Capítulo 5:VIDA COMO GRAN SACERDOTISA

Habla Elaine:

Al absorber mis deberes como gran sacerdotisa de un inmenso e influyente capítulo adquirí muchos privilegios y muchas dificultades. Entré en conflicto con satanás y muchos miembros de la secta pues había muchas cosas que rotundamente me negaba a hacer o en las que me negaba a participar.

Mi gran responsabilidad era trabajar con el gran sacerdote de la organización para planear las reuniones mensuales de la secta. Nuestras reuniones en tal sentido se celebran en el mayor secreto y por lo general tenían lugar un par de veces al mes. El gran sacerdote y yo nos reuníamos con las principales 13 brujas y los principales 13 brujos del capítulo. Nos reuníamos en enormes mansiones con una gran mesa donde pudiéramos sentarnos todos. El gran sacerdote y yo nos sentábamos a la cabeza con las 13 brujas a un lado y los 13 brujos al otro lado en orden de rango. Satanás siempre procuraba que estuvieran presentes también algunos que considerábamos indeseables. Eran conocidos hombres lobos que siempre parecían retraídos, vigilantes, amenazadores. Estaban allí como humanos y no adoptaban otra apariencia a menos que satanás se lo ordenara y entonces sólo con propósitos disciplinarios. Nosotros no lo tocábamos ni le hablábamos. Pertenecían exclusivamente a satanás, estaban vendidos totalmente a él y eran temidos y rechazados por todos los de la secta. Eran primordialmente guardias y disciplinadores que satanás y sus demonios empleaban para que los demás lo obedeciéramos.

El concilio planeaba las reuniones y se encargaba de la administración del capítulo. Satanás daba órdenes al gran sacerdote y a la gran sacerdotisa; las daba directamente a través de sus demonios. Tratábamos de planear reuniones dramáticas y emocionantes, siempre procurando hubiera abundancia de drogas y alcohol. Yo no compraba las drogas ni el alcohol y nunca tuve nada que ver con el tráfico de las mismas. Eso lo dejábamos a los miembros prominentes de la secta que ya andaban en esas cosas. Y la verdad es que nunca faltaban personas así. Los miembros prominentes de la secta siempre se cuidan d no mezclarse en nada que puede buscarles problemas con la ley, y jamás toman drogas ni bebidas en exceso. No quieren tener el cerebro embotado porque siempre hay demasiadas personas que ambicionan llegar a ocupar sus puestos.

También nos reuníamos con los altos representantes de otros grupos ocultistas de la zona. Hay muchos grupos satánicos que no son parte de La Hermandad y que ni siquiera saben de su existencia. Sin embargo, La Hermandad los observa y controla cuidadosamente.

Uno de los deberes que siempre rechacé fue cualquier cosa que tuviera que ver con sacrificios, de animales o humanos. Por esa causa en muchas ocasiones fui severamente castigada por satanás y los demonios. Los demás miembros del culto no podían hacerme nada porque para ese entonces yo tenía bastante poder, por lo que satanás y los demonios se encargaban de castigarme. Muchas veces recibí inimaginables torturas de parte de los demonios. Sufrí muchas enfermedades incluyendo cáncer en cuatro ocasiones con todos los horrores de la quimioterapia. Pero no cedí. Sencillamente no podía quitarle la vida a otra persona.

Jóvenes, escúchenme, por favor. Cualquier participación con el ocultismo es una trampa. Satanás puede hacerles lo que me hizo a mi y cosas peores. Oro todos los días que Dios de alguna manera muestre a los que están atrapados que puedan liberarse. Satanás no es tu dueño ni aún cuando hayas firmado el contrato. Ese contrato puede ser cubierto por la sangre de Jesucristo. Puedes librarte de ese contrato si le pides a Jesús que venga a tu vida a perdonarte y lavarte de todos tus pecados, a ser tu Señor, tu Salvador y tu amo. Satanás está siempre procurando destruirte, pero Jesús quiere darte vida. Había algunas reuniones que yo disfrutaba. A veces nos reuníamos nada más que para conversar y jugar., para competir con nuestros poderes haciendo cosas diversas como encender velas al otro lado de la habitación sin siquiera tocarlas. También realicé numerosos viajes fuera de California para participar en competencias y convenciones. Por lo general eso si lo disfrutaba mucho.

