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EL MUY PRECIOSO DON DE DIOS

 

CAP. 1.- Un rey con la cabeza roja, los ojos negros y los pies blancos, cuyo magisterio, crece entre dos montañas, en su forma.

CAP. 2.- Aquí son disueltos los cuerpos en Plata Viva, y ésta es agua, salada o congelable, ya sea fría o caliente, la cuál ha salido de una cosa que puedes encontrar en los campos llanos y en las montañas, en las riberas y en todo sitio y lugar; los pobres la tienen y también los ricos; es 3 y es 4; es la cosa más vil y la más noble del mundo; y es esta cosa natural la que debes purgar y quitarle toda su terrestreidad, pues, de otro modo, ella no será de ningún provecho.

CAP. 3.- Junta al compañero con su muy tímida hermana, pues si, por ventura, llegase el caso de que, la bella dama reluciente, esposase con el rey rojo, incontinentes, se deslizarán el uno hacia el otro y serán irresistiblemente conjuntados ambos, y sus propias naturalezas serán tan desligadas y disgregadas que, de dos cosas diferentes, llegarán a ser casi uno sola. Y sabe que hay tres colores, de donde toman su origen los demás, pues el primero es negro, el otro blanco y el otro rojo. De los demás colores no hay que preocuparse. Y es necesario efectuar la conjunción de los dos cuerpos antes de que el magisterio sea completado, pues, si no hubiera más que uno sólo, jamás daría la tintura y, por tanto, en vez de cuatro elementos haríamos dos.

CAP. 4.- Esta es la rotación de la naturaleza de los elementos, mediante la que hacemos del cuerpo espíritu. Así, en nuestra Ciencia, primeramente sutilizamos lo grueso y hacemos agua de los cuerpos, de lo seco hacemos mojado, y esto es lo que usamos después. Luego hacemos del agua cuerpos, de tal modo que los cuerpos son descorporizados y los descorporizados son hechos corpóreos. Y lo que ahora sigue es que, aquello que está en lo alto, llega a ser como lo que está abajo, y lo de abajo llega a ser como lo de arriba. Y los cuerpos que han sido así disueltos provienen de la naturaleza del espíritu y ya nunca se separan. Así pues, si ves tu materia hacerse negra, alégrate, porque eso es el comienzo de la Obra.

CAP. 5.- (Ved) Como la mayor parte de aquélla agua se transforma en una tierra negra y quemada; como nuestro cobre es enteramente un fuego ligero; como el huevo se alimenta de ellos, hasta que el cuerpo esté formado y sea expulsado fuera. No saldrá todo a la vez, sino poco a poco. Tú irás tomando sus porciones de día en día y espaciadamente. Así pues, cuando tengas el color negro, estáte seguro de la perfección de la Obra, la cuál no se realiza en modo alguno sin la negrura. Entonces necesitarás tener mucha paciencia hasta que llegue el color blanco.

CAP. 6.- (Ved) Como dicha tierra negra se extiende por encima del agua al principio y, tras un largo espacio de tiempo, se deposita poco a poco en el fondo. Anímate al ver la materia espesarse y cambiarse en tierra, pues así se limpia o purifica, y esto es el signo de la verdadera disolución de la piedra. Y debes saber que las nubes negras duran, algunas veces, 40 días más o menos, según la cantidad de Medicina.

NOTA: Falta el Cap. 7

CAP. 8.- (Mira) Como el Dragón se ahoga (se diluye) en aquella negrura y se alimenta de su mercurio, y éste no está fijo, sino embutido o aprisionado en sí mismo. Y de aquella agua proviene una parte blanca y negra, y esto es el elixir. Te es necesario hacerle retornar a su primera forma tantas veces como sea preciso, lavándole y limpiándole, hasta que haya adquirido una mayor perfección que la que la Naturaleza le ha dado. Porque, de la gran y abundante radiación que ha adquirido, gracias a nuestro Arte, puede perfeccionar a los imperfectos en fondo y forma, y en todo principio (*). Por tanto, que sea encontrada la bella dama que ha de esposarlo, para que la deje encinta, a la manera de los que producen generación y de la muerte producen vida. Poner la claridad en el interior y lavar la fase de la negrura y de la oscuridad resultará de un alto valor. Toma a nuestro Rey y corona a nuestro Niño y gobiérnalo con destreza para que se pueda reunir con su esposa.

