MADRIGAL. Amor, ven a mi fuego y sublímate en él junto conmigo. Vamos juntos al cielo, vámonos sin pensar qué pase luego. Atiende ya mi ruego, rasga todo tu velo; sus vaporosas sedas, ese ombligo, cual cortinas de un templo, me descubran. Llévame a ver las nubes, transpórtame en tu vuelo. Cuanto más alto subes, las alas de los ángeles nos cubran, metámonos los dos bajo su abrigo. |
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