Volaba en un jet privado desde un aeropuerto cercano al pueblo donde me inicié en la secta. Nadie fuera de la secta, y muy pocos dentro de la misma, conocen su ubicación. Está bien escondido y fuertemente vigilado. Por lo general el gran sacerdote y algunas de las brujas y brujos de alto rango me llevaban con ellos. Era siempre una gran ocasión. El propósito era intercambiar ideas y competir a ver quién era más poderoso. Fue por medio de estas competencias que ascendí hasta Esposa regional de satanás y, por último, a la posición de Esposa de satanás en los Estados Unidos.

Por lo general estábamos como una semana y las conferencias solían celebrarse inmediatamente antes de un Sábado Negro cuando se celebraba la Misa Negra (en la Semana Santa). Yo siempre encontraba una excusa para regresar a casa antes de la Misa Negra. Ibamos a un lugar especial en los cerros de California justo en las afueras de los Angeles. Allí hay una gran mansión que fue construida especialmente para la secta. Supongo que tenía treinta o más habitaciones. Tenía muchas ventanas de vitral con dibujos ocultistas y símbolos demoníacos. El interior era lujosa y bellamente amueblado. Tenía un inmenso comedor con un salón de baile. Y, por supuesto, tenía también piscina, cancha de tenis, campos de golf, etc. Parecía un "country club" de millonarios. Tenía tres subsuelos con enormes cajas de seguridad que contenían bibliotecas de antiguos escritos e historias ocultistas. Contenían también oro, plata y monedas de todos los países del mundo. La propiedad entera esta oculta por bosques y fuertemente vigilada por aire y tierra.

En mi último viaje participé en la más intensa competencia de mi vida. Para ese entonces ya era yo la suprema Esposa del país. Era una competencia internacional. El que dirigía todo era un gran sacerdote diferente de los demás que habían estado allí. Era un joven alto, moreno, y muy guapo, pero había cierto aire en él que hacía que todos lo temieran y a todos disgustara. Participó en la competencia y era obvio que no le importaba que alguien muriera si fallaba en lo que tenía que hacer. Tenía ojos subyugantes que enfriaban a cualquiera hasta la médula. Dirigía con mano de hierro y hasta yo hacía todo lo posible por alejarme de él.

La competencia consistía en tareas cada vez más difíciles, diseñadas para que los contendientes hicieran gala de su poder. Recuerdo, que en cierto momento, con un chasquido de dedos tuve que convertir un gato en un conejo y en gato de nuevo, . Los cambios físicos en si lo realizaban los demonios y resultaban en la inmediata muerte del animal. En el último día yo era la única contendiente que quedaba, pero el gran sacerdote me seguía acuciando. No me quedó más remedio que acceder a sus deseos. El último incidente me hubiera costado la vida si mis demonios no hubieran sido tan poderosos.

Yo tenía que pararme a no más de seis metros de un hombre con una pistola magnum .357. Me pasé la mano por el frente de mi cuerpo para alertar a los demonios y colocarlos como escudos. Inmediatamente el hombre disparó siete ráfagas contra mí. No podía fallar. Demás está decir que los demonios resultaron muy efectivos como escudo, ya que las balas cayeron a mis pies y siguieron girando sobre si mismas. Recibí muchas aclamaciones y honores por ganar la competencia.

