Existen distintos tipos de génesis desde el punto de visa cosmogónico¹. Uno es el monoteísta, del cual el cristianismo es un ejemplo claro, en el cual la Creación es obra de Dios, ser absoluto, quien una vez concluida su fabrica la deja al libre albedrío. Este libre albedrío provoca una "Caída de la Gracia" que será reparada al final de los tiempos por Dios. En esta visión de apreciar el cosmos como una creación de origen y fin extracósmico, la historia se nos presenta como una línea cuya función es unir dos puntos: el principio y el fin.

En el polo opuesto a esta visión creacionista del cosmos se encuentran los relatos denominados "Guerra de fundación" en los cuales asistimos al enfrentamiento de dos fuerzas antagónicas, enfrentamiento que dará como fruto nuevas clases de fuerzas (se puede sin ningún problema permutar la palabra fuerzas por dioses) que llegado el momento volverán a enfrentarse. Estos enfrentamientos son entonces, el eje de un circulo a través del cual gira la historia.

Es en este ultimo tipo de relato de creación donde podemos situar la historia de Trentren y Kaikai las serpientes primigenias de los relatos mapuche y chilotes.

La historia que se extrae de las diversas recopilaciones es la siguiente:

Debido al olvido de los hombres de la vida acuática que llevaban antes de salir a la superficie, la serpiente Kaikai que dormía en las agua despierta provocando una inundación, que hace que los hombre suban a las montañas para refugiarse. Sin embargo las aguas siguen subiendo y quienes caen en ellas son transformados en peces y lobos marinos, de manera que los hombres hacen rogativas para que Trentren, la serpiente terrestre, haga crecer con sus movimientos las montañas. Una vez equilibradas las fuerzas de ambas criatura, estas vuelven a su letargo a la espera de un nuevo enfrentamiento.

Según, Foerster², este relato sería "una metáfora de la sociedad mapuche que da cuenta de su propia violencia interna, de sus conflictos y rivalidades, de los celos y envidias, que llevaban a la comunidad a la disgregación."

Si bien el uso de serpientes en la historia es considerado, no sin razón, un injerto del cristianismo, el injerto es decidor: ambas fuerzas son, si consideramos la teoría de que el uso de las serpientes en la historia es influencia cristiana, ajenas al concepto de bien cristiano. No estamos aquí frente a la clásica historia de la lucha entre el bien y el mal. Si ambas son serpientes, y ambas representan el mal, ambas representan otras realidades de ese mal. Es la de la realidad terrestre y la acuática.

La realidad acuática. El relato nos dice que Coicoi se enfurece por que los hombres han dejado su reino submarino. Este origen submarino es nebuloso. No hay relatos mapuches que nos describan esta existencia acuática. De hecho, el relato que habla acerca de la creación del hombre y la mujer, fuertemente influenciado por la imaginería cristiana, la historia de Domo y Lituche, no dice que hayan vivido en el agua.

¿Cómo podríamos entender esto entonces?

Es significativo en este contexto el nombre MAPUCHE. Gente de la tierra ¿tierra como planeta, como elemento, como paisaje? A mi parecer, esta tierra es el espacio donde vive el mapuche. Es parecido a la relación que en diseño hay entre el espacio y quien lo interviene, se dice que no hay espacio si este potencial espacio no es intervenido (¿suena un árbol si cae en un bosque donde nadie pueda oírlo?), de igual manera no hay mapuche sin Mapu. Es una relación simbiótica. Entonces, el mapuche se convierte en mapuche al insertarse en este espacio, al dejar el mar.

A la inversa ese espacio que se da por negación es como un paraíso del cual no se tiene conciencia, porque carecíamos de ella. Se dice que el paraíso existe desde que lo perdimos, antes no había paraíso. Entonces esta vida acuática es de una naturaleza amniótica, un símbolo del caos primordial, donde toda la existencia estaba contenida en potencia. El caldo primordial donde las formas están disueltas en el momento previo a la existencia. Es lo cthonico³.

El mapuche se hace mapuche cuando toma conciencia de si mismo y esto ocurre cuando se inserta en un medio, un espacio, la Mapu. Cuando interviene esas formas potenciales del caos amniótico.

Dijimos que las fuerzas vuelven a enfrentarse una vez que se ha completado un circulo. En el origen de Chile como tal, o como lo concebimos nosotros para ser exactos, nos encontramos también con una guerra de opuestos. La Guerra de Arauco.

Nicolás Palacios, en su libro Raza Chilena, expone una discutida idea acerca de cómo se forja la nación chilena. Según él, el cruce y enfrentamiento entre el mapuche y el español, al que él otorga ascendencia visigótica, produce un mestizaje parejo, ya que ambos pueblos conservan características similares. No es el propósito de este texto defender o atacar el extenso y polémico libro de Palacios, sino más bien, rescatar esa idea de enfrentamiento entre dos fuerzas correspondientes como forja de un nuevo ser.

Es como un eco de las legendarias batallas entre Olímpicos y Titanes, en la mitología griega, Kurús y Pandavas en el Mahabarata hindú, los Quintilii de Romulo y los Fabiani de Remus en la Fundación de Roma, Asen y Vanen en las Edda, etc.

Esta idea se correspondería también con el hecho de que el español que recién llega muestra un respeto y reconocimiento al aborigen. Nos dice la historia que Don Pedro de Valdivia visitaba y consultaba a los brujos de Talagante. Incluso, una familia tan aristocrática como los Lisperguer, cuna de la Quintrala, eran claramente mestizos. El linaje provenía de una de las hijas del Cacique de Talagante con un soldado de confianza de Valdivia, de quien nacería Doña Águeda Flores que contraería matrimonio con el alemán Pedro Lisperguer.