CAP. 9.- (Mira) Como el agua se purga completamente de su negrura y queda en forma de leche, y aparecen muchos colores en la fase del nigredo. El Dragón, royendo sus alas y sus uñas, deja salir de él muchos colores diversos, y va cambiando de uno a otro hasta que llega al color blanco. Y sabe que, el alma más rigurosa, no será nutrida ni alimentada hasta que tenga hambre o sed: ten en cuenta que al cabo de tres días ya no te pedirá nada. Aquél Dragón se ahoga en su casa de oscuridad y se nutre en aquélla misma morada. Las ondas del mar le hacen oscurecer y, este Dragón, huye de los rayos del sol, todo lo cuál le mantiene dentro de su caverna. Nuestro hijo, que estaba muerto, volverá a la vida, y saldrá un rey fuera del fuego y se refocilará con su esposa, y las cosas que eran invisibles aparecerán, y la leche de la virgen se blanqueará, y nuestro hijo resucitado se hará resistente al fuego y donante de tintura.

CAP. 10.- (Ved) Como las negras nubes que estaban por encima del agua, dentro del vaso, son transformadas en un cuerpo. Toma el Negro más negro que el negro, pues, en él, se sucederán (aparecerán) muchos y variados colores; la Leche de Virgen se volverá blanca; nuestro Hijo, ahora, estará vivo, fuera de las ondas marinas, y resistente al fuego; subirán nubes y caerán lluvias sobre la tierra y los cuerpos groseros y espesos se disolverán en las profundidades marinas, en el Argento Vivo, el cuál es sublimado fuera de su cobre y se convierte, por encima de todo, en agua pura y verdadera Tintura. Y en lo dicho está comprendido todo el Magisterio al blanco y al rojo en pocas palabras. Y éste es el Sulfur blanco, el único que blanquea el cobre, porque los espíritus están retenidos y así no pueden volar.

CAP. 11.- (Ved) Como las cenizas se hacen blanquísimas y relucientes, como piezas de mármol, lo cuál es el Elixir al Blanco, y este fruto ha salido de las cenizas. Y, entonces, la materia cesa de moverse y adquiere potencia permaneciendo caliente. Así que, si sabes gobernar el calor como conviene al agua, el fuego su voz moderará, para que aquélla lave y limpie el cuerpo, le nutra y le quite su oscuridad, pues, ella misma, es el agua contenida en el aire que le es próximo (afín) y atrae hacia sí a la tierra como el imán al hierro.

Continúa la preparación de tu materia en la forma debida, es decir, poniendo y quitando, calcinando como se debe o recalcinando. Y, haciendo así, transformarás tu preciosa tierra en piedra, y tu Obra habrá sido bien gobernada por tu mano. Calcinar no es otra cosa que secar y convertir en cenizas. Entonces, una vez que lo hayas conducido y ensamblado muy bien, dale su sudor, el mismo que había echado fuera, porque, habiendo salido toda el agua y vuelto de nuevo a su tierra, su cuerpo debe ser putrificado, por medio de un fuego ligero, hasta que adquiera un color blanco y cristalino. En el vaso aparecen todos los colores del mundo cuando la negrura es apartada por completo. Y sabe que, lo que de él salga, deberá volver a entrar en él, hasta que sea fijado y ya nada pueda quitarle el fuego. O sea que, la negrura que se separa de él y de su cuerpo , debe ser, posteriormente, añadida a su cuerpo, del que ella había salido, para convertirse en un solo cuerpo.

