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Soledad

 

Aquí estoy....

acompañada pero sola,...

acompañada de cariños

y afectos,...

pero inmensamente sola,...

llena de esa soledad,

en donde el ausente,

es el amor.

 

El amor que sólo dos se dan,...

amor lleno de suspiros

y besos,...

de alientos entrecortados

y caricias,...

del contacto de cuerpos,

esos que se enlazan embriagados.

 

Deambulo por la ciudad

llena de gentes,...

iluminada,...

y mis ojos

ven miles de enamorados,...

que se abrazan y besan,...

que se acarician con descaro,...

sin importar nada más;

que el idioma de sus manos.

 

Y me siento vacía,...

tú no estás,...

sólo estás en mi mente,...

en mi recuerdo nítido

y presente,...

casi queriéndote palpar.

 

Y envidio ese descaro,...

ese que no tiene frenos,

que se da sin pensar,...

 nada importa alrededor,...

el mundo se ha aquietado.

 

Ese amor que se da en el sentir,...

sin que nada lo detenga,

porque fluye expontaneo,...

y nace de las entrañas mismas,

de nuestro ego anestesiado.

 

Al mirarlos,...

me envuelve una ternura infinita,

a mis labios asoman las sonrisas,

y entornando los ojos

me parece verte,...

prodigándome los besos

y caricias

por mi deseados.

 

Nunca terminas

de saciar mi hambre,...

apenas te vas ya te extraño,...

me da la sensación

de que me falta algo,...

y el tiempo

se presenta estático.

 

Sólo quiero

que pase rápidamente,...

poder estar ya en tus brazos,...

que pueda sentir

y disfrutar de tus caricias,...

y que el adíos que vendrá,...

sea muy largo.

                                                    (Dulcedaniela 2001)