Autor: Danilo Maric
Traducción al español: Emilia Abril Alvarez
LA NARIZ DE MAMÁ
(Original: Majčin nos)
En un pueblo vivía un chico algo diferente, Jim. A los demás niños no les gustaba y su madre estaba enfadada per eso. Ella les preguntaba ¿Por qué no os gusta Jim? – Él es el mejor de los chicos- Los niños respondían que jim era malo, que los engañaba, que les quitaba cosas, que mentía, que hacía rabona...La madre quería mucho a Jim y lo protegía siempre que lo necesitaba y cuando no lo necesitaba, también. En la iglesia alguien había robado dinero y la gente decía que había sido Jim quien lo había hecho. Él llamó a su madre y ella se enfadó mucho con el párroco y dejó de ir a la iglesia.
Pronto dejó el chico de ir a la escuela y vagaba por el pueblo, robaba lo que podía, así que la gente escondía todo lo que podía. Hasta entonces no había sido habitual cerrar las casas, pero ahora todo el mundo compraba cerraduras. Jim se ejercitó en el robo y no era fácil atraparlo, pero cuando los lugareños lo cogían e iban a su madre para quejarse ella decía que eso no podía ser –un chico amable que hiciera eso-. Con el tiempo Jim creció y se aproximaba a la adolescencia. Él salía a menudo del pueblo y estaba fuera cada vez más tiempo. Los del pueblo estaban contentos con sus despariciones. Él pasaba cada vez más tiempo fuera y al final estuvo cinco años sin volver. Nadie del lugar sabía dónde estaba. Oyeron que él y su madre vivían en una gran ciudad y creyeron que el chico había mejorado, que trabajaba y vivía honradamente. Tan súbitamente como desapareció del pueblo volvió a aparecer, pero no era un pobre pueblerino. Jim era un elegante señor, que iba a todos sitios en un coche caro. Los habitantes del pueblo estaban sorprendidos de su riqueza y tenían sospechas.
Un día se extendió el rumor que unos bandidos habían robado un banco y estaban en prisión, uno de los bandidos era su paisano Jim. La noticia se propagó en voz baja, los periódicos también podían equivocarse. La madre de Jim lo protegía. Pero Jim tenía la fama de que era realmente ladrón.
Con el tiempo la gente cambia y muere. La mitad de los habitantes del pueblo no habían visto nunca a Jim, pero todo el mundo lo sabía todo. En el pueblo se supo que había llegado también a ser un asesino. Y un día llegó la trágica noticia, Jim había sido condenado a muerte.
Algunos días antes de ejecutarse la sentencia le preguntó el juez al condenado cual era su último deseo, como preveía la ley. A la pregunta respondió Jim que su deseo era despedirse de su madre. Los jueces satisfacían raramente los deseos, pero éste era razonable y los jueces dieron su beneplácito. Antes de cumplirse la ejecución, buscaron a la llorosa madre. Los dos se miraron mútuamente y con los brazos abiertos corrieron el uno a brazos del otro. Cuando se tocaron suavemente, la madre dió de repente un grito.
Los guardias corrieron hacia allí y apartaron al bandido . Por la cara de la madre caía abundante sangre. Jim había arrancado la nariz a su madre de un mordisco.
Él explicó:
“Cuando yo robé mi primer huevo cocido mi madre estaba allí. Cuando robé mi primera gallina, ella la asó...Si mi madre hubiera tenido una nariz de madre, yo no me sentaría ahora en la silla eléctrica”.