En el cumpleaños de Quibdó hay más que lamentar que celebrar. Hay más penas y dolor que felicidad. Como el de los niños pobres que solo recuerdan sus padres. Olvidado y golpeado en su propio aniversario será el recuerdo ingrato que nos queda, si es que tenemos la oportunidad de llegar a otro, libre y soberano, como hasta hoy. Parte de nuestro territorio disminuido con sus gentes que perdieron haberes y viviendas por la fuerza absurda de la naturaleza, que golpea además a pueblos y ciudades hermanas del litoral Pacífico, Pizarro, Buenaventura y Cali como una premonición que clama comprensión y hermandad frente a la naturaleza impredecible. Cuando escribo esta nota,

nueve defensores de la libertad y la paz caen en un terreno minado por sus enemigos. Unguía, más cercana al ecosistema de la Costa Atlántica que al interior del departamento, comienza a sentir los estragos de las inundaciones.

Mientras esa cadena de infortunios salen a flote en nuestro aniversario, Quibdó sigue como en la canción de Miguel Vicente "Cual huerfanito". Ofendido por quienes anteponen el interés individual al común de sus hermanos. Por los nuevos ricos protagonistas del saqueo presupuestal. De quienes compran la pobreza de sus marginados para volverlos súbditos de un interés político. De quienes irrespetan la majestad de la ciudad capital

interponiendo amanuenses incapaces de resolver nuestros problemas urbanos.

De quienes vuelven empresas particulares las instituciones que se les confiaron. Por quienes traicionan el mandato popular que le confirieron los ciudadanos por silencios cómplices ante los sufrimientos de sus conciudadanos. De quienes se agachan ante el abuso de los invasores del espacio público que le corresponde a los ciudadanos, por cautivos electores de su causa política. De los que permiten que las buenas costumbres, la honradez y la justicia sean aliadas de la corrupción. Son estos los enemigos de Quibdó, y demás ciudades del departamento que llegaron a tal investidura, hoy en agonía, por condescendencia de amigos del Chocó en el congreso de la República y por la lucha y tesón de Diego Luis Córdoba, traicionado por usufructuarios a quienes les faltó grandeza y dimensión en la misión histórica que le confiara el hombre de Neguá a sus conciudadanos.

Dice la gente: que con la deuda del gobierno departamental con los jubilados de la fábrica de licores, se rompió el record nacional. Muchos dicen que internacional: 32 mesadas. Como quien dice, faltan cuatro meses para tres años. ¡Qué injusticia!... dice la gente.