¿Están todos listos?- preguntó el Juez.
Sí Su Señoría. – Contestaron al unísono los integrantes de ambas comisiones.
Muy bien, entonces declaro oficialmente abierta la sesión. Como es costumbre comenzaremos escuchando a la Comisión de Castigo, para después de cada una de sus intervenciones, prestar atención a lo que la Comisión de Defensa tiene que decirnos al respecto. ¿Está claro?.
Sí Su Señoría. – Respondieron las dos comisiones, al tiempo que intercambiaban miradas de desafío.
Entonces, no se hable más y comencemos.- declaró con voz solemne el Juez.
El representante de la Comisión de Castigo avanzó hacía el frente, y comenzó su exposición.
Estamos aquí reunidos, después de haber analizado minuciosamente el caso, para recomendar lo que consideramos en nuestra deliberación, la sanción apropiada.- expresó en tono firme, mientras sostenía su mirada segura en los ojos del representante de la Comisión de Defensa. Después continuó: Es de todos conocido las faltas que esta entidad ha cometido a lo largo de muchas de sus encarnaciones, y en especial en la última. Por esta razón, no le haré perder su tiempo Su Señoría enunciando estas faltas. Y si usted me lo permite, me referiré únicamente a los castigos que esta comisión ha decidido imponerle al Alma en cuestión.
Adelante, su petición es aceptada.- respondió paciente el Juez.
Gracias Su Señoría, trataré de ser lo más breve posible...
Eso espero – le interrumpió El Juez – comience por favor.
Visiblemente nervioso le contestó – Si claro Señor – y tomando aire, después de una pausa continuó:
Esta Comisión ha dictaminado una serie de sucesos que deberá vivir en la siguiente encarnación el alma objeto de este juicio, con el fin de ser castigada por su comportamiento anterior.
Nacerá en un país con grandes carencias en el ámbito del bienestar social y económico. Será varón, el mayor de dos hermanos. Y tanto él como su hermana menor nacerán con una enfermedad congénita...
En ese momento se escuchó un gran murmullo entre los asistentes que habían acudido a presenciar el juicio.
El Juez lanzó su mirada a la Comisión de Defensa y preguntó intrigado: ¿Conocían esta decisión?.
Sí Su Señoría.- Respondió tranquilo el representante.
Y... ¿no tiene alguna objeción al respecto?.
No Su Señoría. Ninguna.- Le respondió, retando con su mirada, al representante de la Comisión de Castigo.
Nuevamente se oyó un gran murmullo en la sala y el Juez, aliviando la tensión exclamó: Siendo así, puede continuar con su exposición.
Gracias Su Señoría. – y confiado prosiguió con su ponencia – es durante sus primeros diez años de vida que se desarrollará esta enfermedad. Sus médicos la detectarán desde los dos años y será víctima de estudios muy molestos y dolorosos desde muy temprana edad. Será hospitalizado en un sin número de ocasiones en esta primera década. Conocerá desde muy joven la muerte, ya que presenciará el fallecimiento de varios niños de su edad que al igual que él estarán internados por estudios similares. Aproximadamente al final de estos diez años, se enterará por sus doctores, que su enfermedad no tiene cura y que su vida terminará en cualquier momento. Y no sólo eso, comprenderá también que su única hermana, correrá la misma suerte...
En ese momento, el silencio de la sala se inundó de reproches, que mezclados con gestos y el desapruebo de miradas enardecidas, reprobaban la crueldad de la sentencia impuesta por la Comisión de Castigo.
Visiblemente consternado, El Juez dirigió sus ojos a los del representante de la Comisión de Defensa invitándolo a expresar alguna objeción por todo lo que se acababa de escuchar en el recinto.
El representante de la Comisión de Defensa, con sólo un ademán le respondió desde su lugar que no tenía nada que objetar obligando al Juez a que diera la indicación de continuar.
Para ese momento, el representante de la Comisión de Castigo se mostraba muy seguro ante la negativa de cualquier objeción. Y aprovechando el momento continuó su discurso.
