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Me di cuenta de que no me había molestada nada que todo hubiera salido mal. Nos divertimos de todas maneras, por el simple hecho de estar juntos, y me sentía tan relajado como si todo hubiera salido como lo había planeado. Cuando la mente está serena, estamos en libertad para disfrutar de lo que venga. Esta es una habilidad invalorable. Mi abuela me recordaba con frecuencia que los altibajos son la trama misma de la vida. “Pero”, agregaba, “tu no tienes que subir y bajar con ellos”.

 

Por supuestos, debo aclarar que no tengo ninguna objeción a que todo salga bien. No estoy esperando con ansia los desengaños o me quejo porque “todo salió bien hoy; ¡Qué día espantoso!”. Disfruto de las buenas noticias, una velada agradable, un giro favorable de los hechos. Sin embargo, si me toman la presión en esas ocasiones, verán que es completamente normal; nada de excitación, sólo una pacífica sensación de gozo. He descubierto que la excitación, lejos de aumentar la satisfacción, en realidad nos quita la capacidad de disfrutar.

 

Después de años de martillarlos, he logrado reducir mis gustos y fobias a un mínimo. En la mayoría de las cuestiones, no tengo en realidad preferencias personales, lo que significa que mi mente nunca se perturba por ninguna afrenta personal o inconveniente alguno. Toda mi energía vital está en libertad para tratar las cosas de la vida que realmente importan: el bienestar de los demás, el crecimientos espiritual de aquellos que buscan mi guía, problemas como la violencia y los desórdenes relacionados con el estrés en los que el trabajo de nuestro centro de meditación puede desempeñar un papel vital.

 

Se requieren muchos años para tomar conciencia de la velocidad del proceso del pensamiento, o del inmenso poder detrás de esa velocidad. La mente es una autopista de doce carriles, y el tránsito mental no obedece límites conocidos de velocidad o reglas de tránsito. El propósito de la meditación es reducir la velocidad de este tránsito tumultuoso, y la lucha por lograrlo puede durar varios años y años. Sin embargo, si pueden llegar a controlar la totalidad del poder mental, tendrán a su disposición una máquina de seiscientos cincuenta caballos de fuerza – motor “turbo”, como lo llaman -. Esta es la única manera efectiva de manejar el estrés y la ansiedad, y la única manera de lograr una verdadera paz mental. Entonces, en vez de ceñirnos a las viejas rutas del comportamiento condicionado, podemos emprender una verdadera aventura: internémonos a campo traviesa dentro de terreno inexplorado donde todas nuestras respuestas son libres.  Estaremos sentando los fundamentos de un camino totalmente nuevo en lo profundo de la conciencia, en busca de una nueva tierra de amor y alegría.


 

 


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