Me colocaron una corona de oro y mis compañeros de la secta se postraron ante mí y me rindieron homenaje. Me trataron como a una reina durante el resto de la estadía allí. Me traían la ropa más bella que yo podía pedir, me bañaban, me peinaban y los sirvientes me atendían de pie a cabeza. Celebraban fiestas y siempre me acompañaba un joven buen mozo que era también mi guardaespaldas. Ibamos a los restaurantes más exclusivos de los Angeles. Mi acompañante probaba los alimentos antes que yo los comiera para asegurarse de que no estuvieran envenenados. Nos íbamos de "surfing" y a montar caballo. A los miembros no se les permitía pelear entre ellos en aquellos días porque aquellos eran días de alabar a satanás. Me sentía muy orgullosa, pero el Señor pronto habría de humillarme.

Fue durante aquella última visita a California que ocurrió uno de los incidentes que me encaminaron a aceptar a Cristo, y me hicieron comenzar a poner en dudas las afirmaciones de satanás de que era más poderoso que Dios. El gran sacerdote nos reunió a varios de nosotros y nos dijo que había una familia en el vecindario que estaba interfiriendo con satanás. Estaba logrando que muchos miembros de la secta se pasaran al enemigo, a Jesucristo, y estaban siendo una molestia. Satanás había ordenado que lo mataran. El gran sacerdote nos dijo que debíamos ir todos en nuestros cuerpos espirituales (proyección astral) y matarlos. Así que nos sentamos en círculo con las velas frente a nosotros y conscientemente abandonamos nuestros cuerpos y salimos en espíritu hacia la casa a destruir a aquella gente. No me gustaba mucho el plan, pero no tenía alternativa. Si desobedecía me mataban.

Para nuestra sorpresa, al llegar al lindero mismo de la propiedad de aquella familia no pudimos seguir adelante. Toda el área estaba rodeada de enormes ángeles. Estaban de pie uno junto al otro y tomados de la mano. Vestían largas túnicas blancas y estaban tan juntos que se tocaban los hombros. No tenían ni armaduras ni armas. Nadie pudo pasar, por mucho que lo intentamos. Cualquier proyectil que les lanzáramos rebotaba y no les hacía daño. Al principio se rieron de nosotros y nos retaban a tratar de pasar. Los demás miembros de la secta se ponían más y más furiosos a medida que transcurrían los minutos. De pronto su apariencia cambió y su fiera mirada nos hizo caer de espaldas al suelo. Fue una humillante experiencia, debo añadir.

Nunca olvidaré que mientras permanecía sentada en el suelo frente a uno de ellos, uno de los ángeles me miró a los ojos y me dijo en la voz más dulce que jamás había escuchado: "¿Porqué no aceptas a Cristo como tu Señor?. Si sigues en la sendas, serás destruida. Satanás te odia, pero Jesús te amo tanto que murió por ti. Piénsalo, por favor, y entrégale tu vida a Jesús". Allí terminó la batalla para mí. No quise insistir en romper el cerco. Estaba aturdida. Los demás continuaron intentándolo un rato más, pero nadie lo logró. Dudo que la familia se haya siquiera enterado de la batalla que se libraba fuera de su casa. !Estaban completamente protegidos!. A aquel tipo de ángeles lo llamábamos "ángeles eslabondos". Absolutamente nadie puede pasar a través de ellos. En lo más íntimo me sentí agradecida de no poder atravesar el cerco, y de que los ángeles eslabonados me hubieran dado en que pensar. Pero a pesar de aquella experiencia pasaron dos años antes que me rindiera a Jesucristo. Todavía codiciaba más poder, y no quería enfrentar la realidad de que aquel poder me estaba destruyendo y condenándome a pasar la eternidad en el infierno.

Capítulo 6:LA BODA

Habla Elaine:

Yo tenía muchos privilegios como gran sacerdotisa y me aproveché de ellos en mi diario vivir, pero seguía teniendo sed de más poder. Pocos años después de convertirme en Esposa regional de satanás. Muchas sacerdotisas de mi rango se autodeclaran esposas de satanás, y en cierto sentido lo son, pero satanás también tiene unas cuantas mujeres selectas que se convierten en esposas suyas en una manera más exclusiva. Solo cinco o diez, y por lo general sólo cinco, existen en los Estados Unidos en un momento dado. Tal posición es la más alta y "honrosa" a la que una mujer puede ascender dentro del satanismo. Satanás escoge una mujer de una inmensa región del país. Esa mujer es considerada la más poderosa, respetada y amada en la región. Todas estas mujeres forman parte del consejo nacional que dirige el satanismo en este país y tienen también poder internacional dada la gran riqueza de los Estados Unidos.

