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| Tbilisi (Georgia, Cáucaso), junio 1999 ¡Bienvenido!El primero fue Sonetos Soñados. Éste es el segundo de mis libros de poesía inédita que expongo en la Red. Ante las dificultades para publicarlos, por no ser famoso ni millonario, de momento he decidido obsequiar gratis al mundo con mis poemas. Tal vez sea mejor así. Ésos que cobran bien por lo que llaman arte y dicen de sí mismos que el artista nace y no se hace, o bien mienten, o bien son inconsecuentes consigo mismos, por tanto no merecen la calificación de Artistas. Además de la evidente falta de modestia, la razón es bien simple: ¿cómo se sienten autorizados, cómo se atreven a explotar algo que reconocen no saber a ciencia cierta quién se lo ha otorgado, ni con qué fin? ¡Nadie da así, por las buenas, nada que tenga valor, y mucho menos la Naturaleza! ¡Claro que ser artista cuesta formación y esfuerzo! Y si no es con dinero o fama inmediata, de otra forma se nos acabará reconociendo. Tal es la principal razón por la que considero que éste es el futuro de la mayor parte de los auténticos poetas: vivir aquí, atrapados en la inconmensurable malla electrónica, regalándonos a los demás. ¡Tiemblen los impostores! Llegará a ser una suerte para la Humanidad el poder disponer de la inmensa reserva que de esta forma está por crearse, y que se está creando ya. Entonces, las oportunidades serán de todos, y sólo el tiempo decidirá quién es el mejor. Puede que mis ideas escandalicen a algunos, sí. Ésos de éxito fácil, a veces disfrazados tras la engañosa máscara de la espectacularidad o de la pedantería (frecuente parapeto para la ignorancia por parte de supuesto poeta y masa laudatoria) que casi siempre enmascaran el rostro de viles intereses comerciales: una vez más el sucio dinero, que llega a prostituir incluso al verdadero arte. Pero a propósito de los soliviantados, conviene recordar que quien se pica, ajos mastica. Por otra parte, creo sinceramente que serán los menos. Además de los advenedizos, sigue habiendo muchos grandes poetas que tienen la suerte de poder ser publicados por las editoriales de ahí fuera, y hasta de ser famosos. Mientras tanto, nosotros hemos de conformarnos con leerlos, admirarlos, hacer poesía gratis y... ¡ánimo..! ¡A sufrir! Por eso te ruego, amable lector, que si sientes deseos de citar alguno de los poemas que aquí te aguardan... lo hagas incluyendo el nombre de su autor. Y, si tú también eres poeta y tienes página web, ¡invítame a ella! Es posible que te convenza abrir un enlace desde tu sitio a los míos. En ese caso, te ruego que lo hagas a mi página principal, La Palestra de Euterpe. Avísame porque, en ese caso, yo haré lo mismo por ti. ¡Besos, mundo!
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