CAP. 12.- ... Como la blancura se adorna con una rojez muy notable (o resaltante), y esto es el Elixir al Rojo. Haz blanco tu cobre y deshazte de tus libros, a fin de que tu corazón no sea corrompido, pues nuestra cosa es ligera y no necesita más que una ayuda ligera. Aquél que me haga blanco, que me haga rojo, pues blanco y rojo salen de una misma raíz, y lo que ocurre en la Obra al blanco (o lo que conviene al blanco) también ocurre (o conviene) con el rojo. Y, por obligación filosófica, blanquearás y darás fin a la Obra, y estarás muy agradecido a Dios. No obstante, moled y cocinad y no dejéis que el exceso de tiempo os engañe (y así dejéis el trabajo sin concluir), puesto que toda la Obra es larga, ya que ella se hace mediante una larga y sabia cocción. Y sabe que la Flor solitaria es la Piedra de todas las piedras, porque se la cuece tanto que ella se vuelve como piedra de mármol reluciente, y debes saber que, cuando haya llegado a ese estado, se hará evidente y habrá sido hecha la mayor parte de todo el secreto, pues la Piedra tiene en ella la potencia y la fuerza. Ahora ya tienes mi doctrina al blanco, falta explicarte la del rojo.

CAP. 13.- No obstante, (conseguida) la negrura, hasta que no termines tu fase al blanco, que es la primera, no podrás llegar directamente a una rojez perfecta, pues nada puede pasar del primero al tercero sin pasar, antes, por el segundo; por lo que tampoco tú podrás pasar del negro al amarillo sin pasar, antes, por el blanco. El amarillo se compone de mucha blancura y de poca negrura, colores éstos que son conjuntados para su composición. Y porque haces negrura y blancura, la blancura devendrá rojez.

Al igual que el año está dividido en 4 partes, así está dividida nuestra bendita Obra:

La 1ª parte es el Invierno lluvioso, frío y húmedo.

La 2ª es la Primavera floreciente, cálida y húmeda.

La 3ª es el Verano rojo, cálido y seco.

La 4ª es el Otoño de la recolección de los frutos, frío y seco.

Con esta disposición de lluvias gobierna la Naturaleza, llevando adelante su actuación hasta llegar a la verdadera flor. La Plata Viva recibe en sí las cosas que son de su naturaleza y rehusa las extrañas, regocijándose mejor con lo que es de su naturaleza que con lo extraño. Se la conoce manifiestamente por las cosas de las que nuestra materia se ha extraído, porque nosotros decimos que, los cuerpos que tienen más Plata Viva, relucen mejor que aquéllos que tienen menos. Pero a causa de lo que hemos dicho, de que el Sulphur es la materia de los filósofos, queremos mostrar de qué cosa hay que sacarle y, en fin, sabe que hemos dicho la verdad, esto es, que, según el dicho de los filósofos, es la Plata Viva la que tiene la virtud del Azufre blanco (sulfur blanco), no ardiente, el cuál congelará en muy buena plata. Pero si el Azufre es claro y rojo, puro, fijo y perfecto, y está en él la virtud ígnea no quemante, podrá cambiar la plata en verdadero sol, lo que también es verdadero para los otros cuerpos imperfectos con sus azufres imperfectos.

De modo que, de una materia de los metales, perfectamente purificada, una vez separada y digerida, por diversos métodos y maneras, obtenemos el Sulfur blanco y rojo. Porque se ha dicho -presta atención a ésto-, que en toda plata hay azufre blanco, como también, que en todo oro hay azufre rojo, y siempre el azufre no es ni blanco ni rojo, pues tales azufres no se encuentran sobre la tierra.

Como dice Avicena: Saca lo mejor de esos cuerpos... Así preparamos sutilmente esos cuerpos, a fin de que podamos tener, a partir de dicha materia, Sulfur blanco y rojo, del cuál hacemos el oro y la plata vulgares; porque no hay nada que mejor convenga a la materia que lo que está próximo a su naturaleza.