Satanás mismo se me acercó y me dijo que me había seleccionado para tan grande honor. Se presentó a mí en forma de un hombre guapísimo, la imagen misma del concepto que yo tenía del hombre "perfecto". Me dijo que me había seleccionado a mí porque me amaba más que a las demás, y que le gustaban y respetaban mi valor y mis capacidades. Actuó de manera muy amorosa y romántica, y me habló del tiempo maravilloso que pasaríamos juntos. Además, me prometió darme poderes muchos mayores e innumerables privilegios. Me sentí horada y emocionada, emocionada mayormente porque esperaba que al fin me amaran de veras. En mi opinión yo era la más poderosa y honrada de todas las mujeres. Pensaba que satanás me había escogido por mis cualidades y mi amor por él había ido creciendo con el correr de los años. En aquel tiempo no comprendía que satanás se estaba aprovechando de mi amor para sacar beneficios. Se valía de mi para que otras personas hicieran lo que él quería y se valía de mi amor para mi propia destrucción. !Sus declaraciones de amor eran mentiras!.

La gran ceremonia se celebró en una gran ciudad cercana. La secta alquiló una de las mas grandes iglesias prebisterianas de la ciudad para la ocasión. Estoy segura de que los propietarios de la iglesia ni se imaginaban para lo que la estábamos alquilando. Pedí permiso para no trabajar los tres días de un fin de semana. La ceremonia se efectuó un viernes en la noche, primera noche de luna llena. Me tenían bien protegida y me complacían en todos mis deseos. !Me sentía tan emocionada y orgullosa!.

Cuando mis compañeros y yo nos acercábamos a la iglesia, por un instante sentí como si una densa oscuridad se cerniera sobre la iglesia, pero deseché el pensamiento y me puse a pensar en el amor y la admiración que sentía por satanás.

Me condujeron a un cuarto fuera del santuario y cuidadosamente me prepararon y vistieron para la ocasión. En aquel tiempo tenía el cabello largo, rubio y ondeado. Las mujeres me lo adornaron con flores naturales entrelazadas. Me vistieron con un traje blanco tipo túnica con trencillas de oro que se entrecruzaban en el pecho. Tenían un mechón rojo sobre corazón y en el pubis. Llevaba una corona de oro puro en la cabeza. Portaba un ramo confeccionado con hierbas, espinas y cerezas venenosas, todo atado con una cinta negra.

Cuando me paré fuera del santuario y miré adentro, me sentí sorprendida y honrada de ver que no sólo había allí muchas personas de los estados vecinos y de California, sino también varios miembros antiguos de la secta en el mundo oriental. Claro que era un gran honor. En el santuario resonaba una música horripilante procedente del inmenso órgano de tubos. Habían llevado a la iglesia el trono de satanás y lo habían situado al frente de la plataforma. La señal de que había comenzar la ceremonia fue la repentina aparición de satanás sobre el trono.

Otra vez se presentó como hombre, completamente vestido de blanco, con una corona de oro con muchas joyas. La congregación en pleno se puso de pie y se le rindió gran adoración. Entonces, a una señal suya, todas las cabezas se volvieron y yo comencé a caminar por el pasillo. Iba escoltada por el gran sacerdote, seguidos de Las Hermanas de la Luz. Cuando llegué al final del pasillo me detuve ante el trono de satanás, me postré ante él y le rendí pleistesía. El me ordenó que me levantara. Así lo hice, él entonces se levantó del trono y descendió a situarse junto a mí. El gran sacerdote realizó la ceremonia nupcial. La mayor parte de la ceremonia consiste en cantos, canciones de alabanzas a satanás. Las Hermanas de la Luz, formadas en semicírculo detrás de nosotros, cantaban y tarareaban en voz baja durante la ceremonia.

