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Evolución del pueblo hasta los noventa: Inírida es un pueblo diferente a todos. No se inició como un asentamiento expontáneo sino por un propósito del presidente Lleras, de poblar las zonas limítrofes del país, en los años 60s. Así fué que envió un grupo de militares e explorar la zona y estos ubicaron el sitio por las condiciones. Cerca a la confluencia del río Inírida y el Guaviare, cerca al Orinoco y a Venezuela y por una pequeña zona de sabana plana, que permitía la construcción de un aeropuerto. Antigüamente había sido una zona cauchera, por lo que para los indígenas no era extraño convivir con blancos. El primer militar que se quedó fué un tipo de apellido Obando, al cual se debe el primer nombre de ese pueblo. De ahí en adelante, empezaron a llegar toda clase de personas. Especialmente aventureros, comerciantes y putas. En los 70s empezó la fiebre del oro. Resulta que el río Inírida, y algunos otros cercanos de Venezuela, en sus partes altas tienen oro en sus lechos y eso atrajo muchos nuevos aventureros. Esta explotación aún persiste pero a mucho menor escala. La zona es llamada las minas. La forma de explotar es absolutamente primitiva y cruel. Colocan en el río una Barcaza anclada de la cual envían al fondo una persona que llaman buzo, el cual respira conectado a una manguera o tubo de caucho que viene del barco. Esta la sostiene a fuerza de su boca. También sostiene en su mano una gran manguera por la cual mediante una motobomba que está instalada en la Barcaza, se chupa desde la superficie el lecho del río. Como en el fondo hay oscuridad total, mediante una cuerda le envían la señal de seguir en el mismo sitio o ir moviéndose. En este trabajo pueden hacer sesiones de 3 o 4 horas seguidas. Por supuesto la muerte accidental es altísima. En la superficie, se clasifica la arena que se separa del oro. La contaminación por mercurio es descomunal ya que no hay ninguna protección a las personas y menos al río o la selva. En pleno siglo 21. El pago a los buzos es un porcentaje del oro extraido. Como esto es a varios dias del pueblo en voladora, esta gente tiene organizado ahí mismo quien cocine, lave la ropa, dormida, todo, a precios altísimos que consumen parte de sus ganancias, y el resto lo gastan cada mes o dos meses que van al pueblo, en licor, putas y parranda. Todos los mineros de la época de bonanza quedaron pobres y enfermos. Todas las autoridades, ambientales, de salud e indígenas conocen este trabajo y sus consecuencias y nadie hace nada con el paupérrimo argumento de que como es explotación artesanal, no es posible actuar. Y quienes son los dueños de las barcazas? en su gran mayoría brasileros ilegales. En el 99, Saúl Romero inició un estudio epidemiológico en la zona, que trataba de determinar el impacto hacia las personas de la contaminación, pero este fué abandonado luego. La siguiente bonanza fué la coca. Los 80s y parte de los 90s. Dirijida por los carteles colombianos pero administrada por personajes que se radicaron allá. Lentamente y detrás de este negocio fué incursionando la guerrilla hasta que finalmente tomaron el control de todo el asunto. Se acabó la bonanza. Al menos para la población común. La tala de la selva a manos de los cultivadores ha sido un total desastre ecológico. Entonces este pueblo, con estos antecedentes, quedó en manos de una clase dirigente que se volvió cada vez mas corrupta con los escasos recursos provenientes de la nación, que por cierto son los únicos, a fuerza de no ver otras alternativas de progreso económico personal. Es que en la selva no se produce nada. No hay tierras cultivables, no hay ganadería, mucho menos industria, no existe otro medio de comunicación que un avión de Satena, la empresa estatal, cada tres días, el costo de la vida es muy elevado ya que toda la comida, ropa, todo, tiene que ser llevado de Bogotá o Villavo por avión o barco, con unos fletes altísimos. La única fuente de empleo es el Estado y un poco, muy poco, de comercio y servicios elementales básicos. Con estos antecedentes, una gente pobre, con poca educación, descomplicados y sencillos por naturaleza, el robo