Nos servimos de la muy noble Naturaleza, porque Naturaleza es enmendada de su (por) Naturaleza y Naturaleza se regocija con su Naturaleza,, a la que no debes introducir nada extraño, porque la diversidad de naturas no engendra en modo alguno la Piedra ni, tampoco, la enmienda. No hay mejor cosa que meter en ella lo que antes había salido de ella, porque, hecha (compuesta) de cosas corporales, para recoger la medicina de los cuerpos, es necesario que las cosas convengan en sus naturalezas.

No hay cuerpo más digno y precioso en el mundo que el Sol y la Luna, sin el que ninguna Plata es encontrada que pueda teñir, pero quien se empecina en teñir sin poseer nuestra Plata Viva, procede, en la práctica, como un ciego. Más, quién ha sabido aplicar el cuchillo de la Plata Viva al Sol y la Luna, ha conseguido el secreto.

En cuánto a lo que nosotros llamamos Sulfur blanco y rojo: el Sulfur rojo es denominado así, cuando en él (en "iceulx" =esos ellos = continente y contenido), está la más pura sustancia del Azufre, purificado por la virtud de la Naturaleza, la cuál es el Sol, y la Luna blanca es la madre. Pues en estos cuerpos, preparados con un azufre –y esto dicho a modo de explicación- y arsénico, nuestra medicina será encontrada. Es necesario obtener la Piedra de los filósofos de la naturaleza de dos cuerpos, antes de que, de ella, sea hecho el Elixir completo, pues, el Elixir, debe ser mejor purificado y digerido que el oro o la plata, porque debe convertir todos los cuerpos disminuidos en perfección en oro o plata. Lo cuál no estaría conforme a lo dicho por los filósofos, pues, si diesen de su imperfección a los demás, ellos mismos quedarían imperfectos, pues nadie puede dar aquello que no tiene. Decimos que la Obra de los filósofos no es otra cosa que disolver nuestra piedra en nuestra Plata Viva, a fin de que sea reducida a su primera materia, cuya naturaleza es la Plata Viva, visto que éste es el elemento (resultado) de toda cosa fusible. Retened, por tanto, lo que dicen los filósofos, esto es: que tenéis necesidad, en primer lugar, de la solución y sublimación de dos cuerpos. El primer grado de tu operación consiste en hacer la Plata Viva, porque en este trabajo se esclarece como se hace la piedra, entendiendo que, el comienzo de su operación, es la solución de ella. He aquí demostrado lo que los filósofos han dicho.

Si los cuerpos no son hechos espíritus y espíritus los cuerpos, perderéis vuestro tiempo: porque esto da a entender, el verdadero comienzo de nuestra Obra y la disolución de la piedra, como hemos indicado en varios lugares y en donde hemos mostrado que los cuerpos disueltos son resueltos en su naturaleza espiritual, para que, fuera de otra cosa, sean hechos más fijos. Pues la solución del Cuerpo es con la congelación del Espíritu, y la congelación del Espíritu es con la solución del Cuerpo; entonces el Cuerpo está mezclado con el Espíritu y ambos se hacen uno. A partir de aquí ya no se separarán nunca, como el agua mezclada con agua, y de esta manera las cosas son resueltas en naturaleza y materia. En verdad que la primera naturaleza de los metales es el Argento-Vivo, ya que en él se disuelven y se juntan y ya no se separan jamás, pues el uno actúa contra la otra como su compañero y semejante. Si tú tienes necesidad de su uso, es necesario que conviertas, los dos cuerpos que te he dicho, en semejantes, y entiende esto bien para que no nos vengas con reclamaciones, lo cuál no se hará de ningún modo hasta tanto que el Sol y la Luna hayan sido conjuntados en un cuerpo y preparados para ser echados sobre los cuerpos imperfectos. Quienquiera que le pida a la Naturaleza lo que no está en ella, yerra y pierde su tiempo. Aún te digo más, que no comas para nada del hijo que está con su madre, la cuál contiene sus menstruos, pues cogerías la lepra y tu Obra quedaría frustrada; come de la carne más grasa y acertarás. Haz la conjunción del Mercurio con Azufre y Arsénico, pues, la cosa que tiene la cabeza roja y los pies negros, es todo el Magisterio. Entiende lo que te digo, pues es verdadero y muy verdadero: Nuestra medicina está compuesta solamente por la Naturaleza.