La ceremonia duro casi dos horas, tiempo que permanecí de pie. Volví a firmar un contrato con mi propia sangre. Luego me dieron a beber un líquido en un cáliz dorado. No sé que era el líquido, pero supongo que contenía algo de droga, porque me sentí un tanto mareada después de beberlo. Lo cierto es que acabó con mi claridad mental. Me dijeron que había que cumplir el contrato. No había manera alguna de romperlo. !Satanás no cree en el divorcio!.

Satanás mismo no puso ninguna sangre, ni bebió poción alguna. Me dijo que no podía hacerlo porque tenía que "mantenerse puro" para mí. Pero que yo sí tenía que beberlo para purificarme para él. Estaba más bello que nunca. Vestía lo que parecía un frac blanco puro, decorado con oro. En aquella ocasión su pelo era de un dorado reluciente y su piel lucía un bello bronceado. Sus ojos eran oscuros y el amor que me manifestaba y las sonrisas que me lanzaba me enloquecían. Pero yo quería creer que de veras me amaba, y que de veras era mi esposo. Me trató con sumo respeto. Me acarició la mejilla, el pelo, los brazos. Me dijo lo que a sus ojos yo era. Me dijo que yo era muy bella, muy poderosa y alguien que podía llegar a ser lo que siempre había querido tener: la madre de su hijo, "el cristo", el redentor del mundo. Y yo me creí todos sus embustes. Aunque satanás nunca se mostró hostil conmigo, sí lo era con los demás. Cualquiera que se acercara a tocarlo o a arrodillarse ante él era pateado, o golpeado y alejado de allí.

Inmediatamente después de la ceremonia, Las Hermanas de la Luz me llevaron y me vistieron con un precioso vestido y una capa de terciopelo con ribetes de oro puro. Nos condujeron entonces al aeropuerto en limosina y junto con varios grandes sacerdotes y sacerdotisas abordamos un lujoso jet privado que nos condujo hasta California. La cena de la boda fue servida a bordo. Satanás no comió pero probó varios de los carísimos vinos y champagnes que había en el avión. Habló muy poco. Cuando llegamos a las montañas de California, ya yo estaba bien mareada por las drogas que me habían dado. Nos escoltaron con mucha pompa y ceremonia a una gran "suite". La recámara matrimonial tenía una gran cama de oro. Después me alegré de que me hubieran drogado pues cuando nos quedamos solos la hermosa apariencia de satanás se esfumó y el acto sexual fue brutal.

Al día siguiente, satanás se había marchado cuando desperté. Las muchas heridas recibidas en la noche me dolían bastante. Me alegré de que no regresara aquel fin de semana. Volamos de regreso el domingo. Mientras estuve allí me trataron como a una reina, me atendían de pies a cabeza y me daban todo lo que pedía.

Obtuve muchas ventajas con mi nuevo rango. Tenía poderes absolutos sobre todas las brujas y los brujos y aun sobre el gran sacerdote. Era intocable. Recibí más poder y nuevos demonios. Una bruja cometió la estupidez de meterse conmigo. Con una simple mirada la incrusté en la pared. La incrusté literalmente, tanto que tuvieron que romper la mampostería para sacarla. Resultó con varios huesos rotos y otras heridas. Jamás volvió a atreverse a hacerme daño, ni tampoco ningún otro ser humano.

