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CUADERNO ABIERTO
Friday, 23 January 2004
PERCUSIONES Y REPERCUSIONES BAJO LA PIEL
Entre todos los sentidos y afectos que damos al corazon, entre todas sus metaforas yo me quedo con la de tambor. No por nada el ritmo de nuestra sangre es ?la musica del cuerpo?. Literalmente adjudico a ese instrumento que llevamos dentro una buena parte de lo que me hace bailar mas de prisa o mas despacio y tejer complicidades profundas con los tambores de quien baila conmigo.
Cuando tengo una mujer en mis brazos yo no me preocupo en lo mas minimo por seguir tal o cual paso sino por escuchar su tamborcito diciendome cosas mas alla de las palabras. Sus percusiones estan presentes rn todo su cuerpo pero mientras bailamos yo las percibo en su mano derecha que yo sostengo en mi izquierda, y en la espalda, muy cerca de la columna, donde la cintura comienza a tomar su emocionante curva hacia afuera, porque una vena ahi es muy expresiva.
Al bailar yo trato de no repegarme porque la tension entre los dos cuerpos un poquito separados, dejando crecer el deseo en esa minima distancia, puede ser mucho mas erotica. La firmeza de los brazos y las manos combinados con cierta suavidad y atencion al otro cuerpo aumentan esa emocionante tension del deseo. Pero eso sucede sobre todo, creo yo, porque las manos escuchan. Porque los cuerpos, bailando se hablan de otras maneras y eso despierta en nosotros la agudeza de los sentidos y la imaginacion posesiva y contenida.
En todo eso el tambor bajo la piel es nuestra guia. En algunos casos la vena mas saltada del cuello delata visualmente su musica.
Si finalmente bailando tengo todo el cuerpo de quien baila conmigo pegado al mio, su corazon es lo primero que me toca, que me acaricia. Mucho antes de que sus piernas rocen mi sexo o una de las mias explore sus humedades, y antes de que su pecho se unte al mio mostrandome la dureza de sus pezones, su corazon me toca por todas partes como si la parte mas vibrante de un tamborcito pegara su piel a mi propia piel de percusiones. Y si el coro de tambores se alebresta aislandonos de cualquier otra musica las repercusiones pueden ser muchas y nos llevan a otra parte.
Haciendo el amor yo trato de escuchar esa musica del cuerpo que me dice con involuntaria certeza el efecto que van teniendo mis besos o mis caricias. Todo lo que haga, si es movimiento afortunado, acelera el corazon. Luego hay que tener la paciencia de que el cuerpo amado se recupere y establezca su ritmo, y su respiracion, pero no retrocediendo sino estableciendo su paso en esa alegria ganada. Para comenzar de nuevo a acelerar la musica de la amada.
El camino es infinito, como puede serlo el goce. Pero quien no se de cuenta de que es un camino donde son los tambores de la otra tribu los que nos guian puede perderse en el camino aturdido por sus propias percusiones. Cuando mi cuerpo recorre el cuerpo desnudo de una mujer llenandola de besos y caricias busco sobre todo que el ritmo de su corazon y el mio viajen paralelos.
Toda la mitologia del orgasmo simultaneo me parece muy burda y aburrida. Que los tambores de nuestros cuerpos puedan tocar juntos es mucho mas interesante. Puede llegar a ser mas intenso y puede durar mucho mas tiempo. Como en esas improvisaciones extremas que en el Jazz llaman ?descargas?, dos tambores acoplandose en sus despegues y sus ?descargas? hacen que cualquier experiencia musical de nuestros cuerpos, de nuestros corazones, sea unica, irrepetible y, siempre, una maravillosa aventura.
Uno de los atractivos mas fuertes de una vagina es su suave cualidad de caja de resonancias donde el corazon se escucha grave. Siempre me ha parecido interesante que los dedos, cuando entran suavemente en esa camara secreta, me dan la sensacion de ver como es aquello por dentro. Siempre busco y obtengo imagenes muy precisas de la caverna prodigiosa y son las que me dan los ojos del tacto. Pero los dedos tambien escuchan y sus oidos perciben sobre todo al corazon retumbando alla adetro con mas fuerza y profundidad sin duda.
El sexo masculino esta muy lleno de sangre para escuchar con calma pero puede hacerlo. Tenemos que educarlo a la calma y a sentir mucho mas que sus propios latidos. Tiene tanta sangre alebrestada que es como otro corazon, otro tambor de descargas.
Cuando ese otro falso corazon logra desplegar su musica y doblegar su terquedad ritmica hasta convertirse en un corazon que escucha todo lo que sucede en ese ambito de musicas sorpresivas y ecos que es la caverna de los prodigios, el concierto de la vida de verdad merece llamarse concierto.
(Escrito para un numero especial de la revista "El Huevo" sobre el corazon.)

Posted by ARS at 8:44 AM MST
Updated: Friday, 23 January 2004 8:48 AM MST
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