al erario público es casi natural y aceptado sin muchos remilgos. Los indígenas juegan un papel determinante en la personalidad de la sociedad y en todos los aspectos de la vida, las decisiones personales y públicas. Al menos los que viven en Inírida, son una clase que perdió su identidad. Son muy jodidos. Quieren y les gusta vestirse como blancos, bailar como blancos, tomar licor de blancos y vivir como blancos. Sin trabajar, sin pagar nada en los servicios de salud ni en ninguna parte. Para esto sí son estrato 0, indígenas. El concepto de la propiedad privada lo tienen muy claro. Las Leyes de la República no son válidas para ellos. No al menos en lo que son delitos. Es decir, su auténtica identidad indígena lamentablemente está siendo licuada por la influencia blanca y se está formando una clase que no es indígena ni blanca ni nada. No me gusta. En cambio, los que permanecen en sus comunidades, siguen manteniendo sus tradiciones, sus costumbres, su idioma, su visión del mundo y su filosofía de vida. Estas comunidades son lindas, limpias, organizadas, no depredan el ambiente y no molestan a nadie. También sufren de desnutrición, analfabetismo e incomunicación. Será que el blanco no puede llegar a un sitio y compartir sin arrasar lo que encuentra? Claro que también conocí por lo menos un blanco, con hablado y fisonomía paisa, que dice ser indígena, utiliza sus privilegios por ser casado con una indígena y hace proselitismo político en representación de ellos. Yo considero que los habitantes que están realmente mal, son los colonos. Muchos, herederos de esos aventureros que llegaron hace 30 años o más y ahora son ancianos. Sus hijos heredaron el espíritu alegre, pero también la pobreza y falta absoluta de educación universitaria que les permita realizarse y desarrollar su pueblo. Los mejores son escasamente bachilleres. En la Asamblea Departamental del 99, sólamente uno había estudiado algunos pocos semestres en la Universidad a distancia, otros eran bachilleres y la mayoría ni esto. En el Concejo Municipal peor. El Alcalde no era profesional. Estos colonos, que en Inírida son algo más del 50% de una población de 12.000, viven del estado los que tienen la suerte de emplearse y los demás no sé e qué. Su vida es jugar billar, cartas, parrandear y beber licor. No se de donde sacan la plata pero en general tienen una vida con muy pocas comodidades. Pero se ven tranquilos, tal vez más felices que en otras partes, y adoran su pueblo. Ya algunas personas empiezan a hablar de ecoturismo y la preservación activa del bosque como fuente de ingresos, pero hasta ahora no deja de ser comantario de pasillo y cabalito de batalla de políticos de pacotilla. Supongo que el futuro es ese, siempre y cuando el factor violencia latente por los grupos armados cese y esta clase gobernante aprenda que la mejor manera de progresar, es el trabajo en grupo y el pensamiento de desarrollo para todos. Lo cierto es que es un pueblo que está en decadencia y si alguien no hace algo, se va a morir. Con mi amigo R.A. Daza, el que escribió: Pon manó, apewe? estamos al menos escribiendo sobre él, con la esperanza de que alguien en elguna parte le tienda la mano y le ayude. No puedo olvidar personajes del pueblo como Juan Chuzo y su restaurante, Abdul y sus asados adobados con lengua brava, Gustavo el "dueño" de Satena, Miguelito y el negro Saavedra, Mauricio el Ingeniero, Sandra Velazquez que ahora es Secretaria de Salud, Feney Martinez la pilosa de facturación, Luis el dueño de la casa donde viví en el 2000, Patepalo, Rebusque, UmbertoUmberto el araucano, Betty la novia de 70 años y otros que sería imposible nombrarlos. Increible que Luis Eduardo Manotas, el médico amigo de la Secretaría de Salud, sea ahora Honorable Diputado a la Asamblea Departamental. Increible (No comments). En fin, un pueblo otrora próspero y ahora en decadencia notoria. Inírida no tiene futuro. O el Gobierno le da la mano y lo interviene, o ese pueblo se muere. Esperemos que algún milagro pase y todo cambie y regrese alguna bonanza, esta vez mas duradera. Al fin, Chao Inírida y Guainía. Nunca los olvidaré. |
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