Rápidamente alcancé la posición de primera esposa y con ello mis responsabilidades también aumentaron. Pasé a ser uno de los representantes de satanás a nivel internacional. Viaje muchas veces fuera de California a entrevistarme con funcionarios gubernamentales de los Estados Unidos así como con dignatarios de otros países. Representantes de gobiernos extranjeros nos visitaban en la mansión de California para solicitar dinero para armas, etc. La mayoría sabía que estaban tratando con satanás, algunos no. Grandes sumas de dinero cambiaban de mano. Mann-Chan hablaba perfectamente en la lengua nativa del interlocutor. Mann-Chan a la vez me traducía lo que aquellas personas decían. Yo no podía hablar ni lo más mínimo en tantos diferentes idiomas, pero Mann-Chan los conocía todos.

Viajé a numerosos países. He estado en la Meca, en Israel, en Egipto, y también en el Vaticano en Roma, adonde fui para entrevistarme con el Papa. El propósito de mis viajes era coordinar los programas de satanás con el de los satanistas de otras tierras, así como entrevistarme con diferentes funcionarios gubernamentales para hablar de ayuda monetaria a esos países. Algunos no sabían que yo era satanista, sino que pensaban que estaba asociada con algún tipo de organización sumamente rica. La gente que busca dinero no pregunta mucho. El Papa sabía muy bien quien era yo. Trabajábamos de cerca con los católicos (especialmente los jesuitas), así como con los masones de alto rango.

Fue durante aquel tiempo que conocí a muchos de las más conocidas estrellas de la música rock. Firmaban contratos con satanás a cambio de fama y fortuna. El cuidadoso plan para la evocación de la música rock en los Estados Unidos fue concebido por satanás y ejecutado al pie de la letra por sus siervos.

A pesar de mi alta posición y gran poder, vivía en un constante temor. No tenía paz y me sentía atada. Mi mayor preocupación era la increible malignidad con que se actuaba dentro de la secta, los brutales castigos y ,sobre todo, los sacrificios humanos.

Capítulo 7: DISCIPLINA EN LA HERMANDAD

Habla Elaine:

El sexo para las demás personas dentro de la secta era libre, fácil y podía practicarse en todo momento. También se practicaba con niños. De hecho, un alto porcentaje de los niños dentro de la secta era iniciado en la vida sexual a muy temprana edad. Los miembros de la secta suelen aparearse con aquellos que están en el mismo nivel de poder. Casi todas las ceremonias y reuniones terminan con orgía sexual. Por lo general, cada miembro tiene el derecho de practicar el acto sexual si así lo desea.

También habían actos sexuales con demonios. Eran demonios que podían ser vistos, oídos y sentidos físicamente. Esto ocurría en reuniones y días sagrados en que se usaba droga en abundancia. Los demonios también realizaban el acto sexual contra la voluntad de la otra persona. Así la castigaban por no hacer lo que satanás y los demonios ordenaban. A menudo obligaban a un hombre a presenciar a más de un demonio llevar a cabo el acto sexual brutal con su esposa. Era una forma muy efectiva de imponer disciplina.

El miedo es una táctica que se emplea más que cualquiera otra. Miedo a la muerte, miedo a que torturen a la familia ante los ojos de uno. Tanto los humanos como los demonios eran torturados. Muchas veces se obligaba a los demonios a manifestarse físicamente, y éstos eran torturados y despedazados por demonios más fuertes en castigo por desobediencia menores. El recuerdo de aquellos espantosos episodios quedaba grabado como fuego en la mente de los presentes. Se le decía al grupo que aquello era una demostración de lo que le podía pasar a quien se atreviera a desobedecer a satanás o a los demonios.

Durante muchas ceremonias, especialmente aquellas especiales en las que se ofrecían sacrificios humanos, los demonios adoptaban formas humanas. A veces es difícil distinguir quien demonio y quien es humano. Sin embargo, los ojos de los demonios son fríos y muertos; su contacto es como brasas vivas y a la vez parecen no tener vida.

