CAPITULO 22: LA MARCA DE LA BESTIA

Escuché al Señor que dijo, "mi espíritu no siempre contenderá con el hombre. Ve a ver a la Bestia.

Durante los últimos días una bestia maligna se levantará y engañará a muchos de todas las naciones de la tierra. El demandará que cada persona reciba su marca, el número 666, puesto en sus manos o sobre su frente. Todo el que reciba la marca pertenecerá a la Bestia, y serán lanzados con él en el lago de fuego que arde con fuego y azufre.

La Bestia se levantará bajo la aclamación del mundo, pues él traerá prosperidad como de la que nadie se acuerde. Cuando halla alcanzado dominar al mundo, aquellos sin su marca sobre sus frentes o manos, no podrán comprar alimentos, ropa, autos, casas o cualquier cosa que se compra. Tampoco podrán vender lo que es de ellos a otra persona a menos que tengan la marca.

El Señor declara expresamente que los que reciban la marca han afirmado su lealtad a la bestia y serán cortados para siempre del Señor Dios. Ellos tendrán su lugar con los incrédulos y obradores de iniquidad. La marca simplemente declara que aquellos que la poseen han rechazado a Dios y se han tornado hacia la Bestia para su sostén.

La Bestia y sus seguidores perseguirán a los que rehúsan ponerse la marca y matarán a muchos de ellos. Cualquier presión que ellos puedan traer será usada para obligar a los creyentes del Dios verdadero a ser marcados. Niños e infantes serán muertos delante de los ojos de los padres que rehúsen tomar la marca. Habrá un tiempo de grande luto.

Los que poseen la marca serán obligados a entregar sus posesiones a la Bestia en cambio de la promesa que la Bestia suplirá todas las necesidades de sus seguidores.

Algunos de ustedes se debilitarán y se rendirán a la Bestia y recibirán su marca en vuestras manos o frentes. Ustedes dirán `Dios me perdonará. Dios comprenderá'. Pero yo no me arrepentiré de mi palabra, Yo os he amonestado repetidamente por la boca de mis profetas y ministros del evangelio. Arrepiéntanse hoy, mientras es de día, pues la noche viene cuando el juicio será establecido para siempre.

Si ustedes no obedecen a la Bestia y rehúsan recibir su marca, yo cuidaré de vosotros. Yo no digo que muchos tendrán que morir por su fe en esos tiempos, porque muchos serán degollados por confiar en Dios el Señor. Pero benditos son aquellos que mueren en el Señor, porque grande será su recompensa.

Es verdad que habrá un tiempo de paz y prosperidad cuando la Bestia ganará popularidad y grande estima. El hará los problemas del mundo aparecer como si fueran nada- pero la paz terminará con derramamiento de sangre y la prosperidad en grande hambre por toda la tierra.

No teman lo que el hombre les pueda hacer, pero teman a aquel que pueda lanzar vuestra alma y cuerpo en el infierno. Pues viene una gran persecución y aunque las tribulaciones sean multiplicadas, yo los libraré de todas ellas.

Pero antes de ese día maligno, yo levantaré un ejército poderoso que me adorará en espíritu y en verdad. Los ejércitos del Señor harán grandes proezas y cosas maravillosas para mi. Por lo tanto, vengan unidos y adórenme en espíritu y en verdad. Trae el fruto de la justicia, y denme lo que justamente me pertenece y yo os guardaré de la hora mala. Arrepiéntanse hoy y sean salvos de la cosas terribles que le caerá a los rebeldes y a los que no son salvos.

La paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna. Clama a mi mientras puedas y yo te aceptaré y te perdonaré. Yo te amo y no deseo que te pierdas.

Cree en este reporte y vivirás. Escogeos hoy a quien servir".

CAPITULO 23: EL RETORNO DE CRISTO

Yo vi la venida del Señor. Yo escuché su llamado como el sonido de una trompeta y la voz de un arcángel. Y toda la tierra se estremeció y de los sepulcros salieron los muertos justos para encontrarse con el Señor en el aire. Por hora, tal parecía, escuché las cornetas tocando y la tierra y el mar dieron sus muertos. El Señor Jesucristo se paró sobre las nubes con vestiduras de fuego y contempló la gloriosa escena.

