenetrable por cualquier arma. Hércules no hallaba como desollar al león, por que todas las armas eran inútiles. Al fin discurrió usar las mismas garras de la bestia y salió con su intento. Lo desolló y tomó la piel como armadura y la cabeza del león como yelmo. Entonces Euristeo mandó a sus herreros que fabricaron una urna de bronce y la escondieron en la tierra. Cada vez que sabía que se acercaba Hércules, corría a refugiarse en ella. Las ciudades de Nemea hicieron grandes honores al héroe por haberlos librado de aquella calamidad, él se hizo su aliado y los ayudó en las guerras.


Su segundo trabajo: La hidra de Lerna

Su deber era matarla, era esta un monstruo hija de Tifón. La había creado Hera para que fuera azote de Hércules. Tenía cuerpo de perro ocho o nueve cabezas de serpiente y una de ellas era inmortal. Era sumamente venenosa, no solamente el jugo de sus bocas, sino el aliento sólo era capaz de causar la muerte.


Cuando se enfrentaron en la laguna la hiedra no podía envenenar a Hércules y este la estaba venciendo y mientras más heridas tenía iba perdiendo el aliento. En esto sale de la laguna un enorme cangrejo y ayuda a la hiedra, mordiéndole un pie a Hércules. Este le da un golpe y llama a un soldado en su ayuda y este último le corta las bases de sus cabezas a la hiedra. Al fin Hércules llega a la cabeza inmortal. La corta con una daga de oro y la sepulta. Hera premio al cangrejo dándole un lugar entre las constelaciones del zodiaco “cáncer”. Euristeo sin embargo, no admitió esta obra como prueba sino que replicó que había sido ayudado.


Su tercer trabajo: La cierva de Cirene.

Hércules la tenía que capturar viva y llevarla a Eneo en Micenas. Este raro animal tenía cascos de bronce y cuernos de oro, aparentaba ser un carnero. Era protegido por Artemisa. Para domarla, la fatigó por un año, ya agotada fue a refugiarse al país de los Hiperboreos. Allí Hércules le lanzó una flecha que le traspasó un hueso y un tendón. Fue cuando pudo atraparla viva. La llevó inmediatamente a Micenas.


Su cuarto trabajo: El jabalí de Erimanto.

Tenía que capturar Hércules vivo al jabalí que infestaba los campos, era una tremenda calamidad para los montes del Erimanto. Se encaminó el héroe a dar fin a su trabajo y en el camino mató a Sauro, era un asaltante, dio con el jabalí, y le puso una trampa cubierta de nieve, de modo que cayó en ella la bestia y después se trepó en su espalda y lo ató con cadenas de bronce y lo llevó cargando a Micenas.


Su quinto trabajo: Los establos de Augias.

El quinto trabajo de Hércules fue limpiar las cuadras del rey Augias, este tenía un enorme grey de vacas y bueyes. Que por favor de los dioses eran muy fecundos y jamás mal lograban el fruto. Pues bien los establos tan numerosos nunca habían sido limpiados en varios años, esta era la causa de un hedor y de una insalubridad sin igual que invadía todo. Los campos mismos estaban llenos de estiércol que no podían ararse.


Euristeo mando a Hércules a que limpiara todo, este llegó y saludó al rey desde lejos y le dijo que antes de cerrar la noche su establo estaría limpio. Comenzó su tarea y un gran toro se le fue encima, Hércules lo aferró por el cuerno izquierdo, le dobló el cuello y lo azotó contra el suelo. Enseguida rompió la pared del establo en dos partes y por cada una de ellas hizo entrar un río, que fueron el Alfeo y el Peneo. Inmediatamente acarrearon con toda la inmundicia. Paso a limpiar los campos y cumplió lo que había prometido.


Su sexto trabajo: Las aves de Estinfalia.

Eran estas aves consagradas a Ares, tenían picos, garras y alas de bronce con que mataban animales y hombres y los devoraban. Vivían a la rivera de un río y andaban en grandes bandadas, también arrojaban sobre los campos excremento y los volvían estériles. Se le dio a Hércules el deber de acabar con ellas. Para atraer a las aves recibió la ayuda de Atenea, esta le dio un par de castañuelas y un gran cascabel de bronce. Hércules se colocó en una ladera del monte Cilene y se puso a tocar las castañuelas y el cascabel, con tanto ruido las aves se fueron juntando en grupos para huir y conforme iban pasando Hércules las fue matando.


Su séptimo trabajo: El toro de Creta.

El toro estaba infestando la isla de Creta y asolaba los huertos. Este toro vomitaba llamas ardientes que flagelaban a sus enemigos. Hércules luchó con él largo tiempo y al fin lo llevó cautivo por toda la ciudad de Micenas. El rey Euristeo lo consagró a Hera y lo dejó libre, Hera no quiso aceptar una ofrenda que viniera de Hércules y lo llevó a Esparta, ahí lo recogió Teseo y lo sacrificó a Atenea.