La tortura de seres queridos, especialmente niños, es también una táctica favorita para obtener la más absoluta obediencia. Se obliga a los padres a contemplar cómo sus hijos son asesinados a golpes, brutalmente violados o desollados. Si el niño sobrevive, los padres no pueden llevarlo a un hospital porque los meterían en la cárcel por abuso de menores. Jamás podrían probar que ellos no han llevado a cabo las torturas del niño, porque siempre habrá satanistas que testifiquen haber visto a los padres cometer el abuso. Los médicos de la secta tampoco los atienden a menos que los padres les paguen exorbitantes sumas de dinero.

Otro método favorito de disciplina en el sacrificio. Siempre hay un momento de escalofriante terror antes de cada sacrificio humano en que cada miembro espera a ver quien va a ser sacrificado. Muchos de los sacrificios son de personas que han sido desobedientes, o que han tratado de salirse de la secta.

Los hombres lobos, los zombies, los vampiros y otros hombres animales existen. He visto muchos. Este es un secreto que satanás mantiene muy bien guardado. Nadie controla a esos seres excepto satanás y los demonios de más alto rango. Se valen de ellos más que nada para castigar. Jamás olvidaré un incidente en una reunión en que satanás lanzó a un hombre lobo en persecución de un hombre. El hombre saltaba y corría mientras el hombre lobo gruñía tras él. Sabía que no podía escapar de aquel hombre animal. Entonces se volvió , sacó una pistola Magnum .357 y la vació contra el hombre lobo. Éste ni se inmutó. Agarró al hombre y lo hizo trizas. Nadie se atrevió a moverse o a hacer sonido alguno, por temor a que el hombre lobo se volviera contra ellos.

Tales criaturas son seres humanos poseídos por ciertos tipos de poderosos demonios capases de producir los cambios físicos en el cuerpo humano. Algunos de los escritos cristianos de la Edad Media acerca de hombres animales son verídicos. Nunca he hallado nada escrito con más precisión que los antiguos escritos satánicos que se guardan en las bóvedas de la mansión satánica en los cerros de California. Los hombres animales son odiados y temidos dentro de la secta. Son individuos solitarios, vendidos en un 100% a satanás. Sospecho que durante la gran tribulación aumentarán en número y satanás los usará para aplicar castigos.

Otro método frecuente de disciplina es la enfermedad demoníaca inflingida. También los accidentes, las pérdidas de trabajos, etc. La enfermedad demoníaca suele ser una de las favoritas porque pocos médicos pueden diagnosticarla y la persona sufre una muerte dolorosa y lenta mientras los médicos piensan que los síntomas son producto de su imaginación.

La mayoría de los hijos de los miembros de las secta son dedicados a satanás, a semejanza de la dedicación e niños en la iglesias cristianas. La ceremonia incluye el "bautismo" del niño en la sangre de animales sacrificados. Estos niños son personas poseídas por demonios desde el vientre de la madre. Esto se repite generación tras generación a menos que los padres estén dispuestos a dejar que Jesucristo se convierta en Señor y Amo de sus vidas, y a dejar que Su sangre los limpie de todo pecado.

La sangre de Cristo es tan poderosa, y su obra en la cruz tan completa, que hasta los hombres lobos pueden salvarse si lo desean. Jesús puede levantar a los muertos hoy día de la misma manera que lo hizo cuando vivió en mundo en un cuerpo humano. La gente que está bajo el dominio de satanás. Alabo a Dios porque hoy día soy completamente libre, pertenezco a Jesús a Él solamente, y no hay forma de satanás o uno de los suyos, no importa lo que me hagan, impida que yo cuente lo que está sucediendo en el reino de satanás.

Lector, si eres miembro de La Hermandad, tú también puedes ser librado de tus cadenas. No tienes que permanecer en el reino de maldad, oscuridad y miedo de satanás. Jesús puede liberarte y lo hará. Lo único que tienes que hacer es pedirle que lave tus pecados en su sangre, y que sea tu Señor tu Amo. No esperes más, el tiempo es muy corto. Jesús regresará pronto. No quedan muchos días. Prepárate mientras hay tiempo. ¿O t quedarás aquí cuando Jesucristo se lleve a los suyos?. !Entrégate a Él ahora mismo.

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