Voy a darte a conocer más de lleno mi intención.

Con certeza la cosa se disuelve en aquéllo de donde ella sale, tal como el hielo se vuelve a convertir, disolviéndose, en agua mediante el calor, siendo cierto que el agua estuvo delante del hielo (fue primera que el hielo), así es como nuestra piedra se resuelve en Argento-Vivo, el cuál fue primero que la piedra, por lo que nuestro modo de operar es convertirla en Argento-Vivo. Resumiendo, nuestra Obra es siempre, al comienzo, la conversión en Argento-Vivo como siendo su primera naturaleza. Los Filósofos llaman a esta operación la Conversión Circular.

Es notorio que los Elementos se transmutan de uno en los demás; transmuta, por tanto, los Elementos y encontrarás lo que buscas, porque nuestra operación es la inversión de las naturalezas. Primeramente sea cambiado el frío en calor, mediante la humedad, y de este modo se descubre nuestro Magisterio.

Las maneras de convertir los Elementos de uno en los otros son principalmente cuatro, a saber: resolver lo grueso en simple, reducir lo oscuro en esplendor, lo húmedo en seco, y fijar el volátil bajo su cuerpo, porque esta ciencia no es otra cosa que lavar, reducir, fijar, dividir los cuerpos y hacer la primera materia. Lavar es humedecer, destilar, calcinar, reducir e incerar, impregnar y sublimar; fijar es relacionar, resolver y coagular. Por la primera manera, la natura, es puesta dentro; por la segunda, fuera; por la tercera, encima, y por la cuarta, debajo. Ahora ya puedes saber todo el secreto. Pero, como lo queremos mostrar aún más claramente, diremos que toda la perfección está en la solución, tal como dijo Morien, y, este Magisterio, no es más que la extracción del agua de la tierra y la división de esta agua bajo la tierra, hasta que la tierra se putrifica, y esta tierra con el agua se purifica y modifica, y cuando se ha modificado, por la ayuda de Dios, el magisterio está completo. Si no hay putrefacción, tampoco habrá fusión ni solución, y sin solución todo se transformará en nada, porque, como dice Avicena, necesitas adquirir el conocimiento del modo de disolver, para poder tener acceso a la Alquimia.

Dicen los Filósofos que sublimes tu Mercurio Filosófico como si fuera mantequilla. Cuida de comprender inteligentemente la verdadera sublimación. Después, disuélvele y redúcele en su primera materia hasta tanto que el todo esté sublimado, después disuelve los cuerpos en este mercurio cocido o crudo (indigesto, desagradable) y mondificado en agua.

Sin embargo, debes tener cuidado de no poner el blanco con el rojo ni el rojo con el blanco, sino que debes usar aparte el uno del otro, pues el agua blanca es para blanquear y el agua roja es para enrojecer. No mezcles el agua de una piedra con el de la otra, cuece la una y después la otra, Luego destila por el filtro y reitera, cociendo y destilando el agua sobre la tierra hasta que todo esté fijado y nada se exhale.

Sin embargo, amasa (recoge) lo negro que sobreviene (sobrenada), porque este es nuestro aceite y el verdadero signo de la solución, pues lo que está disuelto viene al final de la sutilización, para lo cuál se separa de lo inferior y sube exigiendo los lugares más dignos. Entonces guarda bien aquello, cautamente, para que no se exhale en humo. Y debes saber que no sabrás hacer la verdadera solución si antes no putrificas. Como dijo Morien, jamás volvió a sentirse ignorante tras la putrefacción. Es necesario, pues, en primer lugar putrificar, en segundo lugar disolver, en tercer lugar lavar, y aquí está todo el Magisterio. Y sabe que lavar es el comienzo, el medio y el final de nuestra Obra.