Escuché el sonido de trompetas otra vez; y mientras miraba, los que estaban vivos y permanecían en la tierra ascendieron para encontrarse con ellos. Yo vi a los redimidos como millones de puntos de luz encontrándose en un lugar de reunión en el cielo. Allí los ángeles les dieron batas del blanco más puro. Había gran regocijo

A los ángeles se les dio el mantener el orden y parecían estar en todo lugar dándole atención especial a los resucitados. Un cuerpo nuevo les fue dado a los redimidos, y fueron transformados según pasaban por los aires.

Grande gozo y felicidad llenaban los cielos y los ángeles cantaron "Gloria al Rey de Reyes".

Muy alto en los cielos contemplé un cuerpo espiritual grande- este era el cuerpo de Cristo. Y el cuerpo estaba acostado de espalda sobre una cama y sangre goteaba hacia la tierra. Yo sabía que este era el cuerpo inmolado de nuestro Señor. Y entonces el cuerpo creció más grande y más grande hasta que llenó los cielos. Entrando y saliendo del cuerpo estaban millones de los redimidos.

Yo miré pasmada cuando millones subieron por las escaleras al cuerpo y lo llenaron, comenzando por los pies y continuando por las piernas, los brazos, el estómago, el corazón y la cabeza. Y cuando estaba lleno, yo vi estaba lleno de hombres y mujeres de muchas naciones, gente y lenguas en la tierra.

Millones fueron sentados delante de un trono y vi ángeles según traían los libros de los cuales el juicio fue leído. Estaba el asiento de la misericordia y recompensas les fueron dadas a muchos.

Entonces mientras miraba, una oscuridad cubrió la faz de la tierra, y fuerzas de demonios estaban por doquier. Incontables números de espíritus malos habían sido sueltos de sus prisiones y lanzados sobre la tierra. Escuché al Señor decir, "Hay de los habitantes de la tierra, porque Satanás ha venido a morar entre ellos".

Yo vi una bestia airada, y él derramó su veneno sobre toda la tierra. El infierno se estremeció en su furia y desde un abismo sin fondo salieron ejércitos en multitudes de espíritus malos para ennegrecer la tierra con su grande número. Hombres y mujeres corrieron llorando a las montañas, las cuevas y las colinas. Y hubieron guerras sobre la tierra, y hambre y muerte.

Al fin vi caballos de fuegos y carrozas en los cielos. La tierra tembló y el sol se volvió rojo como la sangre. Y el ángel dijo, "ˇEscucha, oh tierra, el Rey ya viene!".

Y apareció en los cielos el Rey de Reyes y Señor de Señores, y con él estaban los santos de todas las edades, vestidos en el blanco más puro. Y me acordé que todo ojo le verá y que cada rodilla se doblará delante de Él.

Entonces los ángeles metieron su hoz y cosecharon el grano maduro- que es el fin del mundo.

Jesús dijo, "Arrepentíos y sed salvos, porque el Reino de Dios está cerca. Mi voluntad y mi Palabra se cumplirán. Preparad el camino del Señor".

Y yo pensé, "Nos tenemos que amar los unos a los otros. Tenemos que estar firmes en la verdad y corregir a nuestros hijos a la luz de la pronta venida de Cristo. Pues es seguro que ˇÉl Rey viene!.

CAPITULO 24:LA LLAMADA FINAL DE DIOS

Jesús dijo, "encarga a los que están el mundo que no sean altaneros, ni confíen en falsas riquezas, sino que pongan sus confianzas en el Dios vivo, quien nos da ricamente todas las cosas para nuestro placer. Caminen en el espíritu y no caerán en las codicias de la carne. No os engañéis, Dios no puede ser burlado. Por todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Siembra para la carne y cosecharás corrupción, siembra para el espíritu y cosecharas vida eterna. Las obras de la carne son adulterio, fornicación, impiedad, idolatría, hechicería, ira, envidia, borracheras, orgía y tales cosas. Los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Estos son los frutos del espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, mansedumbre y autocontrol. Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus deseos.

