Chocó 7 días
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LA COLUMNA DE MENA MENA La Timba Intérpretes que matizaron con cadencias y acordes unos años maravillosos En los albores de segunda mitad del siglo pasado (1950) se conformó un club de contertulios que cultivaron el arte de la guitarra. Por gentileza de Gabriel Valencia Conto (q.e.p.d.), se organizó en su casa familiar de la Alameda Reyes, de su progenitor y patriarca don Azarías Valencia. Allí nació lo que inicialmente se denominó Timba Club, y después Conjunto Musical La Timba. Sus fundadores e intérpretes fueron Víctor Guillermo Dueñas (Viguidú) su director, después de su regreso de Medellín, en donde compartió y cargaba las guitarras del entonces dueto Fortiche y Valencia. Luis Rentería (Cayayo), fiel discípulo del maestro (q.e.p.d.). Francisco García Rodríguez (Pacho) y Rafael Baldríich Andrade, guitarras acompañantes (q.e.p.d.), de grata y perdurable recordación. Oscar Coutin Garrido (Oscutg) y Jorge E. Dueñas (Papito) fueron sus vocalistas originales, boleristas y guaracheros competían en la imitación del estilo de Daniel Santos, el boricua. Entonces estaba en pleno auge la Sonora Matancera y por los cuatro costados de Quibdó se oía el clamor de sus tropas y la magia de su piano inolvidable. Los fines de semana, en los bailes peseteros en la calle 31, donde Morí se apreciaban las destrezas de los bailadores al son del conjunto de Matanzas. En la cabecera, en el 'Tropezón' de don Pompeyo Paz escuchábamos los ritmos de estreno de La Sonora que enviaba de Cartagena el niño Olmedo Paz, para 'El Anacobero', equipo musical portátil. La tumbadora la manejaba Euclides Pacheco, el inigualable. Vistinio Asprilla Paz, los timbales, magistralmente. Euclides Lozano Lemus, el menor del grupo y el de las maracas que alternaba con Gabriel Valencia Conto (Gara-valle), intérprete de la música del norte: vallenatos. Estos fueron los originales de La Timba. Como todo conjunto que se respete tenía sus intérpretes invitados especiales, algunos de ellos fueron, que recuerde, Gonzalo García R. y Antonio Bechara Grascal (Antún, el pobre). El conjunto tuvo una vida activa de cinco o seis años y llenó un vacío romántico. En esos años no hubo acto oficial, agasajo, paseo, despedida, tertulia y serenata donde no fuera invitada La Timba. Muchos hogares constituidos o amores pasajeros se inspiraron en el ritmo y los acordes de estos intérpretes maravillosos de esos años del cotidiano transcurrir quibdoseño. |
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