Nuestra agua lava las impurezas de la tierra y nuestro "solecito" es el coadyudante, y nuestra Alma se lava lavando su cuerpo. Y esto no es otra cosa que la extracción del agua de su tierra y la reducción de aquélla sobre la tierra. El agua se pudre con su tierra y , después, se mondifica.

Toda cosa necesita ciertamente del agua para producir los colores: el primero es el negro, el segundo el blanco, el tercero el rojo; los demás colores son purificados por el agua. Si haces sufrir a tu materia con la putrefacción, la verás tomar el color negro, luego verde y, después amarilla tras otros varios colores; y todo esto se consigue por verdadera decocción.

¡Ay de mí!, exclamaréis, si no entendéis las palabras de los Filósofos, a saber: son dos cosas, una que asciende a lo alto y la otra que permanece abajo, a las que hay que quebrantar y humedecer en agua, reiterando hasta que formen una sola cosa. Y toma nota de que el agua hace desecar todo y es con esta agua con la que deberás bañar. Y procura que tu puerta esté cerrada para que lo que está dentro no pueda salir fuera.

Disolver, calcinar, sublimar, teñir, blanquear, cocer, fijar, extraer, coagular, imbibir, son la misma cosa, bien entendido de que el fuego sea suave y dulce. Entonces, la séptima operación comprende: primero disolver la bendita piedra, segundo destilar, tercero sublimar, cuarto iterar y reiterar, quinto hacer descender, el sexto calcinar y en la VII vez queda desatado todo el Magisterio, y todo esto que decimos no es otra cosa que disolver, congelar, fijar, y hacerle volátil, y al volátil fijarle, y aún volver a hacer volátil el fijo y, de nuevo, fijarle, hasta que veas tu Obra cumplida en la unificación o solidificación, de lo que, mediante la reiteración, proviene la bondad de la alteración y de la multiplicación, porque de la diversidad de la reiteración de la Obra surge la Piedra.

De los diversos grados de reiteración depende la bondad de la multiplicación y su diverso poder de alteración como medicinas, en las que unas transmutan diez veces más, otros cien y otros mil veces más, y, teóricamente, se puede llegar hasta un número infinito.

Lo dicho hasta aquí sobre nuestra piedra debería bastar, pero porque cualquiera podría hablar del peso de nuestra materia, así como del peso que conviene a la Naturaleza, respondo que es aquél que se encuentra en su mina sin peso alguno , pues peso es cuando hay dos o más cosas, pero cuando no hay más que una cosa y una sustancia no hay porqué mirar el peso, aunque se puede considerar el peso en relación al Azufre que contiene el Mercurio, pues, como en otra parte he dicho, el elemento del fuego, que de ningún modo es dominado por tu Mercurio, es el que digiere la materia.

El buen Filósofo sabe perfectamente como el elemento del fuego es más sutil que los otros y cuánto puede predominar sobre los otros tres elementos en cada composición. Y, también, que el peso se encuentra en la primera composición del Mercurio y nada más. Y aquéllo que desee parecerse en todos y cada uno de los hechos indicados deberá haber proporcionado su peso a aquél elemental de la Naturaleza y no a otro. A este propósito mira lo que dice "La Turba": Si haces confesión sin peso (contricción), ésta no valdrá nada, por lo que, si no eres sabio, quedarías iracundo (te remordería la conciencia). Y, también, Albigaral, que fué maestro de Platón en esta ciencia, dijo: La potencia acaba su resistencia según difiera dicha resistencia, esta es la acción del Argento-vivo en esta materia. Estas son palabras doradas para el fundamento del peso. Y otro, a su vez, lo ha explicado, pero no tan claro como para que lo puedas entender al pronto. Si no lo tienes claro, háztelo explicar por un hombre sabio y discreto. Yo mismo te lo expondré, pero te prometo que, por temor de Dios y por sentido común, jamás lo vulgarizaré, ni pondré el peso, la materia, ni los colores más que en forma de parábolas.