En 1545 se celebra el Concilio de Trento, comienzo de la contrarreforma, y con esto nace la Compañía de Jesús, se reorganiza el tribunal de la Inquisición y se establece el Index de libros prohibidos. El esplendor cultural del Renacimiento, que comenzara de alguna manera con la construcción de catedrales en el siglo XIII, llega a su fin.

Bajo esta influencia se lleva a cabo en Chillán el primer juicio por brujería contra la población indígena de la Frontera. El clima de respeto mutuo, incluso en la guerra, se ha perdido.

El problema intrínseco en la visión cristiana se resume en la creencia en un Juicio Final y el posterior Paraíso Terrenal prometido por la Divinidad a sus fieles intransigentes. A mi juicio esta creencia provoca, en un nivel inconsciente, un desprecio por aquello que las doctrinas derivadas del protestantismo denominan "mundo": los placeres, los sentimientos fuertes, la plenitud que no necesita de intervenciones divinas, el devenir histórico, las diferencias inherentes entre pueblos e individuos. Así, el "fiel" es aquel creyente que otorga más valor a una promesa, que no tiene puntos de encuentro con la realidad, que a la realidad misma. Entonces el "fiel" no solo desprecia al "mundo" sino que también su cuerpo ("de materia vil") y sus deseos naturales ("la carne es débil"), que imposibilitados de seguir su cauce se desvirtúan en perversiones rastreras, que el "fiel" no asume responsablemente porque le basta con culpar aun demonio, que a pesar de haber existido durante eones, no tiene otro propósito que tentarlo. Es esta irresponsabilidad la que a producido desastres sociales, históricos, ecológicos y psico-sexuales a lo largo de esta civilización que se extiende sin freno guiada por una sensación de "progreso" que solo se detendrá cuando el "Reino de los Cielos" venga a nosotros.

En cambio, el común denominador de las culturas precristianas es su concepción cíclica del tiempo en oposición a la visión escatológica predominante en las religiones monoteístas. El ejemplo más claro de esta visión lo encontramos en el concepto de Eterno Retorno, por oposición al concepto de paraíso terrenal. En el Eterno Retorno, el Juicio Final adquiere, bajo el nombre de Ragnarok, Crepúsculo de los Dioses u oscurecimiento de lo divino, el carácter de eslabón dentro de una cadena (y que por lo tanto no determina más que cualquier otro eslabón a la totalidad del ciclo) que continuará en un próximo eslabón que se nutrirá del abono en que se convierta la descomposición del cataclismo.

Lo que esta concepción provoca en el Héroe (en oposición al fiel, al hombre.) es una responsabilidad, una solidaridad con el mundo que lo rodea, el espacio que interviene. En esta visión cíclica todo acto es parte de la representación eterna de la tragedia, a un tiempo, divina y cósmica en que el Sol (El Héroe) es inmolado al entregarse a las tinieblas (Invierno- Infierno) de las cuales emerge transfigurado.

Ya que las consecuencias de este drama, como la sucesión de las estaciones, eran determinantes en sus vidas al regir los tiempos de siembra y cosecha y, por ende, la disposición del alimento, los miembros de estas culturas esbozaron festividades mediante las cuales establecer una identificación con la Tragedia convirtiéndose así, cada uno, en un Héroe en comunión con cada elemento de la naturaleza que no solo lo rodea sino que además lo integra.

Kundera en "La insoportable levedad del ser", plantea que la idea el Eterno Retorno otorga cierta perspectiva donde los hechos aparecen sin "la circunstancia atenuante de su ser", lo que nos hace que todo hecho sea fugaz, y por lo tanto, libre de todo el peso de sus consecuencias. En cambio "en el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad."⁴

Al empezar a esbozar este texto tenia en mente la manera de terminarlo, como si de un texto circular se tratara, eternamente retornando en si mismo. Tenía pensado escribir algo basándome en el texto "Where do we go from here?", de Peter Carroll⁵, acerca de a dónde vamos desde acá, como dice Bowie en su álbum Earthling. Iba a comentar acerca de mi convicción de que vivimos el momento de un nuevo enfrentamiento de fuerzas. Iba a contar como, usando esa percepción mágica de la que habla Grant Morrison, que no es otra cosa que mirar nuestro alrededor con los sentidos al máximo, podíamos encontrar los signos que nos decían que la época que vivimos es decisiva para la historia de la humanidad.

Sin embargo, la evidencia es más fuerte que todos los argumentos que pueda dar. Ni yo, con la mente puesta en este texto, buscando las señales en los diarios, las noticias, en los rostros de la gente en la calle, en los anuncios en la ventana trasera de las micros, podría haber augurado los hechos del martes 11.

 Nadie de nosotros pudo adivinar ese movimiento de alfil (obispo, lo religioso en el ajedrez), diagonal, directo y silencioso, dirigirse contra esas torres. Tal vez el Rey muera...

El universo es fractal, cada parte corresponde al todo. Dos aviones se estrellan contra las Torres Gemelas y cambian el sentido de la historia.

¿Qué movimiento nos corresponde a nosotros, una parte del todo que a su vez contiene el todo, en todo esto?

¿Hacia donde vamos desde acá?

 NOTAS.