5. Consecuencias del Cese de los Contactos Sociales.
5. Consecuencias del cese de los contactos sociales.
¿Y qué inspiración puede lograr un preso para trabajar por el bien común, privado como
está de toda conexión con la vida exterior? Por un refinamiento de crueldad, quienes
planearon nuestras cárceles hicieron todo lo posible por cortar toda relación del preso con
la sociedad. En Inglaterra, la mujer y los hijos del preso sólo pueden verle una vez cada
tres meses y las cartas que se le permiten escribir son realmente ridículas. Los filántropos
han llegado a veces a desafiar la naturaleza humana hasta el punto de impedir a un preso
a escribir algo más que su firma en un impreso.
La mejor influencia a que un preso podría
someterse, la única que podría aportarle un rayo de luz, un soplo de cariño en su vida (la
relación con los suyos) queda sistemáticamente prohibida.
En la vida sombría del preso, sin pasión ni emoción, se atrofian en seguida los buenos
sentimientos. Los trabajadores especializados que amaban su oficio pierden el gusto por
el trabajo. La energía corporal se esfuma lentamente.
La mente no tiene ya energía para
fijar la atención; el pensamiento es menos ágil, y, en cualquier caso, menos persistente.
Pierde profundidad. Yo creo que la disminución de la energía nerviosa en las cárceles se
debe, sobre todo, a la falta de impresiones variadas.
En la vida ordinaria hay miles de
sonidos y colores que asaltan diariamente los sentidos, un millar de pequeños hechos
llegan a nuestra conciencia y estimulan la actividad del cerebro. Esto no sucede con los
sentidos de los presos. Sus impresiones son escasas y siempre las mismas.
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