- Quiero hacer especial énfasis en el hecho de que los sucesos que he descrito son los “sucesos mayores” que habrá de sufrir. Sin embargo, existe una serie de “sucesos menores” que deberá padecer en su primera década de existencia como parte del castigo que le hemos sentenciado. A continuación citaré sólo algunos de estos “sucesos menores”:
Tendrá varios accidentes conduciendo bicicletas, carros deslizadores, patinetas y patines. Esto, por supuesto, le ocasionará raspones severos, moretones y descalabros. Será víctima de agresiones de perros, cuyas mordeduras permanecerán siempre en su recuerdo y le ocasionarán un gran temor hacía estos animales hasta ya una edad avanzada. También, a los seis años, será intervenido de nuevo quirúrgicamente para extraerle las anginas que años antes no fueron exitosamente retiradas. Jugando, sufrirá caídas severas: una de un árbol y otra de un segundo piso. Recibirá una paliza por parte de sus compañeros de primaria... y recibirá algunos golpes en peleas con sus compañeros de escuela y sus vecinos. Esto, repito, es sólo muestra de algunos de los “sucesos menores” que deberá sufrir.
Para ese momento, toda la audiencia estaba ya bastante molesta con la actitud y lo dicho por el representante de la Comisión de Castigo. El coraje y la impotencia se expresaban ahora también, además de las miradas de sorpresa, en palabras y ademanes de reclamo a la Comisión de Defensa.
¡Orden, orden!, les pido por favor que guardemos silencio para poder escuchar lo que la Comisión de Defensa tiene que decir – exigió el Juez levantando la voz más de lo acostumbrado.
El silencio absoluto se apoderó de pronto del lugar. Todos los ojos expectantes, inquisidores, se clavaron en la figura del representante de la Comisión de Defensa. Éste, se acercó al estrado y simplemente expresó: No tengo nada que decir.
La audiencia estalló en reclamos y el Juez tuvo dificultades para recuperar la calma y ordenar el seguimiento de la exposición.
El representante de la Comisión de Castigo asintió y dirigiendo un gesto burlón a su contrincante, continuó:
Hasta ahora, la audiencia – volteó hacía la sala – ha escuchado lo que hemos sentenciado para su primera década de encarnación. Nuestro castigo no termina ahí, muy por el contrario, Yo diría que apenas empieza... Me explico: A los once años, la enfermedad congénita terminará con el funcionamiento de sus dos riñones, que como ustedes bien saben, son órganos esenciales de un cuerpo físico encarnado por cualquiera de nosotros. Para ese momento el diagnóstico de sus doctores será el de “Insuficiencia Renal Terminal”. Sufrirá los síntomas de esta enfermedad y las burlas y apodos de sus compañeros de escuela. Su salud irá decreciendo hasta dejarlo prácticamente al margen de cualquier actividad normal de un niño de su edad. El color de su piel; las náuseas y mareos; el cansancio extremo y la ausencia total de apetito; serán sólo algunas de las razones por las que empezará a sentirse distinto de los demás. Las visitas a muy diferentes especialistas, los estudios médicos de todo tipo, las jeringas, las inyecciones y los hospitales se convertirán en su rutina diaria. Y a los trece años, será objeto de uno de los peores castigos de una existencia humana: entrará en tratamiento de hemodiálisis. Pasará seis horas del día, tres veces por semana en un hospital, en donde será conectado durante cinco horas a una máquina, sin la que no podrá vivir más allá de una semana.
Después, a los quince años, para prolongar más esta existencia de sufrimiento, le será trasplantado un riñón. Un riñón de un cuerpo muerto, pues haremos que ninguno de sus seres cercanos pueda darle ese órgano. Sentirá el dolor de una operación. Sufrirá las consecuencias de una medicina humana que todavía no tendrá solución al problema del rechazo del órgano trasplantado. Sus deseos de ser como los demás se verán desechos, cuando por los medicamentos, su crecimiento se detenga y se quede para el resto de su existencia humana, de una talla muy por debajo del promedio. Además, por estos mismos medicamentos, su apariencia física cambiará drásticamente, especialmente su rostro; situación que le generará una terrible inseguridad y un consecuente alejamiento de las mujeres de su edad. Esta gordura de su cuerpo y cara causada por las medicinas, hará incluso que rechace ser captado por una cámara fotográfica. En esta condición vivirá toda su adolescencia -. Dicho lo anterior, hizo una pausa y se acercó a sus compañeros de la Comisión de Castigo.
