Nuestro objetivo es la capacidad de ni siquiera pensar mal de una
persona. Esto no significa que no podamos oponernos a otras personas con amor
si fuera necesario. Cuando alguien se está equivocando o actuando con
desconsideración, oponerse con ternura es, con frecuencia, nada más que una
demostración de cuánto nos importa el otro. Lo esencial es que nos opongamos
cordialmente, sin retacear nuestro apoyo personal, y no con el propósito de
obtener algo que deseamos o darnos el gusto, y debemos estar preparados para
los agravios de la otra persona. Sin
embargo, después del malestar inicial por nuestra oposición, toda persona
sensible se dará cuenta de que nos hemos interpuesto en su camino precisamente
por lo mucho que nos interesamos en ella. Eventualmente, esto agregará respeto
y profundidad a nuestra relación.
Mi abuela tenía un modo muy directo y audaz de perforar un túnel a través
de las cosas que nos disgustan; en el caso de esas personas que provocan
alergia: intente sentarse al lado de ellas y comience una amable conversación.
No hace falta que se quede mucho tiempo; unos cinco minutos serán suficientes.
Lo que cuenta es el esfuerzo. Puede resultar doloroso al principio, aunque
milagrosamente, con el tiempo, descubrirá que su alergia comienza a ceder – no
sólo con respecto a una persona en particular, sino con cualquiera que sea
descortés o lo contradiga -. Esta es
una respuesta para muchos problemas emocionales que están hoy en día fuera de
control, los que normalmente son reconocidos recién cuando se evidencian en las
estadísticas como la tasa de divorcios. Esta simple destreza mejorará su salud,
su vitalidad, y en última instancia hasta su aspecto físico; porque la mente
alterada quita la belleza del rostro, la belleza de los movimientos, la belleza
de la voz, la belleza de la vida.
Por el contrario, ser siempre el marco de referencia – y eso es
precisamente lo que significa tener preferencia muy marcadas – es como pasarse
el día siendo arrojado, como esos discos voladores, entre conflictos. Hacia la
noche estará más tenso que antes, y tan exhausto que no podrá hacer frente a
los problemas que usted mismo haya creado. En lugar de permitir que la mente haga girar sus
innumerables ruedas, es por nuestro mayor interés que nos conviene extendernos
trabajando con entusiasmo y dándole a otras personas todo el tiempo y la
energía que podemos. Si quieres un buen amigo, no pienses en ti mismo. Sé buen
amigo de todos, piensa en las necesidades de todos los demás, y serás tu mejor
amigo.
Observen
cómo una poderosa emoción negativa como los celos puede manipular el
significado que le asignamos a hechos, palabras o gestos. Las personas celosas
ven cosas que no existen, y actúan de acuerdo a lo que ven a la luz de su
propia inseguridad. La respuesta a los celos consiste en trabajar para lograr
un sentimiento de seguridad sin permitir que la mente se regodee en sus
intrascendentes quejas, molestias y temores, y manteniendo nuestras manos y
mente razonablemente ocupadas en trabajo desinteresado. Este tipo de trabajo es
magnífico para la seguridad, así como para el crecimiento personal.
En este caso, también el nombre del Señor puede ser de enorme ayuda.
El otro día, junto a mi esposa y mi sobrina estábamos en un paseo de compras
cubierto. De repente vi algo brillante que descendía por la pared. No tenía ni
idea de lo que sucedía hasta que alguien me explicó que se trataba de un correo
neumático. En la parte inferior hay un enorme buzón donde un cartero recoge
cientos de cartas y postales. Esto es lo que sucede cuando uno va por allí
dejando caer el nombre del Señor dentro de su mente. En especial, cuando
estamos disgustados, sigamos largando el nombre del Señor una y otra vez, como
una carta certificada. La mente es insondable, así que puede resultar necesaria
mucha aplicación y fuerza para enviar el Santo Nombre al interior. En el fondo
encontraremos un cartero deseoso de recolectar todas nuestras cartas
manuscritas aún cuando nos hayamos olvidado de las estampillas.
Uno de los milagros del Santo nombre es que puede impedir que pensamientos y acciones se
vuelvan compulsivos, simplemente manteniendo la mente provechosamente ocupada.
La ira es siempre compulsiva. Nadie desea realmente enojarse o estar resentido,
ésa es la nobleza del ser