Revista Bajo los Hielos N° 12
(Octubre de 2003)
TOLKIEN: EL LENGUAJE Y LA AVENTURA (José Luis Ontiveros) |
Parece como si Tolkien tuviera en el lenguaje la intimidad del alma. Así, sus personajes más siniestros (los trasgos, los trolls, Gollum) tienen voces siniestras y sus héroes primordiales (los Elfos) fueron los creadores del lenguaje. Pero también hay una contraposición entre la lengua de la urbe, degenerada y tosca, y la lengua del bosque, clara y luminosa. Esta clave lingüistica de Tolkien revela un aspecto más de su obra: la lucha entre la espada y la ciénaga. |
El renacer de las sagas |
Cuando fue arrojada la fantasía a los fondos del inconsciente por la soberbia intelectual de un siglo escéptico, emergió un cultivador de sagas y de mitos. Frente al discurso ideologizado, que califica la realidad y la ordena en sistemas, los elfos del bosque pulieron sus espadas y los malvados trasgos buscaron un túnel lóbrego donde ocultarse. J.R.R. Tolkien es el autor de una nueva mitología artúrica y de un renacer de los símbolos de las sagas bretonas y sajonas en un ciclo narrativo. Tolkien es el escritor que se niega a describir los "barrotes de la cárcel" de la realidad, y que la trastoca para encontrar el nudo entre el cielo y la tierra. En él se encuentra exorcizado el salvaje que imaginaba De Maistre como una regresión opuesta a la nobleza original, como un retorno no de la tradición sino de la brutalidad. El filólogo, que construyó su nido-hobbit en Oxford, logró salvar por la imaginación su vida ordinaria y monótona de profesor. En el sentido de la creación fue distinto al "profesor declamador" que describe Nietzche. |
Su primer libro El hobbit (1937) encierra varios de los motivos fundamentales que desarrolla en El Señor de los Anillos (1954-55), y ha sido considerado en ejercicio menor, "escrito para niños" y del cual se evoca el propio juicio de Tolkien: "Les disgustó -instintivamente- cualquier cosa en El Hobbit que estuviera de alguna manera señalada como para niños, en lugar de simplemente para toda la gente. A mí también, ahora que lo pienso". Este juicio parece guardar una contradicción: Tolkien sufrió una falla estilística pero simultáneamente dió a su relato oralidad para ser una cosmogonía contada. El hecho de que Tolkien opinara sobre El hobbit con suficiencia desfavorable no autoriza el que se tenga que creer ciegamente la opinión de un filólogo, que ve a distancia su otro ser, al creador de ficciones, al bardo. El hobbit es un alegato contra la lógica del progreso y los fantasmas de la edad tecnológica. Puede tratarse de un testimonio ecológico, pero también es un universo de símbolos situado más allá de lo tangible y de lo rutinario. |
El sol de los elfos |
El lenguaje hace de El hobbit un cuento de hadas heroico y un tratado sobre el alma y su correspondencia con la palabra. A través de la contrucción de una estructura reiterativa, unidimensional y lineal, Tolkien une diversos episodios en un centro unitario, que es el contar las aventuras del hobbit. El hobbit es el personaje que crea su historia mágica -narrando su propia vida-, y otorga al lenguaje su ser fundador. |
El lenguaje que sostiene la oralidad del cuento de hadas establece también rasgos platónicos en las distintas voces. Pareciera que Tolkien considera que el lenguaje registra la intimidad del alma. Existen diversas formas en que el lenguaje se manifiesta; son los dialectos de los personajes. A las figuras pesadas y semi-idiotas de los trolls corresponde un lenguaje pedestre y tautológico: "Pero eran trolls. Trolls sin ninguna duda. Aún Bilbo, a pesar de su vida retirada, podía darse cuenta: las grandes caras toscas, la estatura, el perfil de las piernas, por no hablar del lenguaje, que no era precisamente el que se escucha en un salón de invitados. |
El simbolismo de la espada |
Tolkien anuncia a una civilización que ha rechazado el valor de la aventura, el significado que ésta tiene en la formación de los valores. El mundo del hobbit con sus alacenas llenas de comida, sus chalecos, y sus hábitos sedentarios es extraño al misterio de lo imprevisilbe. El universo hobbit considera "respetable" al que "nunca tuvo aventura alguna o hizo nada inesperado". |
En Tolkien están muy presentes mitos fundamentales como el símbolo del renacimiento, el de la espada, el del retorno del señor del mundo, el de la puerta secreta y el de la lucha contra el dragón. Cada uno de estos mitos es paralelamente un orbe literario. Un juego de signos y de historias subordinadas al desarrollo de las aventuras del héroe. Como centro de ese simbolismo aparece el arma con que el héroe debe enfrentar las pruebas de su purificación y ejercer su acción sobre la realidad, en la existencia de una espada de origen élfico Tolkien señala la acción necesaria de los guerreros. El hobbit pacífico y bonachón se transforma en un guerrero sereno y arriesgado: "Enseguida le puso Bilbo una pequeña cota de malla, forjada para algún joven príncipe elfo tiempo atrás". Si bien cabe el humor en la figura no demasiado terrible de un hobbit guerrero, éste se encuentra su espada como botín de guerra, luego de que los torpes trolls de hablar rudimentario y cuerpo pesado son transformados por el sol en estatuas de piedra. La espada simboliza el destello de un ser distinto que aparece en el doméstico hobbit que extraña su mecedora y su cama. La espada encarna así el símbolo de un ser cualitativamente diferente y, simultáneamente, representa el interés por el lenguaje que caracteriza la obra de Tolkien: "En otro tiempo había dado muerte a cientos de trasgos, cuando los elfos rubios de Gondolin los cazaron en las colinas o combatieron al pie de las murallas. La había denominado Orcrist, Hiende Trasgos". |
NOTAS:
(1) Katharyn F. Crabbe, J.R.R. Tolkien, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1985.
(2) J.R.R. Tolkien, El hobbit, Editorial Minotauro, España, séptima edición, 1985.
© José Luis Ontiveros y Bajo los Hielos
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