La audiencia estaba acostumbrada a escuchar castigos de todo tipo en juicios similares, pero éste parecía no tener paralelo alguno. Muchos de los presentes ya no hablaban, no comentaban, ni reclamaban. Era como si estuvieran concentrados en tratar de comprender lo que escuchaban. Otros más, lanzaban reclamos a la Comisión de Defensa y algunos pedían al Juez que terminara con el juicio.
Nuevamente el Juez invitó a la Comisión de Defensa a tomar la palabra, pero ante su negativa no tuvo otra opción que indicarle al representante de la Comisión de Castigo que continuara con su exposición.
Como les comentaba – nuevamente volteó hacía la audiencia – este medicamento lo afectará de manera permanente desde su adolescencia, que es justo cuando los Humanos afirman su propia identidad.
Siete años más tarde, sufrirá una de las dos grandes pérdidas de su existencia y con ella sentirá el inmenso dolor que esto conlleva. Me refiero a la muerte de su única hermana. Dos años más joven que él, ella morirá a los veinte años de la misma enfermedad congénita; tras haber llevado una vida similar, después de un trasplante fallido de riñón y un largo tratamiento de hemodiálisis. Y con ella se irá para siempre el único refugio de comprensión y solidaridad de su enfermedad. A partir de ese momento, un nuevo fantasma entrará en su vida: me refiero al fantasma de la soledad.
Pocos años después, durante un largo viaje, solo y lejos de su país y de sus familiares; el riñón que le había sido trasplantado dejará de funcionar; causándole nuevamente los problemas propios de la Insuficiencia Renal. Se hospitalizará durante dos semanas, en dos ocasiones, en países lejanos y de idiomas desconocidos para él. Y finalmente será regresado a su país natal, para comenzar de nuevo con el tratamiento de hemodiálisis; cortando así, todas sus ilusiones por viajar y encadenando otra vez, su existencia a una máquina.
Esta vez fue el propio Juez quien interrumpió: ¿no cree usted que es demasiado?, ¿realmente un alma que no ha hecho otra cosa más que vivir su encarnación con los defectos y faltas que cualquier alma tiene al encarnar en materia, merece este tipo de castigo? – y clavando su mirada en el representante de la Comisión de Defensa, le preguntó - ¿usted qué opina?.
El representante de la Comisión de Defensa se acercó al representante de la Comisión de Castigo y le preguntó: ¿ha usted ya finalizado?.
- No, todavía no – le contestó ufano.
- Entonces, no tengo nada que decir, Su Señoría. Dijo para asombro de todos.
Rápidamente el representante de la Comisión de Castigo tomó la palabra - bien, entonces proseguiré con la descripción del castigo.- hizo una pausa y continuó – a los pocos meses de estarse hemodializando, será intervenido para extraerle el riñón trasplantado, este hecho acabará bruscamente con su ilusión de que ese riñón le duraría el resto de su vida y que ya nunca volvería a padecer el sufrimiento de una Insuficiencia Renal. Además, un mes más tarde volverá a ser intervenido quirúrgicamente por un error causado en la propia extracción del riñón. Y antes de recuperarse por completo, a tan sólo 20 días, sufrirá la más grande y fuerte operación de su existencia humana: una pericardiotomía. Operación a corazón abierto, que le ocasionará un paro cardiaco, un paro respiratorio, una larga estancia en terapia intensiva, el colapso de sus pulmones y el inevitable crecimiento del corazón a mediano plazo, con la posibilidad incluso, ahora, de una Insuficiencia Cardiaca...
Todos estos sucesos generarán en él la firme convicción de que pronto morirá. Sin embargo, haremos que esto no suceda y tras año y medio de hemodializarse, será otra vez trasplantado. De nuevo el riñón será cadavérico, pues no contará con nadie en condiciones de donárselo.