 

Nuestra Obra está hecha de una droga mercurial y toma su raíz en dos sustancias extraídas completamente crudas de la mina, que limpias y puras son conjuntadas mediante el fuego, que es administrado tal como la materia lo requiere, y cuecen continuamente hasta que las dos se hacen uno y, en este uno, ambas están mezcladas, y el cuerpo se convierte en espíritu y, del mismo modo, el espíritu en cuerpo. Entonces vigoriza tu fuego hasta que el fijo tiña al no fijo y lo fije en su color y naturaleza. Porque debes saber que, cuando está bien lavado, sobrepasa todo y lo reduce todo a él y a su virtud. Y ten en cuenta que, después, posee la tintura y tiñe y vence cien veces más, luego mil veces más, después cien mil y, luego, un millón de veces más, y aquello que has leído será creído. Y se multiplica en virtud y en cantidad, tal como los muy venerables Pitágora y Anaximandro dijeron, y fíjate en lo que aún más dijeron: Dale fuerza a tu fuego, cuyo significado, es preciso entender, es que, cuando el Azufre esté blanco, hay que alimentarle con la doble tetilla de su nodriza, para que así tome su color bermejo.

- FIN -

 

Está escrito por Platón, Braul (Belus), el Gran Rosario, Parménides y, también, en otros libros verdaderos, lo siguiente: Los cuerpos vulgares que la Naturaleza ha acabado en la mina están muertos y no pueden perfeccionar a los imperfectos, pero si, por el Arte, los tomamos y los perfeccionamos diez o doce veces, podrán teñir hasta el infinito, porque entonces serán penetrantes, entrantes, tiñentes y más que perfectos, y, con respecto a los vulgares, estarán vivos. Y, también, Rasis, Aristóteles en su Luz, Enbessus en su Prudental y Daniel en el VI de su Retrato, dicen que nuestro oro no es un oro vulgar, ni tampoco nuestra Plata blanca (Mercurio blanco) es plata vulgar, los cuales (son una misma cosa) están contenidos en una sola cosa, pues nuestros cuerpos están vivos y los vulgares están muertos y no tienen ninguna fuerza fuera de su morada, lo que se puede apercibir en los Libros Dorados y en muchos de los demás libros.

El Scot (¿Escotus?) dijo: La Plata-Viva coagulada y la Plata-Viva sulfurosa son las primeras materias de los metales. Lo mismo dijo el gran rey Arraux, que fue un gran Filósofo: Así nuestra Medicina se hace de dos cosas que son conjuntadas en una misma esencia, o sea, de la unión mercurial fija, espiritual y corporal, fría y seca, cálida y húmeda. Lo dijo Hermes, el primer Filósofo después del Diluvio, dijo: Es una cosa verdadera, muy cierta y sin mentira, que lo más alto tiene la naturaleza de lo más bajo y lo ascendente de lo descendente, unidos ambos por un camino y una disposición; el sol es el padre y la luna blanca es la madre; el fuego es el gobernante que hace a lo grueso sutil y a lo sutil espeso y, por él, se obtendrá la gloria del mundo.

Dicen los Filósofos: Solamente cuidad y ayudad a la Naturaleza. Vosotros, metales cocidos, estáis muertos y desnaturalizados; pues, si la naturaleza está ausente, la medicina no puede hacer efecto alguno, porque un laxante administrado a un hombre muerto no lo purga, porque no puede enderezar la naturaleza aquello que carece de la misma.

Pon tus trébedes en el tercero de tus hornos y con la partición debida, por debajo de los trébedes, haz tu horno de un codo de alto y cuida de que la lengua del fuego de directamente debajo de tu pequeño vaso.

 

(Tratado enviado por nuestro amigo, José Antonio Puche Riart, a quien le agradecemos su infinita gentileza para con todos los Adeptos)

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