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Revista Bajo los Hielos N° 11

(Julio de 2003)

Reseña a:

EL DESTINO DEL GUERRERO

de GEORGES DUMÉZIL

(Sergio Fritz Roa)

Título original: "Heur et malheur du guerrier".

Editado en castellano como "El destino del guerrero", por Siglo XXI editores. Segunda edición, 1990. (la primera es de 1971). México D.F. México.

 

"Heur et malheur du guerrier" es de 1969, y se refiere especialmente a la segunda función concebida por la religiosidad indoeuopea, cual es la Guerra o empleo de actos coercitivos. Como es usual en Dumézil, el presente se trata de un estudio comparativo, lo que a nuestro juicio constituye una de las riquezas de enfoque analítico de este autor. Cabe hacer presente a quienes ignoren lo relacionado con las metodologías usadas en las investigaciones indoeuropeas, que, mientras los primeros estudiosos serios de la cultura Indoeuropea (v.g, Max Müller) trataban el fenómeno desde una visión parcelada, que olvidaba las semejanzas y patrones comunes del objeto estudiado en relación con otras culturas de la misma raíz, Dumézil, con la sagacidad propia de los selectos investigadores, aúna, recopila y compara un material referido a distintas tradiciones, las que, sin embargo, emanan del mismo tronco espiritual.

El libro está compuesto de tres partes, lo que ya nos hace recordar el esquema trino indoeuropeo, constituido por: 1.- administración de lo sacro, del poder y del Derecho; 2.- guerra y empleo de la coactividad; y 3.- abundancia; esquema, decimos, que el mismo Dumézil descubriera y le permitiera hacerlo conocido a nivel mundial. Los segmentos del libro son: Servicios (La gesta de Tulio Hostilio y los mitos de Indra), Fatalidades (Los tres pecados del guerrero), y Promociones (Epifanía – Maniquíes - Signos). Tales hitos permiten mostrar las etapas trascendentales de la vida de todo héroe, a las que pudo haberse agregado - este es nuestro parecer, que, por cierto, no rompe en nada la validez de la propuesta dumézialiana- una cuarta, pero primigenia a todas, que llamaremos Anunción, y que implica aquellos hechos anteriores al nacimiento del Héroe, pero que ya lo destinan. Para ser más claros, digamos que son todas aquellas cargas simbólicas que en definitiva lo gestan y predestinan a una cierta forma de ser.

Desde las primeras páginas, el autor nos quiere demostrar la utilidad de una investigación como la de los mitos. "El país que ya no tenga leyendas – dice el poeta - está condenado a morir de frío. Es harto posible. Pero el pueblo que no tuviera mitos estaría ya muerto" (p.15). Por tanto, la función mítica es en un sentido profundo función conservadora, que permite la existencia misma de una entidad social. De allí que sea fundamental en todo tiempo la pregunta por los propios orígenes y la develación de los principales mitos.

El tronco indoeuropeo, que incluye a hindúes, romanos, griegos, celtas y arioiranios, especialmente, se baña, según nuestro escritor, en un espíritu que lo distingue de las demás tradiciones mundiales; por ejemplo, de incas y chinos. Y aun cuando existan enormes diferencias visibles entre un celta y un hindú, existe una misma fuente de la cual beben, y que por tanto los une. De allí las tres funciones develadas por Dumézil como propias de los pueblos indoeuropeos.

Lo notable en este escritor, es, por una parte su falta de prejuicios al momento de analizar una situación mítica determinada, como su facilidad en manejar información, que muchas veces pasa desapercibida a otros eruditos del pasado indoeuropeo.

La vida del guerrero, desde su cuna a su muerte –e incluso más allá, en el mismo umbral de la inmortalidad - es analizada con erudición y elegancia por Dumézil. Indra, Heracles, Namuci, Starkadr, son, entre otros, héroes que penetra y compara con acierto. Pues, hay paralelos entre la vida de uno y otro héroe. El signo a veces trágico, a veces triunfal, que marca al guerrero lo distingue del resto de los mortales.

No podemos terminar esta breve nota, sin decir que nos llama la atención el tema del "pecado" –término que emplea el mismo Dumézil – aplicado al héroe. Tal vez aquello por sí mismo hubiera sido material suficiente para un libro, más que de algún capítulo; pero, quizá, allí precisamente resida la bondad de Dumézil: señalar nuevos horizontes y elementos de análisis, para que otros continúen la senda de profundización de la realidad mítica indoeuropea, lo que, ciertamente vale la pena.

 

© Sergio Fritz

E-mail: sergio_fritz@yahoo.com

NOTA: Este artículo ha sido además publicado recientemente en la revista Ciudad de los Césares N° 65. Junio 2003. Año XV. Santiago de Chile.

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