En esta ocasión permitiremos que viva varios años en una aparente estabilidad y sin ningún “suceso mayor”. Es más, le permitiremos contraer matrimonio, pero sólo para que experimente la otra gran pérdida de su vida humana. Y me explico: doce años después de su segundo trasplante, en el momento en el que más creerá que por primera vez todo marcha bien en su existencia, tendrá problemas irreconciliables con su esposa y en tres meses se divorciarán. Este suceso le afectará incluso mucho más que la muerte de su hermana y le dolerá más que cualquier estudio y operación que hubiera sufrido. Será tal su dolor, que en pocas semanas su salud se verá deteriorada al grado de acelerar su rechazo crónico y llevarlo de nuevo a la Insuficiencia Renal Terminal. Pasará meses de insoportable dolor, se refugiará en su soledad y terminará por sufrir un nuevo paro cardiaco que lo llevará al umbral de abandonar su cuerpo físico. Será atendido en terapia intensiva y de nuevo su existencia será prolongada por la hemodiálisis. Su riñón dejará de funcionar. Sufrirá alteraciones en su metabolismo, que lo harán abandonar muchos de los alimentos habituales para él, así como los líquidos; ya que su cuerpo no podrá eliminarlos, causándole gran hinchazón y presiones altamente peligrosas. Pero sobre todo, su existencia, su bienestar y sus días volverán a depender otra vez de una máquina. Y en esta tercera ocasión, por tiempo indefinido...
Un gran silencio se apoderó del recinto. Esta vez no hubo reclamos, ni ademanes. El discurso escuchado hasta ese momento simplemente había dejado sin habla a todos los que ahí presentes, abarrotaban la sala.
El primero en reaccionar fue el Juez, quien desconcertado alcanzó tan sólo a preguntar: ahora si... ¿es todo?.
Tranquilo, seguro de su triunfo, el representante de la Comisión de Castigo contestó en voz alta, asegurándose de ser escuchado por todos: Sí Su Señoría, como todos sabemos la ley indica que los castigos impuestos antes de cualquier encarnación, aplican únicamente para los primeros 38 años de vida humana. A raíz de ese momento, cualquier castigo que sufra el alma encarnada, será consecuencia directa de su comportamiento durante esos primeros 38 años. De esta forma ya no nos compete el seguir imponiendo las sanciones. El alma objeto de este juicio, tendrá 38 años de edad cuando viva esta tercera ocasión de hemodiálisis. Hasta ahí intervenimos nosotros, en adelante todo dependerá de él...
Nuevamente el silencio reinó en el lugar. Esta vez era un silencio expectante. La tensión brotaba de todos los ojos de la audiencia. Las miradas se cruzaban. Cada uno quería decir algo, hacer algo, gritar algo; pero nadie sabía qué, ni se atrevía a ser el primero en expresarse.
Todo estaba suspendido, cuando lentamente, el representante de la Comisión de Defensa se acercó al estrado, inclinó su cabeza frente al Juez a modo de reverencia y volteó con rapidez para encarar al representante de la Comisión de Castigo. – Entonces... ¿ha usted terminado ya su exposición?- le preguntó tranquilo.
- Si, así es – contestó desconfiado el representante de la Comisión de Castigo.
- ¿Ya no va a agregar absolutamente nada?- insistió.
- No... ya no tengo nada que decir.
- Muy bien, que quede entonces en actas y... ahora soy yo, quien tiene algo que añadir.
- Empezaré diciendo que no vamos a cambiar nada de lo impuesto por la Comisión de Castigo.
- ¡¿Cómo?!, ¿quiere decir que aceptan todo lo dictaminado?.- preguntó confundido el Juez.
- Así es Su Señoría.
La audiencia se volcó sobre él, descargando todo su enojo y frustración.
Tranquilos, volteo hacía la sala y comenzó su discurso: Como todos sabemos, el objeto de cualquier encarnación en un cuerpo humano, es para crecer, para aprender y con ello ser mejores.
Sabemos también que uno de los más eficaces modos de aprender, es el dolor. Para conocer y gozar las maravillas de la luz, hay que conocer la oscuridad. Para regocijar nuestro espíritu con la alegría, se debe alguna vez haber sentido la tristeza. De la misma manera, el dolor nos abre las puertas a sentimientos y percepciones nuevos, y empuja al Alma a apreciar mucho más cualquier suceso y momento, por más mínimo o cotidiano que éste sea.
Sin embargo, y apoyando esta dualidad Universal de la que les hablo, hemos decidido agregar a la existencia humana de esta alma, varios factores externos que harán que este exagerado castigo, se convierta en el mejor y más eficaz aliado de su aprendizaje. Y volteando hacía el representante de la Comisión de Castigo, agregó: Creo que la Comisión de Castigo no podría habernos facilitado de un modo mejor las cosas.
