Chocó 7 días
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EDITORIAL La privatización es así Hemos venido registrando el largo proceso de denuncias y reclamaciones que diversas organizaciones civiles y entes encargados de salvaguardar el interés de la comunidad han ejercido con arreglo a ley ante las medidas dispuestas por Dispac en materia de tarifas y términos para instalar medición de servicios. Desde mucho antes de que se presentara la crisis final de la Electrificadora del Chocó, atribuible a una continua mala administración de la que solo somos responsables los chocoanos y su clase política, advertimos en esta misma columna que la única salida para posibilitar la continuidad del servicio esencial de la energía en el Chocó, radicaba en su privatización, algo que –desde luego– implicaba un castigo a nuestra concupiscencia e incapacidad. El problema de fondo radica en el tránsito que se ha realizado entre el paternalismo y la eficiencia. Nosotros no descartamos que existan abusos en el cobro exorbitante de tarifas. Eso desde luego tiene que ser materia de cuidadosa revisión. Y de una consideración especial en un conglomerado deprimido económicamente, al cual no se le pueden imponer confiscatorias tarifas. Pero en equilibrio, nos parece que ninguna empresa operadora puede ejercer con éxito sus funciones si no existe la necesaria correspondencia de quienes son sus reales o potenciales beneficiarios del servicio. En pocas palabras, solo si pagamos podemos obtener y garantizar la energía, que con la Electrificadora del Chocó no existía y que por fortuna hoy es un hecho permanente. ¿Como oponerse –por ejemplo– a que alguien se haga cargo de proveer de agua potable durante 24 horas a Quibdó, ante el fracaso de todos los organismos gubernamentales para hacerlo en todos los tiempos? Claro, el costo del servicio seguramente sería mayor, pero también la condición de vida, nuevas redes de cubrirían a una mayor población. No es una apología de la privatización pero ante el fracaso de la gestión oficial, que se cuece en la corrupción, es una alternativa –costosa pero eficaz– para enfrentar el insoluble problema de nuestras carencias elementales. Todo lo anterior es válido con el proyecto del acueducto por gravedad de Quibdó. La situación de las Empresas Públicas de Quibdó y el grado de su descomposición es conocida. De darse este proyecto, hay que sacarlo de esta esfera, y entregárselo a un organismo descontaminado que salvaguarde su vigencia y su correcta utilización para los habitantes de Quibdó. Por si solo puede una empresa rentable, en la medida que a ella no accedan las manos sucias de los depredadores. |
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