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Revista Bajo los Hielos N° 11

(Julio de 2003)

RELOJES CRISTALINOS

(Óscar Fernández)

 

Solo en el descanso entre punto y punto se promueve un algo que no tiene nombre ni propietario, Sin embargo nos habla

de encuentros solitarios, de reuniones con sangrías, de puntos y comas distraídos y de funerales de puntos y aparte.

Es la seducción del signo la promotora de la

locura no la palabra, no el palabreador.

Su conducción es pura melancolía simbólica y su manifestación

un ejemplo de si misma.

La pluralidad existe más allá de la palabra y el sol como

palabra existe, hasta que la borras con una goma

eclipsada o la miras con los ojos cerrados.

 Meditas entre mis dedos la paz de un bebé dormido

para latir entre relojes los cristales cósmicos de un Tai-Chi seductor de ideas.

Apareces con ideas que renacen en cristales y promueven

naturalezas muertas con la aurora.

Estuviste allí dirigieron mi tranquilidad haciendo de pureza

un esfuerzo mutagénico y de mi realidad una

existencia pluridimensional.

 

¿Por qué no lo Aceptas?

Existes erráticamente en mi conciencia, cual fugas

electrón reavivas mi incertidumbre y haces de mi

vida un espacio relativo sin referencias.

Eres persistente como la brisa contra la pared o como el agua que

fluye y no logra quedarse en la mano. Sin embargo

a veces la brisa y el agua crean una tormenta y la

conciencia no puede detenerla.

Si el agua que fluye por un rió es siempre un agua distinta.

¿Qué diríamos del pez y del pescador?

 

Dios existe en la lápiz muriendo en la tinta renaciendo

en cada punto y seguido.

Eres coleccionista de ideas

de mundos paralelos

de estrellas apagadas

de risas maquilladas

de camisas con mostaza

y de música chatarra.

Eres coleccionista de ideas

de espacios ya cerrados

de caminos sin veredas

de almuerzos en volcanes

de relojes ya sin cuerda

de lápices sin tinta y de latas vacías.

Eres coleccionista de almas

coleccionista del viento

coleccionista.

Apareces sin nombre y te veo sin verte sé que estuviste

ayer y que el reloj de tu cama aún marca las 2 de la tarde.

Sé que le cantaste a un descuido

mirando mi mirada

nombrando mi nombre

aunque no lo sepa lo sé

Naciste el mismo día de mi muerte

esperando la resurrección del olvido

y anhelando el reencuentro

de los sordos.

Analiza la ausencia reciente de mi presencia constante

respirando el aire de mi sombra

esperando la espera

cayendo en silencio

atravesando un suspiro

existiendo sin existir.

 

 

© Óscar Fernández.

E-mail: osfernandezve@yahoo.es

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