Comenzaré hablando de algunos factores externos que serán pilares en la formación de su carácter: contará con una madre de la que a través de su cariño, de su entrega, compañía y tesón; aprenderá la fortaleza, la tenacidad, la seguridad, el amor al deporte, la conciencia de la salud integral y por supuesto el significado y la importancia del enorme amor de una madre. De su padre aprenderá el valor de la palabra dada, la responsabilidad del compromiso, la bendición del trabajo, la ternura, la aceptación de los demás y claro, la importancia y responsabilidad de haber nacido varón. De ambos aprenderá el amor a la naturaleza; la sabiduría que encierran los viajes; el respeto a cualquier manifestación de vida, en especial la de los animales; y el difícil arte de la convivencia en pareja. Habrá una tercera persona: su Nana. De ella aprenderá lo que es el amor incondicional y la lealtad. Y aprenderá con sus más de 35 años de cotidiano contacto, a que el Ser humano se manifiesta de muchas formas, culturas y razas; y que todas ellas, sin excepción, merecen el mismo trato y respeto. De su hermana aprenderá la alegría, a través de su convivencia conocerá la compasión y la camaradería. La experiencia de su hermana le dará la fuerza y el coraje para vencer cualquier obstáculo que pueda aparecer en su existencia humana. Además, será piedra angular, para que años después del fallecimiento de ella, opte decididamente por ayudar a todo aquel que padezca la misma enfermedad de él y su hermana. Y finalmente, haremos que uno de nuestros más grandes y evolucionados compañeros se contacte con él a partir de su niñez y para siempre, con la inmensa tarea de ser su gran guía y compañero. Esta entidad se presentará como el médico que le salvará la vida a los doce años y gracias a él aprenderá la invaluable virtud de la gratitud.
Estas serán las herramientas que tendrá para salir adelante. Ahora mencionaré, cómo algunos de los sucesos, junto con el gran apoyo de estos seres al lado suyo, lo ayudarán de igual manera a ser mejor.
El trato normal por parte de sus padres, sin muestras de lástima por su enfermedad, hará que nunca se sienta menos o incapaz. Se comportará siempre como cualquier persona de su edad. Y esto le llevará a hacerse de muchos y muy buenos amigos, desde muy niño. Amistades incluso, que perdurarán más de 30 años. Con ellas aprenderá el significado del amor fraternal, de la solidaridad y la confianza. Serán siempre, pacientes receptores de sus miedos, enojos y decepciones en
muchos de sus momentos difíciles.
A través de sus distintas escuelas gozará la maravilla de ser niño, adolescente y finalmente adulto joven. Sabrá que es necesario convivir y que el Ser Humano requiere de sus semejantes, no sólo para salir adelante, sino para crecer. Su Insuficiencia Renal temprana, le enseñará el gran valor que es la vida, así como la importancia y responsabilidad de cuidarla. A través de las burlas y apodos de sus compañeros conocerá el orgullo y la tolerancia. La primera hemodiálisis lo proveerá de algo que será fundamental en toda su existencia: la capacidad de adaptarse a cualquier circunstancia. Con su primer trasplante sabrá que el Ser Humano es capaz de soñar, de tener ilusiones y experimentará por vez primera la esperanza. Por la deformación de su cuerpo y rostro debido a los medicamentos, le daremos la oportunidad de valorar la importancia que tiene la entereza del espíritu y la personalidad, sobre la apariencia física. Más tarde, la muerte de su hermana le harán sentir lo que es el vacío y el verdadero dolor, pero será justo esto lo que lo impulse a tratar de escaparse negando su realidad y salir de su país natal por un periodo de 12 meses. Y será esta larga ausencia la que terminará de forjar su carácter, su fortaleza y su decisión de seguir siempre adelante; a través de todas las experiencias, momentos y personas que encontró en su camino. La segunda hemodiálisis, le hará saber que nada es permanente, que todo es cambio, que después de la calma siempre habrá una nueva tormenta; pero también, que siempre detrás de ésta, habrá calma otra vez. Con las tres intervenciones quirúrgicas y en especial con la pericardiotomía, sentirá más que nunca la presencia de Dios. Y comprenderá que existe un orden divino universal y que el hecho de estar encarnado, no es más que la gran oportunidad de crecer, aprendiendo y cumpliendo el trabajo que cada alma tiene encomendado. Pero comprenderá también, que