ateología

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¿Qué podemos los ateos esperar de una discusión con los creyentes? Es posible sostener un diálogo con un creyente, si bien es poco probable que sea edificante. A pesar de interesantes experiencias propias con interlocutores capaces y bien educados, tengo que decir que poco se ha añadido a mi conocimiento positivo, excepto un cierto nivel de entendimiento de la psicología del creyente y de la forma de transmisión de las ideas religiosas. Espero que mis interlocutores hayan podido aprovechar el diálogo de manera similar, entendiendo al menos las razones del ateísmo, aunque no estén de acuerdo con la conclusión a la que llevan.

Claramente es muy poco lo que se puede esperar transmitir, en un sentido tanto como en otro. Las bases filosófico-metafísicas de la religión son de naturaleza ajena al pensamiento naturalista o materialista del ateo. Por eso es que las distintas religiones pueden en último término dialogar, manteniendo sus distancias, pero con el ateísmo no parece haber diálogo posible, ni interés por el diálogo. Las grandes religiones de hoy clasifican al ateo en categorías que pueden ir desde el aliado de Satán hasta la "oveja perdida", siendo el ateísmo como mínimo un grave problema, y muchas veces una amenaza.

Si el creyente admite que puede estar equivocado en cuanto al objeto de su fe, es factible que su religión lo recupere, con dosis apologéticas adecuadas. En cambio, si el creyente llegase a cuestionarse la validez de la fe como tal, estaría en el camino al ateísmo, y es mucho menos probable que vuelva al rebaño; el salto cualitativo es demasiado grande. La religión organizada no puede permitirse un diálogo abierto con el ateísmo o el agnosticismo fuerte, so pena de prestar popularidad a argumentos que la atacan y que en toda sociedad han sido mayormente suprimidos hasta ahora.

El Papa ha dicho que el catolicismo reconoce los fragmentos de verdad que existen en otras religiones, como acercamientos a Dios que no llegan a alcanzarlo. ¿Alguien puede imaginar una declaración similar con respecto al ateísmo? ¿El Papa reconociendo que puede estar equivocado y que los argumentos en contra de la existencia de Dios pueden tener algo de verdad? (Éste es el mismo Papa que culpa al ateísmo por el Holocausto nazi y por las masacres de la Rusia de Stalin.) Lo más que ha podido decir la Iglesia en este sentido es que el ateísmo no siempre es culpa de quien lo proclama.

En vista de esta clase de cosas, el diálogo con un creyente tiende a convertirse en un doble monólogo, con ambas partes presentando sus argumentos y no reconociendo sus refutaciones. (Desde luego, las refutaciones del ateísmo que he escuchado no me parecen válidas; por eso y por mis propios argumentos a favor es que soy ateo. Pero para llegar a este punto no se puede simplemente negarse a escuchar; hay que refutar lo refutado.)

En ocasiones se produce un bloqueo, generalmente relacionado con la validez de la fe. Como los argumentos de la religión descansan en último término sobre la fe, un desacuerdo sobre la validez de la misma para obtener conocimiento puede conducir a un estancamiento de la discusión. En mi experiencia, el creyente comienza a ponerse sentimental en esta parte: "lo creo profundamente", "el corazón tiene sus razones", "no todo es razón y lógica", "lo sabrías si lo vivieras", son justificativos comunes. Llegado a este punto, el ateo (típicamente positivista y prosaico, digamos) sacude la cabeza, se muerde los labios y opta por una retirada triunfal pero sin gloria, o pierde un poco más de su tiempo tratando de explicar lo que el creyente ya debería saber (que tales "métodos" para evaluar la verdad son ridículos).

En el fondo hay dos tipos de discusión, y esto no debe olvidarlo nadie. Una es la discusión donde los interlocutores buscan por sobre todo transmitir sus mensajes y convencer al otro; el otro tipo es aquél donde los debatientes quieren probar sus habilidades para autoconvencerse o reafirmarse en su postura. Es muy posible que una discusión comience de la primera manera y, ante la imposibilidad de un diálogo real, se transforme en una del segundo tipo. Si uno cree que la duda sistemática es el camino hacia la certeza, no está mal que esto suceda. Sólo para el creyente es pecado dudar.

 

 

 

 

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