Cuando se cumpla la palabra de Dios, entonces vendrá el fin. Nadie sabe el día, ni la hora cuando el hijo de Dios regresará a la tierra. Ni aún el hijo, pues eso lo sabe el Padre. La palabra se está cumpliendo rápidamente. Vengan como un niño pequeño y déjenme limpiarle de las obras de la carne. Díganme, "Señor Jesús, ven a mi corazón, perdóname mis pecados, yo se que soy pecador y me arrepiento de mis pecados. Lávame en tu sangre y hazme limpio. He pecado contra el cielo y contra ti, y no soy digno de ser llamado tu hijo. Yo te recibo por la fe como mi salvador".

Yo os daré pastores según mi corazón, y yo seré vuestro pastor. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré vuestro Dios. Lean la palabra y no dejen vuestras congregaciones. Denme toda vuestra vida, y yo os guardaré, y yo no los dejaré ni los desampararé.

Pueblo, por el mismo espíritu tenemos acceso al Padre. Es mi oración que todos ustedes vengan y entreguen sus corazones al Señor.

CAPITULO 25:VISIONES DEL CIELO

Algunas de las visiones me fueron dadas antes de que Jesús me llevara al infierno. Algunas me llegaron cerca del fin de mi jornada por el infierno.

semejanza de Dios

Yo recibí esta visión celestial mientras estaba en profunda oración, meditación y oración.

La gloria del Señor descendió sobre el lugar donde estaba orando. Grandes olas de fuego, luces brillantes, y un poder majestuoso vinieron delante de mis ojos. En el centro del fuego y las luces, estaba el trono de Dios. Del Dios todopoderoso fluía gozo, paz y amor.

El espacio alrededor del trono estaba lleno de querubines bebés, cantando y besando al Señor sobre su rostro, sus manos y sus pies. El cántico que entonaban era, "Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso". Los querubines tenían lenguas como de fuego sobre sus cabezas y fuego en las puntas de cada una de las alas pequeñitas. El movimiento de sus alas parecía estar sincronizado con el movimiento del poder y la gloria del Señor.

Un querubín voló hacia mi y tocó mis ojos.

Montañas de oro

En una visión miré muy lejos sobre la tierra. Yo podía ver que por muchas millas la tierra estaba sedienta de lluvia. La tierra estaba agrietada, seca y vacía. No se veía árboles o vegetación de ninguna clase.

Entonces se me permitió ver más allá de la tierra seca, hasta el cielo. Allí, lado a lado, y tocando en sus bases, habían dos montañas gigantes. Yo no conozco su altura, pero eran muy altas. Me acerqué a las montañas y descubrí que estaban hechas de oro sólido- oro tan puro que era transparente.

Por dentro y más allá de las montañas, vi una luz blanca brillante y la luz se ampliaba para llenar el universo. Yo sentí en mi corazón que ésta era la base sobre la cual se sienta el cielo.

Los hombres pelean por una pequeña sortija de oro, pero Dios es dueño de todo el oro.

La edificación de una Mansión

Mientras oraba recibí esta visión. Vi ángeles leyendo los registros de las obras que hacemos en la tierra. Algunos de los ángeles tenían alas, mientras que otros no. Algunos eran grandes y otros eran pequeños; pero todos sus rostros eran diferentes. Como la gente en la tierra, los ángeles podían ser identificados por sus rostros.

Yo vi a los ángeles ocupadamente cortando diamantes extremamente grandes y poniéndolos en los fundamentos de hermosas mansiones. Los diamantes eran de un pie ancho, y dos pies de largo y muy hermosos. Cada vez que un alma es ganada para Dios, un diamante es añadido a la mansión del prendedor de almas. Ningún trabajo es en vano, cuando se hace para el Señor.

Las puertas del Cielo

En otra ocasión cuando oraba vi esta visión celestial. Yo estaba en el espíritu, y un ángel vino donde mi y me llevó a los cielos. Otra vez, habían magnificas escenas de ondas de luz y esplendorosa gloria, tales como las que había visto detrás de las montañas de oro sólido. Era una inspiración asombrosa ver el poder de Dios demostrado.