uno de los grandes retos de la existencia humana, es precisamente, llegar a conocer y poder vivir el significado de cada vida. Después, el periodo de “aparente calma” como le llama el comisionado de castigo, lo aprovechará para vivir, conocer y aprender distintas actividades, oficios y países. Hasta sus 38 años, que es hasta donde nos compete, será siempre su propio jefe, para esto fundará tres empresas. Terminará su formación académica y hará incluso, estudios de postgrado. Tendrá la gran dicha de conocer el amor de pareja, a través de sus distintas compañeras. Llegará a conocer 40 países alrededor del Mundo. Incursionará en tres idiomas, además del suyo. Practicará varios deportes, entre ellos el vuelo libre en ala delta gracias al cual, sentirá en su rostro y espíritu, la libertad de un ave. También ejercerá el descenso de ríos, deporte que le permitirá estar en hermosos lugares en los que nadie había estado antes y gozar de la grandiosa y perfecta armonía de la naturaleza. Se volverá completamente vegetariano y con ello, adquirirá la conciencia de la gran importancia de la salud integral y el cuidado del cuerpo físico, así como de su estrecha relación con el Universo. Y gracias a esta filosofía de vida, incorporará a su existencia, el gran valor de la autodisciplina. Ya al final de este periodo, experimentará el momento más feliz de su vida humana, me refiero al proceso y suceso de su matrimonio. Y con esto, introspectará la gran importancia y enorme valor del compromiso y la palabra dada. Sin embargo, lo más importante de todos estos años, será el más grande aprendizaje que cualquier alma puede tener, y me refiero, al valor del servicio a sus semejantes. Conocerá sus frutos y vivirá el incomparable gozo y la gran bendición que es el agradecimiento de aquellos a quien se brinda el servicio. Todo esto, debido a que dedicará gran parte de su tiempo a la ayuda desinteresada a personas con su mismo padecimiento.
Y efectivamente, después de estos felices años, vendrá el más grande de sus dolores: los problemas con su esposa y su divorcio. Pero de la misma magnitud de su sufrimiento, será su aprendizaje. Aprenderá que siempre hay otra manera de ver y percibir las cosas: la del otro. Por vez primera comprenderá realmente que para entender a alguien, es imprescindible estar, verdaderamente en su lugar. Y eso no es todo, vivirá y sentirá también, las infinitas bondades de otorgar el perdón y de ser perdonado...
Y finalizo esta exposición, agregando que todos los últimos sucesos médicos, incluyendo su tercera ocasión en hemodiálisis, le harán sentir la fragilidad de la vida y con ello, la constante presencia de la muerte. Vivencias que reafirmarán sus ganas de seguir siempre luchando a pesar de lo que sea, pero con la plena conciencia de que todo termina; de que es la oportunidad de aprender y disfrutar, la compañera diaria de cualquier existencia humana; y de que es precisamente con las pequeñas acciones de todos los días, que cada quien, va forjando su propio destino...
Nadie en la sala dijo nada. Esta vez el silencio se adueñó por completo del lugar y no hubo quien se atreviera a desobedecerlo. Sin embargo, algo había cambiado. Los rostros y las miradas ya no eran más de enojo y reclamo; en su lugar, aparecía una gran tranquilidad, una gran dicha. La dicha de confirmar que la Ley Universal nunca se equivoca y que cada quien tiene, ni de menos, ni de más, justo lo que se ha ganado.
De pronto, la única voz en la sala con la autoridad para romper el momento, satisfecha exclamó: Que se acerque al estrado, el alma objeto de este juicio.
Lentamente la entidad, que había permanecido quieta y en absoluto silencio, se dirigió hasta el Juez.
Ahora ya sabe lo que va a encontrar en su próxima encarnación. Sin embargo... – y dirigiéndose a la audiencia, el Juez continuó – es por la Ley, que cada alma tiene el derecho del “libre albedrío” y usted... – volteó para mirarlo – usted, no es la excepción. Así que sólo me resta preguntarle: ¿acepta usted para su próxima encarnación, todo lo aquí dictaminado?.
Y el alma simplemente y sin vacilar contestó: Sí Su Señoría, acepto.
El veinticinco de noviembre de 1961, nació en la ciudad de México un niño, que confiado, sin saber lo que le esperaría, abrió por primera vez sus ojos al Mundo.
Dos años después, en la misma ciudad, nacería su única hermana...
“Ser insuficiente renal, es una oportunidad, no un castigo”. El hombre de papel.
Autor: Anónimo