Su octavo trabajo: Las yeguas de Diomedas.

Euristeo impuso a Hércules capturar cuatro yeguas brutas del rey Tracia. Este tenía sus establos en la ciudad de Tirida y sus yeguas estaban atadas con cadenas de hierro y en pesebre de bronce. Les daba a comer humanos que le caían mal. Lo primero que hizo Hércules fue inutilizar a los caballerizos del rey. Y se llevó a las bestias, pero lo iban persiguiendo, éste los enfrentó y mató al rey y se lo dio a las yeguas de comer, después tomó una carroza y unció a las bestias, fue por montes y valles hasta llegar a Micenas. El rey Euristeo las dejó libres en el monte Olimpo y dicen que dejaron descendientes hasta la guerra de Troya y aún al tiempo de Alejandro el Grande.


Su noveno trabajo: El cinturón de Hipolita.

Euristeo mando a Hércules a traer el cinturón de oro de la reina de las amazonas llamada Hipolita. Hércules emprendió su viaje y al llegar al valle de las amazonas, Hipólita le dio la bienvenida a Hércules y encantada de su maravilloso cuerpo varonil le ofreció dar el cinturón a cambio de una sesión de amores. Entretanto Hera la eterna enemiga de Hércules se disfrazó de amazona y corrió la voz de que Hércules iba a llevarse a su reina. Entonces las mujeres guerreras formaron un ejército. Pero astutamente Hércules había comprendido los ardides de Hipolita y la mató al momento. Tomo su cinturón y además su hacha de combate. Las guerreras huyeron y Hércules de regresó con el cinturón paro por Mariandine, en donde formó parte de los juegos olímpicos donde venció y mató a Tisias que era el campeón del pugilato.


Su décimo trabajo: El ganado de Gerión.

Se le impuso a Hércules traer el ganado del rey Gerión, este reinaba en Tartesios, lo que es hoy día España. Hombre de fuerza sin igual y riquísimo en ganado. Había nacido con tres cabezas, seis manos y tres cuerpos. Su ganado era cuidado por el perro Ortro, que tenía dos cabezas. Hércules atravesó Europa y cuando llegó a Tartesos eligió dos grandes columnas, las cuales separó, una en suelo de Europa y otra en África. Cuando llegó a la isla subió al monte Abas. El perro Ortro le salió al encuentro con grandes ladridos, pero Hércules lo acabó con un solo golpe. Igual suerte corrieron los guardianes del ganado y Hércules comenzó a arrear el ganado, ya sin contratiempo llegó a su destino.


Su onceavo trabajo: Las manzanas de las Hesperides.

Había cumplido Hércules diez trabajos que le encomendó Euristeo en ocho años y un mes. Su onceavo trabajo fue traer frutos de oro del jardín de las Hesperides. La tierra había dado a Hera este jardín como regalo de bodas y en él crecía un árbol que daba manzanas de oro, este estaba ubicado al pie del monte Atlas en donde rendía cada tarde el sol su jornada. El árbol era cuidado por el dragón Ladón y este tenía la cola enroscada en el árbol, el dragón tenía cien cabezas y hablaba en varías lenguas, pero Hércules lo mató de un flechazo certero y azotó, al morir, su gran cola. Al cabo de algunos meses llegó a la presencia de Euristeo y le entrego las manzanas.


Su último trabajo: La prisión de Cerbero.

El último trabajo de Hércules fue aprisionar y sacar del infierno al can Cerbero. Como preparativo fue a iniciarse en los misterios de Eleusis. Hermes y Atenea lo fueron guiando, Hércules fue en busca del can y lo halló atado a las puertas del Aqueronte. Pensó que lo mejor era aferrar su cuello, del cual salían sus tres cabezas. El animal con su cola llena de púas azotaba a Hércules, pero él se defendió con la piel del león, por fin el perro quedó rendido y caído en tierra. Ya saliendo con su trofeo, hizo una ceremonia de voto ante el álamo y este el árbol se torno de dos colores: blanco por arriba, negro pro debajo para dar testimonio de que el héroe era tan poderoso en el reino de la luz, como en el de las tinieblas. Cuando llegó con Euristeo este le ofreció una ofrenda de esclavos, Hércules enojado mató a los tres hijos del rey y así acabó su último trabajo.


Hércules tuvo muchas aventuras más y luchó contra innumerables enemigos. Cuenta la historia que uno de estos le causó la muerte por envenenamiento. Pero, más tarde, los dioses se lo llevaron al monte Olimpo para que viviera con ellos.


Es cuanto


Autor: José Antonio Escudero Ramírez

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