Colectividad Canaria del Depto. de Maldonado Uruguay- vuelve a Home Renacimiento y barroco Neoclasicismo e ilustración (En próxima actualización entregaremos la segunda parte de este taller que cubre el siglo XIX Pre-romanticismo Romanticismo Regionalismo Poesía femenina Realismo y positivismo en la obra de Benito Pérez Galdós.
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TALLER DE INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA CANARIA (Siglos XV al XVIII) (5- 12- 19 y 26 de abril de 2002.- Orientador: Nelson Guerra *) Literatura de tradición oral. La literatura en la Islas Canarias comienza con la expansión del movimiento renacentista, en el siglo XV. El romance, como fórmula de expresión poética y de trasmisión glorificada de la historia, se nutre de las tradiciones guanches y por esa mezcla adquiere una singularidad extremada, intransferible; de igual forma ocurre con las "endechas", que constituyen los más antiguos ejemplos de la lírica canaria. Estas composiciones, de carácter, construídas en trísticos o dísticos, son anónimas, y en la actualidad se conservan tan solo tres, del siglo XV, destacándose la memorable: Endechas a la muerte de Guillén Peraza Llorad
las damas, sí Dios os vala, Guillén
Peraza quedó en la Palma, la
flor marchita de la su cara. No
eres palma, eres retama, eres
ciprés de triste rama, eres
desdicha, desdicha mala. Tus
campos rompan tristes volcanes, no
vean placeres, sino pesares, cubran
tus flores los arenales. Guillén
Peraza, Guillén Peraza, ¿dó
está tu escudo, dó está tu lanza? Todo lo acaba la malandanza. Endecha Canaria Aicá maragá, aititú aguahae Maicá guere, demancihani Neiga haruuiti alemalai. (-Sed bienvenido; mataron a nuestra madre esta gente extranjera, pero ya que estamos juntos, hermano, quiero unirme, pues estamos perdidos) Endecha de El Hierro Mimerahaná zinu zinuhá Abemen aten harán huá Zu Agarfú fenere nuzá. (¿Qué importa que lleven y traigan aquí leche agua y pan, si Agarfa no quiere mirarme?) Las letras El antiguo romance medieval español, trasladado a Canarias, adopta desde el comienzo la métrica y la sicología renacentista, abandonando la versificación en 16 sílabas (divida en octosílabos por comodidad de los copistas) y sustituyéndola por la omnipresencia del endecasílabo y la rima asonantada en los versos pares. No obstante lo cual, importantes obras, como por ejemplo la "Vida de San Francisco" de Fray Andrés de Abreu se habrán de ceñir a otras formas de versificar. En lo que hace a lo sicológico primará la nostalgia lírica de "la edad de oro perdida", conjuntamente con elementos emergentes de la geografía, como ser: El aislamiento, en el que el mar se convierte en un "dogal" que ciñe y ahoga. El volcán: cuyo paradigma mítico refuerza al del aislamiento: es el fuego bajo la tierra "ahorcada", "encarcelada" por el mar; lo que se traslada a un arquetipo del ego lírico canario, donde la tranquila belleza exterior trasluce un ansia eruptiva, amenazante, lanzada hacia el desafío de los horizontes. Los mitos: heredados del pasado guanche, tamizados por la historia de la conquista, y adoptados como seña de identidad: La princesa Dácil y el capitán Castillo. Dácil, princesa guanche, se enamora del soldado español. Su unión simboliza la fusión de las razas y el surgimiento del ser canario. La selva de Doramas: Antigua región boscosa que toma su nombre del caudillo guanche que encabezó la defensa contra el invasor español. Esta selva fue destruída y con su destrucción pasó a simbolizar una "edad de oro perdida", es la "Arcadia" atlántica. El garoé: Árbol mítico que suministraba agua dulce a los habitantes de El Hierro, mediante la condensación de la niebla en su hojas, cuyo goteo era recogido en cuencos. Se traslada a la literatura como símbolo de supervivencia y mancomunión con la naturaleza. El mar: como ya está dicho, la sensación del límite estrecho que exacerba la voluntad de evasión. Presencia privilegiada en la obra de todos los poetas canarios. Un autor del siglo XX: Alonso Quesada trasmite trágicamente esta sensación de insularidad : (...) Montes de fuego, donde ayer sentía mi adolescencia el ansia de otros lares... soledad, aislamiento, pesadumbre... El corazón siempre un punto misterioso y el alma sobre el mar ¡blanca!... ¡El velero que no pasa jamás del horizonte!
* Nelson Guerra: escritor, periodista, ensayista, poeta y dramaturgo. Se desempeña actualmente como Profesor Orientador de los Talleres literarios del Ministerio de Educación y Cultura, en el Depto de Maldonado.
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