Cuando el ángel y yo nos acercamos a dos puertas gigantes, sobre una grandísima pared vimos ángeles excepcionalmente grandes con espadas. Eran de 50 pies de alto y sus cabellos color oro. Las puertas eran tan altas que yo no podía ver su parte alta. Eran la obra de arte más hermosa que jamás yo había visto. Fueron talladas a mano con enrollados, cortinas, con moldes, llenas de perlas, diamantes, rubíes, zafiro y otras gemas. Todo lo que estaba sobre la puerta estaba en un balance perfecto y las puertas se abrían hacia afuera. Un ángel con un libro en sus manos, salió de detrás de la puertas. Después de investigar en el libro, el ángel afirmó con su cabeza, confirmando que yo podía entrar.

Lectores, no podrán entrar al cielo, si sus nombres no están escritos en el Libro de la Vida del Cordero.

El Cuarto de los Registros

En una visión, un ángel me llevó al cielo y me enseñó un cuarto muy grande con paredes de oro sólido. Letras del alfabeto estaban imprimidas en diferentes lugares de la pared. La escena era como la de una biblioteca grande, pero los libros estaban enterrados en la pared en vez de puestos en estantes.

Angeles con batas largas estaban sacando libros de las paredes y estudiándolos muy de cerca. Parecía haber una orden rígida en la manera como leían los libros. Pude notar que los libros tenían gruesos forros de oro y algunas de las páginas eran rojas. Los libros eran muy bellos.

El ángel que estaba conmigo me dijo que estos libros contenían el registro de la vida de cada persona que había nacido en la tierra. Se me dijo que habían más cuartos en otros lugares con más registros.

De vez en cuando los arcángeles llevaban los registros a Dios para su aprobación o desaprobación. Los libros contenían peticiones, profecías, actitudes, crecimiento en el Señor, almas ganadas para Cristo, el fruto del Espíritu y muchas cosas más. Todo lo que nosotros hacemos en la tierra es registrado en uno de los libros por los ángeles.

De vez en cuando, un ángel cogía un libro y lavaba las páginas con un paño de tela suave. La página después de lavada se tornaba roja.

Una Escalera Celestial

El Espíritu del Señor me trajo la siguiente visión. Yo vi una escalera espiritual grande que descendía del cielo hasta la tierra. Por un lado de la escalera bajaban ángeles a la tierra, mientras que por el otro lado subían.

Los ángeles en la escalera no tenían alas, pero cada ángel tenía un libro con un nombre escrito en el forro del frente. Algunos de los ángeles parecían que estaban dando dirección y contestando preguntas que le presentaban otros ángeles. Cuando las direcciones eran recibidas y sus preguntas contestadas, ellos desaparecían.

Yo también vi otras escaleras en otras partes de la tierra. Angeles estaban en una moción constante, ascendiendo y descendiendo. Los ángeles se movían con denuedo y autoridad, siendo que eran mensajeros con órdenes dadas por Dios.

CAPITULO 26: UNA PROFECÍA DE JESÚS

Cuando Jesús se me apareció por primera vez, él dijo, "Mary, tu has sido escogida por mi Padre para acompañarme por las profundidades del infierno. Yo te voy a enseñar muchas cosas que yo deseo que el mundo conozca del infierno y del cielo. Yo te diré lo que tienes que escribir para que este libro sea un registro verdadero de como estos lugares desconocidos son en la realidad. Mi espíritu revelará secretos de la eternidad, el juicio, el amor, la muerte y la vida después de la muerte".

El mensaje del Señor a un mundo perdido, "yo no deseo que vayas al infierno. Yo te hice para mi propio placer y para comunión eterna. Tu eres mi creación y te amo. Clama a mi mientras estoy cerca y yo te escucharé y te responderé. Yo deseo perdonarte y bendecirte".

A aquellos que han nacido de nuevo, el Señor les dice, "Reúnanse y oren y estudien mi palabra. Adórenme en el espíritu de santidad".

El Señor le dice a las iglesias y a las naciones, "Mis ángeles pelean por los herederos de la salvación y por aquellos que llegarán a ser herederos. Yo no cambio. Yo soy el mismo ayer, y por los siglos. Buscadme y derramaré mi espíritu sobre vosotros. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Yo haré grandes cosas entre vosotros".

Si no estás salvo, por favor toma el tiempo ahora mismo para arrodillarte delante del Señor y para pedirle que te perdone de tus pecados y te haga su hijo. Cualquiera que fuese el costo, debes de determinar que vas a hacer el cielo tu hogar eterno. El infierno es horrible, y el infierno es real.

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